Nuestro viaje a Ucles ha dado para mucho. Han sido muchas las experiencias, algunas de las cuales os hemos contado en este blog. Nos gusta compartirlas porque sabemos que son la primera piedra para que os animéis a salir, a coger la bici y descubrir otra forma de viajar, de vivir los paisajes.
La verdad es que ha sido un trabajazo inmenso, que seguramente no habríamos sacado adelante sin la colaboración de muchos. Mención especial para K-Li con toda la logística, o nuestro coche de apoyo en ruta, Laura, a los cierres cuidando de todos. Muchas horas estudiando el recorrido, buscando escapatorias en transporte público, eligiendo los lugares donde alojarnos (aunque al final tuviera que ser más descartando donde no se podía). Los que ya tenemos algún Camino de Santiago a la espalda, sabemos que cada persona que incorporas al grupo supone multiplicar exponencialmente la dificultad de gestión: Alojamientos, comidas, averías, ritmos dispares, deseos diversos, ganas. Y si el mayor grupo que hasta ahora nos habíamos juntado era de 8-10, y todos bien conocidos, guiar y gestionar un grupo de 27 personas, algunas de las cuales ni siquiera habían venido a alguna de nuestras rutas suponía una responsabilidad enorme. Ha habido más de un momento de duda...."¡La que has liado pollito!" cuando veíamos que el número de apuntados subía y subía y con gente a la que ni siquiera conocíamos.