Escrito el 4 de mayo por Violeta RA
Nos encanta la bici, sentir el viento en la cara, ver la vida de otra manera. Soñamos con que la bici sea un vehículo más, sin restricciones, con el que poder atravesar Madrid, y no sólo rodearlo. Un vehículo para ir también a trabajar, a comprar, de copas, etc, no sólo un modo de entretenerse los fines de semana.
Por eso, abierto Madrid Río, nos hemos lanzado a usar nuestras bicis, y de paso los patines, remolques y demás vehículos... en algunos casos (minoritarios, sí, pero existentes) sin tener mucha consideración a los demás. Es cierto que muchos carriles de Madrid Río imponen una difícil convivencia de especies a veces incompatibles –peatones, ciclistas, perros, patinadores, bebés-, pero bien mirado la idea no es mala (ved la filosofía de compartir las vías -
http://sharetheroad.org/), pues nos exige a todos estar atento al de al lado.
Deberíamos ser un poco “Bici-autocríticos” y hacer hincapié en la
necesidad de circular respetando a todos, lo que implica adaptar la velocidad al tipo de compañeros que nos encontremos en la vía, en particular a los vehículos más pequeños. No sólo porque hay que aprender a compartir, como nos enseñaron en Barrio Sésamo, sino porque
difícilmente podremos luego pedir a los coches que nos respeten si nosotros nos comportamos igual con los vehículos más pequeñitos o con los peatones (insisto, la inmensa mayoría de ciclistas son totalmente respetuosos, pero hay una minoría peligrosa a la que hay que convencer).