Fuencis nos cuenta su vivencia del Soplao
La semana pasada iniciamos una serie dentro de Ciclismo en Femenino de los relatos de algunas de nuestras participantes en el Soplao. Anita nos contó su vivencia del primer Soplao (Si emociona pensarlo, imagínate hacerlo), haciéndonos recordar que no es un camino de rosas, pero lo que se disfruta cuando consigues tu objetivo. Y que bien merece la pena. Hoy traemos las vivencias de Fuencis, que tiró de espontaneidad, y pocas semanas antes del Soplao decidió apuntarse. La vivencia de Fuencis nos hace ver que no todo tiene porqué ser positivo, y porqué tiene tanto mérito llegar hasta el final, porque siempre puede haber malas pasadas casuales, que te dejen fuera de carrera por una auténtica tontería. Fuencis les cuenta en primera persona a los enbiciados cómo fue su búsqueda de la ruta bronce, y cómo fue la decepción de una mala indicación. Y aún así, cómo eso no empaña un gran fin de semana.
Escribo esta crónica con la
alegría de haber hecho una ruta espectacular y con el amargo feeling de no
haber terminado la ruta bronce, a la que me fui animando desde la propia
carrera, a medida que os veía desaparecer entre la marabunta, (la última en
adelantar fue Lulú, y allá que iba ella tan pancha) a medida que la gente
animaba, a medida que veía que podía, a medida que seguía la rueda de
K-li, su determinación, a medida que
levantaba la cabeza y me veía cada vez más en lo alto. Esa sensación es
potente, oxigenante.
Las fotos se quedaron en la
retina, porque el móvil no me cargó la noche anterior y tenía que dosificar, y
ya sabéis que me paro a fotografiar cada curva, cada flor, cada vista que me
inspira. La inspiración era llegar más y más alto.