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martes, 10 de agosto de 2010

Crónica de un viaje en bicicleta en Oviedo

El Plan 30: bueno, bonito y barato


Covadonga espera a la puerta del periódico con chaleco reflectante y casco. Carlos llegará después. Lleva casco, aunque lo quitará luego para los fotos. Y yo sólo traigo, como Carlos, un velcro reflectante para que el pantalón no se enganche en los dientes del plato grande. Cuando cojo la bici por Oviedo suelo ir así, a pelo, porque ninguna normativa te obliga y es más cómodo, aunque una vez un peatón estuvo a punto de «subirme al cuartel», -cita textual-, porque me vio pasar pedaleando y no le gustó. Luego siguió. «A ti te cortaba yo el pelo chaval», o así, fue la menor de sus muchas amenazas.

Crónica de un viaje en bicicleta en Oviedo
La anécdota, no más, ilustra bien los problemas de andar con la bici por cualquier ciudad y pone el foco en ésta, Oviedo, en la que todavía pesa mucho cierta bruma vetustiana. A despejarla han venido gente como Covadonga Álvarez y Carlos Tejo, pertenecientes al colectivo que impulsa ese «plan 30», aprobado dentro de los proyectos municipales con cargo a los fondos anticrisis del «plan A» del Gobierno regional.


Señalización, aparcamientos y campañas


La iniciativa, alejada de las grandes inversiones de la compra de flotas de bicicletas municipales de alquiler, es sencilla y barata. Se trata de favorecer el uso de la bicicleta allí donde haya dos carriles por sentido, limitando la velocidad en uno de ellos a 30 kilómetros por hora. Sólo exige un poco de señalización, establecer algunos aparcamientos para bicicletas por la ciudad en puntos estratégicos y unas cuantas campañas de sensibilización.

Porque contra lo que uno pudiera pensar, y ahí vuelvo a sacarle a Covadonga la anécdota cuando ya vamos los tres pedaleando por la calle Uría, el ciclista urbano suele tener más problemas con los peatones que con los conductores.

Si el ciclista es prudente, respeta, señaliza a uno y otro lado, es difícil que haya problemas. Si se trata ya de un pelotón, dos o tres amigos como fue el caso en este paseo al que los impulsores del «plan 30» invitaron a LA NUEVA ESPAÑA, se recomienda ir en grupo sólido, no en fila india, para semejar en lo posible el hueco de un vehículo y evitar problemas.

Lo que pasa es que la bici, claro, es muy flexible, y aunque lo ideal es que el ciclista urbano se lance a la calle y se comporte como un vehículo motorizado, pocos dejan de montar por alguna acera o atajar por peatonales, vías en las que el colectivo defiende el uso de las bicicletas aunque la normativa que se está desarrollando no lo prevé en principio.

En esas llegamos a la estación de Renfe, y Carlos nos invita a llegar hasta las escaleras mecánicas y montar en ellas. Es, explica una forma de cómo ganar pasos, evitar cuestas, pequeños trucos del día a día del ciclista urbano.

«Nosotros», me dice luego (y en ese nosotros habría que incluir a un largo colectivo que partió de Asturies Conbici, sumó gente en las iniciativas de «la masa crítica» que junta en Oviedo todos los primeros viernes de mes a pelotones de ciclistas urbanos y remató en la iniciativa «plan 30»), «no somos anticoche, yo también utilizo el coche, pero voy en bici cuando resulta más eficaz, como en la ciudad».

Puedo dar fe. Si tengo prisa para andar por Oviedo, voy en bici. Llego antes, veo más (cosas, gente) y peso menos. Puedes llamarlo también transporte saludable, sostenible o ecológico. O puedes subirte al sillín y comprobarlo.

Carlos Tejo y Covadonga Álvarez ofrecieron durante su recorrido toda una serie de consejos para el ciclista urbano principiante. Lo primero, y de ahí la importancia de «las masas críticas» y las quedadas de los viernes en la Losa, es perder el miedo.

Estos ciclistas urbanos organizados hacen estas excursiones por la ciudad todas las semanas e invitan a nuevos ciclistas a sumarse para compartir experiencias y probar a los que guardan temor a mezclarse entre el tráfico de la ciudad que el pedaleo en ciudad es bien sencillo.

Las cuestas


Una de las quejas más repetidas es que Oviedo no es ciudad para las bicicletas porque hay mucha cuesta. Es verdad, pero los del «plan 30» también ofrecen soluciones. Una es buscar siempre el itinerario con menor desnivel, que también los hay. Pequeños rodeos que evitan pasar por tramos con pendientes por encima del 6%. El gráfico que se reproduce en esta página fue elaborado por uno de los miembros del colectivo y puesto a disposición de todos para que cada uno estudie su mejor itinerario. Otra opción son las bicicletas de baterías recargables, que ofrecen asistencia al pedaleo. Carlos y Covadonga aseguran que son muy cómodas y prácticas.

Señalización


Una de las reglas de oro es indicar con el brazo, a izquierda y derecha, el giro que se va a realizar, como si fueran los intermitentes. Pero también hay que mirar lo que viene. Para no perder equilibrio ni dirección al hacerlo, Carlos sugiere que uno piense en dirigir la barbilla al hombro por donde quiera mirar, y evitar, así, desplazar todo el cuerpo y arrastrar el manillar.

Casco y chaleco


El casco no es obligatorio dentro la ciudad, sí en vías interurbanas. Es, en todo caso, aconsejable, como llevar algún tipo de señalización reflectante. Una posibilidad son las cintas que, de paso, sirven para ajustar el pantalón. También recomiendan tener algún sistema de luces para ver y ser visto por la noche.

Aparcar


Carlos asegura que en Oviedo no se roban bicicletas. Conviene, en todo caso, candar bien la máquina, tratando de asegurar el sillín y hacerlo sobre un elemento del mobiliario urbano donde no provoque desperfectos ni problemas. Cuentan el caso de uno que candó la bici a la verja de un comercio y la Policía tuvo que intervenir. Lo deseable, en todo caso, es que haya más aparcamientos.

Fuente: www.lne.es

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