Fuente: El Imparcial
La vida es evolución, cambio y como seres sociales que somos, el entorno en el que vivimos nos influye y determina. Sin duda que, junto al televisor y al ordenador, es el automóvil uno de los grandes inventos que caracterizaron el siglo pasado. Sin embargo, y especialmente en las grandes ciudades, el automóvil se está convirtiendo en un verdadero problema para la calidad de vida y para la salud de los ciudadanos. Y, curiosamente, la rústica y sencilla bicicleta está comenzando a ganar muchos enteros en la mayor parte de las grandes capitales de Europa y de parte de España.
Madrid, como ciudad más poblada de España, con sus cerca de tres millones y medio de habitantes, sufre especialmente el problema de la contaminación del aire y es el coche la principal causa. Es importante que comencemos a cambiar el chip respecto del uso del coche y de la bici en la ciudad, dándonos cuenta que es principalmente un cambio de hábitos lo que precisamos para comenzar a abandonar el uso del coche y comenzar a usar más la bici. Es verdad que unas mejores infraestructuras como los carriles bici, el alquiler de bicicletas, las escaleras mecánicas para los tramos más empinados, ayudarían mucho, pero insisto, es decisivo que el conductor del coche empiece a asumir que por las calles de Madrid también pueden circular bicis y hay que respetarlas al máximo, al igual que los ciclistas deben de respetar todas las normas de circulación. Entre todos tenemos que transformar a Madrid en una ciudad más amable con las bicis, pues su uso, como veremos, solo nos aporta ventajas.
De entrada Madrid no es una ciudad excesivamente grande, su almendra central tiene poco más de seis kilómetros (de Conde Casal a Moncloa) y los famosos repechos de Madrid -la excusa habitual que suele utilizarse para desistir de su uso- tampoco son tantos, se pueden sortear callejeando y las bicis actuales tienen los suficientes cambios y ligereza para que sean mucho más llevaderas. A partir de ahí todo son ventajas. El uso de la bici en vez del coche nos aporta un medio de transporte totalmente limpio, tanto desde el punto de vista de los humos, pero también de los ruidos. La bici también es mucho más barata y en tiempo de crisis y con el precio de la gasolina, la compra de una bicicleta se amortiza en pocas semanas. Por otro lado se gana en salud y felicidad, la práctica del deporte nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos, mientras que normalmente el uso del coche nos estresa y nos suele poner de peor humor. La bici da otro estilo de vida y ambiente social a la ciudad, la hace más simpática, agradable, humana. El coche en la ciudad es ya más pasado, la bici es el futuro. Además, España en contraste con el Norte de Europa, donde se utiliza mucho más, tiene mejor clima y eso corre a nuestro favor.
Si reflexionamos sobre todo lo descrito anteriormente, el lector se puede dar cuenta que puede utilizar la bici mucho más de lo que piensa. Usamos el coche por costumbre, pero en Madrid se nota cada mes que pasa que la bicicleta está conquistando más espacio y más terreno. Todos ganamos con ello, y cuantos más seamos los que usemos la bicicleta, más rápida será la transición del coche a la bici. En pocos años podemos tener una ciudad diferente, más sana, más agradable, más ecológica, en definitiva, más humana. La clave, entre otras cuestiones, es cambiar el chip y que cada cual individualmente decida dar el cambio, dejando su coche en casa y cogiendo la bici, al principio le puede costar un poco, pero en seguida le cogerá el gustillo, perderá el miedo a circular junto con los coches y así contribuirá a que el cambio se consolide.