Es buen momento para recordar mis comienzos sobre las dos ruedas, en Madrid
He practicado deportes desde muy temprana edad; natación, taekwondo, surf, atletismo, escalada, entre otros. Con espacios entre ellos a lo largo de mi vida. Fue en el 2008 cuando luego de 5 meses de inactividad deportiva y de llegar a España, que una amiga de curro me ofreció gustosa su bicicleta; encantada me propuse conocer Madrid sobre dos ruedas. Me conquistó la ciudad vista sobre una bici; sin saber que años después, me conquistarían sus alrededores.
Poco a poco me fui enterando del recorrido del
Anillo Ciclista; de manos del grupo de la
Comunidad del Anillo Verde. Grupo majo, pero de escasos recorridos como para conocer el resto de paisajes que encierran la comunidad de Madrid. Poco a poco fui experimentando salidas con otros grupos, gracias al aumento de tiendas y grupos ciclistas;
Más que Parches, Biciados, entre otros. En muchos me di cuenta de la gran inexperiencia que tenía con respecto a este mundo ciclista, de la falta de colaboración y compañerismo entre los asistentes a paseos y rutas; sino vas con los duros, mejor no vengas.
En el 2011 conocí el blog de
enbicipormadrid, las fotos, las rutas, me enamoraban y ansiaba conocer esos parajes que tan alegremente recorrían muchos. Todas las semanas visitaba el blog y me empeñaba en mejorar condición física para probar los kilómetros que publicaban en él.
Cuando completé el anillo ciclista me decidí a probar con ellos, pensé:
"si me hago 64 km ya estoy lista para hacer uno de 24 km" ¡¡¡ja ja!!! tonta de mi que nunca había rodado fuera del asfalto y desconocía la palabra
"trialera". Fue en la
ruta al Pardo cuando estreché la mano de
Antonio por primera vez y fue esa ruta la que marcaría mi despegue hacia nuevos caminos. Recuerdo que en el tren a Pitis coincidí con un chico majo e intercambiamos impresiones sobre la ruta; resultó ser mi estimado
Alonso. En la ruta pensé que moriría; bajadas de vértigo, subidas impresionantes, toboganes que ni sabía como afrontar. Habíamos recorrido unos 10 km y sentía que eran 60 km, con la arenilla del Pardo, no se juega. Segura me sentí siempre, un chico muy agradable se mantenía acompañando al último, es decir, yo. Antonio se percataba de mi sufrimiento y me animaba una y otra vez en cada parada, entre varios intentaban enseñarme sobre la marcha, como se pasan los toboganes; pero mis vértigos no me dejaban. La ruta para mi finalizó por una avería gorda en la patilla del cambio trasero; Antonio y el chico que me acompañaba como cierre, se esforzaron en intentar reparar, pero no se pudo. Llamada de emergencia para que me buscaran en coche y correspondiente despedida. Al taller y a seguir mejorando mi condición física; estaba muerta con tan solo 14 km.
Continúo repasando mis recuerdos... debo verificar que están intactos luego del porrazo que me dio la Morcuera jejeje.