jueves, 12 de junio de 2014

Madrid y Barcelona: dos modelos de bici pública antagónicos


Leído en diario ara.cat


El 22 de septiembre de 2009, coincidiendo con el Día Europeo sin Coches, el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, presentaba MyBici, un sistema de transporte público muy similar al Bicing. “Este será el lenguaje del siglo XXI”, señalaba el actual ministro de Justícia, descubriendo por primera vez la bici tras más de seis años de reivindicaciones de asociaciones pidiendo extender la red de vías ciclistas.

MyBici tenía que comenzar a funcionar la primavera del 2011, pero han tenido que pasar cinco años para que finalmente el Ayuntamiento. Y el estreno del rebautizado BiciMAD, tercer intento de implantar un servicio de bici pública, también va con retraso. El consistorio de Ana Botella se había fijado mayo como límite para inaugurar el nuevo sistema. Las estacions hace tiempo que están instaladas, pero las bicis no llegan. “Estamos esperando que el Ayuntamiento nos dé el visto bueno”, explica Miguel Vital, consejero delegado de Bonopark, la empresa navarra que ha ganado el concurso. Hay tanta exasperación por la falta de información del consistorio -los responsables de movilidad aseguran que avisarán en cuanto se ponga en marcha el servicio- que asociaciones como En Bici por Madrid han hecho una porra por las redes sociales para ver quién acierta cuándo dará señales de vida Ana Botella. “A quien acierte le regalamos un mapa ciclista de Madrid”, promocionan en Facebook.

El último anuncio de implantación del sistema público de bicis se hizo a bombo y platillo a finales del año pasado. Sin embargo, los usuarios reclaman que no se empiece la casa por el tejado, ya que Madrid tiene pocos kilómetros de carril bici. “Es como si quisieras ir hasta los Monegros con una zodiac”, señala Carlos, un profesor de 30 años que desde pequeño se ha desplazado por la ciudad en bici. “Tota la remodelación en torno al Manzanares que ideó Gallardón, que son 10 kilómetros de vías verdes, se ha hecho sin construir un solo kilómetro de carril bici ni dejar espacio entre viandantes y ciclistas. Los 25 millones de euros de presupuesta habrían podido servir para crear carriles bici”, añade indignado.

Apuesta por un nuevo modelo

 Madrid ha apostado, sobre todo, por los ciclocarriles: espacios de convivencia entre los coches y las bicicletas. Barcelona, en canbio, ha optado por carriles bici. No es la única diferencia entre dos modelos más bien antagónicos. Barcelona ha sido una de las grandes ciudades europees pioneras con la implantación del Bicing en 2007, mientras que Madrid es la última en llegar. Eso sí, será la primera capital europea en inaugurar un sistema de bicis eléctricas. “Yo no diria que Madrid llega tarde a las bicis públicas, sino que llega la primera en tener un sistema de bicis eléctricas”, subraya Vital, de Bonopark, consciente también de los grandes retos que supone coordinar un sistema que pretende llegar a las 5.000 bicis y salir de la almendra central -el centro de la ciudad-.

Esta compañía navarra sólo ha puesto a prueba las bicis -de unos 22 kilos y que en Madrid podrán llegar a los 18 km/h- en San Sebastián durante cuatro meses y en una zona dos veces más pequeña que la que ahora empieza en Madrid. “Barcelona tiene mucha más cultura de la bicicleta y también está mejor adaptada, tiene una infraestructura y un clima mejores -puntualiza Miguel Vital-. Pero modelos como el nuestro, eléctricos, permitirán que haya mucha más movilidad y equilibrio de distribución entre estación en una ciudad con muchas subidas y bajadas", añade.

Un campo de pruebas

Para  entidades como En Bici por Madrid, nadie puede saber qué pasará el día que inauguren el sistema. En primer lugar porque además del abono anual de 25 euros se cobrará desde el primer minuto -serán 0,50€ cada media hora hasta las dos horas-. Y en segundo lugar porque se trata de un amplio sistema eléctrico más complejo que el de otras ciudades, y puede haber problemas técnicos.

Desde En Bici por Madrid, cautos, lanzan una advertencia: “Madrid es ahora mismo un campo de pruebas. Fracase o triunfe la iniciativa, lo que queda claro es que habrá que estar vigilantes, porque mucho de lo que aquí pase en próximos años servirá de modelo para otras ciudades... tanto para imitarlo como para evitarlo".

De momento, en el barrio de Lavapiés por ahora sólo padecen las consecuencias de las nuevas estaciones. "De golpe han desaparecido todos los contenedores de reciclaje y nadie nos ha informado de nada. Han hecho hueco para las bicis", comenta enfadado Roberto Vázquez, vecino del barrio.