Desde el Barrio de la Concepción hasta Alcorcón en bici
Escrito por Luis
Hace unos dos años que empecé a utilizar la bicicleta para uso cotidiano; di el paso, y atendiendo a la normativa vigente sobre la combinación de bicicletas con el transporte público, me compré una bici plegable que tímidamente e incluso con cierta vergüenza subía al tren una, dos y hasta tres veces por semana. Al principio parecía complicado; el sudor, el peso de la bici por las escaleras, la salida de Atocha..., el claxon de los coches chillando sin razón aparente..., la logística mochila-alforja-¿qué coj... me llevo? o la logística ropil; ¿qué me pongo para no sudar demasiado?..., hasta los posibles comentarios de los compañeros del trabajo me producían cierto pánico.
Tonterías, todo eran tonterías, ésa es la conclusión a la que puedo llevaros hoy.
Y así es, todo eran tonterías de novato, dos años después me muevo como pez en el agua por la capital, disfruto cada segundo que me desplazo pedaleando y he encontrado en el ciclismo urbano no sólo un medio de transporte alternativo y eficaz, sino también un apasionante hobby que me está permitiendo descubrir y conocer rincones de nuestra ciudad que hasta ahora ni me sonaban. También he aprendido a conocer mejor al conductor madrileño, a saber cómo funcionan la mayoría de los semáforos y a darme cuenta que el 99% de los que nos movemos a diario por la ciudad, conductores de autobús, particulares, taxistas, autoridades, peatones, ciclistas, mamás con carritos, etc, somos gente normal y casi siempre con buenas intenciones. Sin prejuicios, por favor.
No podría resumir en pocas líneas todo lo que he conseguido con la bici en estos dos años, a nivel personal por supuesto, así que sencillamente voy a contaros lo que he hecho hoy, espero que pueda servir a gente que como yo, vive en la zona sur, trabaja en el centro de Madrid y además le apetece hacer algo distinto para sentirse mejor. Ahí va la liebre, amigos.
Volviendo del trabajo, sin coche, sin metro, sin tren, en bici: