miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Cuándo es necesario un carril bici?

¡Vaya pregunta! Si la hacemos ante un grupo cualquiera de ciclistas seguro que encontramos respuestas muy variadas, desde los que reclaman carriles por todas las calles de la ciudad, a los que te dirán que no quieren ni oír hablar de carriles bicis porque ellos circulan por la calzada hasta en la M-30. En general, los extremismos nunca son buenos.

Voy a daros mi opinión personal sobre cuándo es necesario un carril bici, dejando para otro artículo los detalles de cómo debería ser esa infraestructura ciclista.

En principio (y siempre según mi opinión), para que sea necesario un carril bici deben darse conjuntamente estas tres variables:
1. Diferencia de velocidad entre la bici y el coche
2. Pendiente ascendente
3. Elevada intensidad de tráfico
Carril bici de la Carretera de Colmenar

1. Diferencia de velocidad entre la bici y el coche

Una bici en zonas urbanas en las que la velocidad está limitada a 20 km/h, incluso a 30 km/h, puede integrarse perfectamente en el tráfico como un vehículo más. Cuando la velocidad a la que circulan los coches es elevada, la bicicleta no puede integrarse, y empieza a verse como un estorbo o un peligro.
Ejemplo: carril bici de la Carretera de Colmenar. En este caso la diferencia de velocidad es tan elevada que la bicicleta debe ir en un carril bici segregado y alejado del resto de la circulación.
Soluciones: disminuir la velocidad del tráfico o segregar a la bicicleta.

2. Pendiente ascendente

Una bici cuesta abajo puede alcanzar fácilmente los 30 o 40 km/h, una velocidad similar a la velocidad máxima a la que debe circular un coche por la ciudad, por lo que la bici se integra perfectamente en el tráfico. Cuando es a la inversa, y aparece una cuesta arriba, la velocidad del coche se mantiene, mientras que la de la bici baja drásticamente… y vuelve a aparecer el primer punto: la diferencia de velocidad entre el coche y la bici. En muy pocas ocasiones será necesario un carril bici en una calle en bajada, pero sí que sería de agradecer encontrarte con uno en muchas calles en subida.
Ejemplo: no es lo mismo bajar que subir la Cuesta de San Vicente, bajar se hace sin problemas y subir puede ser bastante más “incómodo”.
Soluciones: ciclocarril (carril con velocidad limitada a 20km/h) si la pendiente no es muy fuerte, o carril bici en la calzada para mayores pendientes.

3. Elevada intensidad de tráfico

Evidentemente, una “calle tranquila” siempre será más agradable para circular en bicicleta que una calle con una elevada intensidad de tráfico. En una calle tranquila es absurdo hacer un carril bici, mientras que en una calle con mucho tráfico sí puede ser útil segregar a la bicicleta.
Ejemplo: volviendo a la subida de la Cuesta de San Vicente, en ella se dan los tres primeros puntos, la pendiente ascendente es fuerte, la diferencia de velocidad es notable, y la intensidad de tráfico es alta, por lo tanto es recomendable crear una infraestructura separada para la bicicleta. Si planteásemos esos tres puntos en la Cuesta de la Vega, la pendiente sigue siendo fuerte, pero la diferencia de velocidad es pequeña, y la intensidad muy baja, por lo que en principio no sería necesario un carril bici.
Soluciones: ciclocarril (carril con velocidad limitada a 20km/h) si la intensidad es elevada, o carril bici en la calzada para intensidad de tráfico muy elevada.

Desde mi punto de vista, en los casos en los que se den conjuntamente estas tres variables puede ser necesario, o muy necesario, crear un carril bici, aunque hay casos en los que una sola de estas variables ya es decisiva (por ejemplo, la gran diferencia de velocidad entre bici y coche en la carretera de Colmenar).

Carril bici de subida a Pozuelo desde Humera
Además de esas tres variables principales, hay alguna más que entra en juego al pensar en la necesidad de hacer un carril bici:

4. La imposibilidad de buscar otras alternativas cercanas más tranquilas

No siempre que se den los tres puntos anteriores en una calle es necesario crear un carril bici. Si podemos encontrar una calle más tranquila, con menos pendiente y menos tráfico ¿por qué no elegir esa alternativa sin necesidad de demandar una infraestructura específica para la bicicleta?
Ejemplo: en la subida por Gran Vía de Plaza de España a Callao se dan los tres primeros puntos: pendiente ascendente, diferencia de velocidad coche-bici, y alta intensidad de tráfico, pero hay calles paralelas por las que se puede hacer ese mismo recorrido de forma más tranquila.

5. Demanda de los usuarios

Quizá sea el punto más subjetivo. Es difícil saber si hay demanda de una infraestructura, salvo que la gente salga con pancartas pidiéndola. Podemos presuponer que la hay y podemos acertar o equivocarnos. Incluso en el caso de que esa demanda sea real y conocida (por ejemplo en Arturo Soria), no siempre es acertado el realizarla.

Si se realiza una infraestructura porque se piensa que puede haber demanda, es posible que se acierte, y se llene de ciclistas, y ahí tenemos el Anillo Verde Ciclista o Madrid Río como prueba, pero también es muy posible que sea rechazado como sucede con muchas de las aceras bici de Madrid.

6. Salvar barreras para la bicicleta

Un caso especial en los que también sería necesaria una infraestructura ciclista es cuando aparecen barreras insalvables para la bicicleta. En el caso de la M-30 ya hay muchas pasarelas que permiten salvarla, pero si llegamos a la M-40, M-45, o M-50 la cosa se complica bastante. Algo tan sencillo como llegar a Getafe, Rivas, Aravaca, Pozuelo… se convierte en una tarea complicada cuando aparecen estas barreras casi insalvables.

… y tú, ¿cuándo crees que es necesario un carril bici?