El cierre de la autopista 405 de Los Angeles a San Diego este fin de semana iba a provocar un ciclópeo atasco -el ‘Carmageddon’- en la megalópolis california, según los medios locales, tan dados a la hipérbole. El ‘Carmaggedon’ nunca llegó pero sirvió para poner a prueba diversos medios de transporte alternativos al coche.
La compañía aérea Jetblue fue la primera en intentar marcarse un tanto con el prometido embotellamiento. Anunció un vuelo especial en la mañana del sábado para cubrir los escasos 50 kilómetros entre Burbank y Long Beach por sólo 4 dólares el boleto, un precio propio del autobús. Pero un grupo de ciclistas tomó el guante de Jetblue y lanzó un órdago: tardarían menos en llegar al destino que el propio avión, un desafío que encerraba dos mensajes:
1. Es ridículo utilizar un transporte tan caro, pesado y contaminante como un avión para semejante distancia.Así que se montó la competición, integrada por cuatro equipos: los citados viajeros en avión+taxi, los ciclistas, peatones en transporte público e incluso unos patinadores. Todos ellos quedaron a la misma hora en un cruce de Hollywood e iniciaron su periplo, camino de Long Beach, unos 50 kilómetros al sur. Cada equipo informaba de sus progresos por Twitter, informando a Los Angeles y al mundo de su ubicación en tiempo real.
2. Es factible desplazarse en bici en Los Angeles, que no es precisamente la ciudad del mundo más amigable con las dos ruedas.
El vuelo duró escasos 20 minutos y el avión de JetBlue apenas despegó 1.500 metros del suelo antes de iniciar el descenso, muy lejos de los 11.000 que suelen alcanzar los vuelos comerciales. Pero, claro, los 150 pasajeros tuvieron que llegar y salir de los respectivos aeropuertos en coche o taxi. Se da la circunstancia de que el equipo que defendía la opción aérea (@ohaijoe) dio con un taxista negado para la lectura de mapas, por lo que se perdió en LA sur. Shit happens.
El resultado final es el que puede verse en el gráfico: el equipo ciclista (@wolfpackhustle) tardó 1 hora y 34 minutos en llegar a destino. Los transeúntes del transporte público (@garyridesbikes), diez minutos más. El patinador (@jennix), 2 horas y 40 minutos, el segundo peor tiempo pero mejor incluso que el de los pasajeros del avión: que invirtieron casi tres horas, y una cantidad inicua de gasto energético, en completar el trayecto.
Por supuesto, los ciclistas corrían en equipo y llevaban unas bicicletas de primera pero, como comenta Tom Vanderbilt en Slate, dado el margen de diferencia en la victoria, cualquier ciclista hubiera sido capaz de batir al avión.