lunes, 20 de julio de 2015

Vía de la Plata 0 y 1. Sevilla - Almadén de la Plata

Etapa 0.

13 de Abril de 2015

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar.. Eduardo Galeano

Todo el mundo puede pensar que un viaje cicloturista empieza cuando haces la foto de inicio y arrancas con la bicicleta, pero existe una etapa 0, en la que llevas 0 km acumulados en las piernas, y sin embargo puedes estar más cansado/a que si llevas 110 y 2000 m positivos. Eso es lo que se llaman preparativos y llegada a la ciudad de inicio. Eso se llaman dudas, y medios de transporte. Eso es “necesito dejar todo atado antes de irme” ¿atado? Jaja... Pero bueno, en el mundo que vivimos, a veces es más costoso partir que hacer el propio viaje. Yo salí de casa con un brote de dermatitis, un pequeño resfriado que acabó siendo una afonía, y ciertas dosis de estrés prevacacional.

Primero, decidir donde, después, decidir con quién, o que las circunstancias lo decidan por ti. Una vez que tienes decidido donde, y ya sabes con quién vas, decidir el medio de transporte, preparar las alforjas, la logística, donde llego y el lugar donde dormiré. Después saber lo que vas a ver, lo que quieres ver, decidir etapas... No se diferencia mucho de un viaje normal, salvo en algunas cosas:

El caballo de batalla de las bicicletas: el transporte. Ahora que ya he hecho varios viajes en bicicleta, casi automáticamente busco el autobús como medio preferido. Algunas empresas han estado atentas, y lo especifican además para que tengas claro que puedes ir con ellas a un módico precio de 10 euros extra por trayecto. El embalaje puede parecer todo un mundo, pero no lo es. Cada vez que he ido viajando en bus, he ido preparando menos la bici, improvisando más, y tapando menos. Lo que quiere el conductor es que no manches (y eso lo pagaremos a nuestra llegada a destino), y lo que quieres tú es que todas las piezas salgan ilesas... especialmente el desviador del cambio trasero y la patilla, víctimas de estos trajines. Así que eso se soluciona tapando la parte trasera, y colocando muy bien la bici en el autobús, protegiéndola con tu propio equipaje. Esto, si viajas de Madrid a Sevilla es evidente que es la mejor opción, porque el Ave y el Alvia han copado todas las opciones y cada vez hay menos regionales o medias distancias. Pero... en tiempos mejores te subías en un tren de media distancia  y aparecías en tu destino sin desmontar ni una bolsa, y casi ni el bocata. Así he viajado a Burgos, a Reinosa, desde Caspe a Madrid (sí, en un tren directo!!), desde Sigüenza... y en nuestro viaje uno de los compañeros aparecerá en Cañaveral gracias a un tren regional. Hoy hay que pagar tres euros y hay plazas para tres bicis, en trenes que en muchas ocasiones van casi vacíos. Es para pensárselo, no? El año pasado traté de viajar a Barcelona con mi bici en Regional, que aún hay uno al día. Fue imposible, todas las plazas cogidas para varios días. Opté por un Alvia y acabé destrozando la patilla y el cambio trasero. Sí, soy un poco bruta, y la bolsa que llevaba una mala compra. Creo que Renfe está perdiendo una oportunidad estupenda de ganarse un público que las compañías de autobuses se están ganando con creces. El asunto ciclista es un nicho de mercado que Renfe aún tiene pendiente, y si no espabilan se lo va a quitar todo las compañías de autobuses... tanto empaquetar en un tren les tiene trastornados.

Montaje con bolsas de basura antes de subir al bus. Tardamos cinco minutos en montarlas
Así que empezamos bien, y cuando ya monto la bici en Sevilla mi cambio trasero hace algo raro... ¿raro? No le he quitado la protección que puse para que no se golpeara. Así que el remedio cuesta más que la enfermedad, y he dañado el cambio trasero a lo tonto, y lo primero que hacemos después de ir al albergue es ir al taller. Nos recomiendan Ciclos Triana, un taller de esos cercanos y amables, que nos atiende enseguida,  a pesar de que tiene un público entusiasta y numeroso y parece que soluciona el problema. Pero mi bici sigue haciendo un ruido raro... Volvemos, y deja de hacer el ruido raro. Eso sí, me advierte el amigo que a mi vuelta pase por el taller porque si bien me puede aguantar el viaje, ese cambio ya está liado, la he liado parda forzando mi pobre cambio trasero.


Con esa preocupación ya nos vamos a dar una vuelta por nuestra anfitriona de lujo, Sevilla, y con nuestra anfitriona de lujo, mi amiga Nagore. Le damos a las espinacas con garbanzos, la cerveza, la cerámica de Triana, paseo por el río... empieza el disfrute... o no!! Despúes de recoger a Fernando, nuestro tercer compañero, nos encontramos que un coreano nos dará la noche cantando ópera a ritmo de ronquido. Así que entre nervios, ronquidos y cambios de lugar, empezaremos la primera jornada con algo de resaca... Yo ya estoy afónica, y con miedo a lo que pueda hacer mi bici.

Otra cuestión de los preparativos es la compañía. Una importante decisión es si vas solo o acompañado y con quién te acompañas. En este caso vamos un grupo pequeño a la par que diverso. Mi idea inicial era viajar sola. Sin embargo abrí la invitación a mis enbiciados, y acabó saliendo público, y muchos más que hubieran querido, con estos chicos da gusto. El caso es que coincide que los tres nos podemos coger vacaciones en esos raros momentos de la primavera: Jesús , alias “El yayo”, Fernando, alias “Frank de la Jungla”, y la presente. Iker al final se nos queda descolgado. Ya nos conocemos y sabemos cómo rodamos y de qué pedal cojeamos y nuestras grandes virtudes. Fernando y yo además ya hemos viajado juntos. Somos tres diferentes en ritmos y en costumbres biciclísticas, pero nos unen las rutas de enbicipormadrid de cada sábado, la filosofía de este grupo, y un entusiasmo y un aguante a prueba de bombas, como hemos podido ver en el viaje.

Todo a punto para empezar. El equipo ya está preparado


Paseo por Triana, donde se encuentra nuestro albergue, con la compañía de Nagore
El último preparativo tiene que ver con la decisión de las etapas. Para eso me nutro de Guías y Páginas Web, miro alojamientos y perfiles. El plan varía desde que sé que viajo con más compañeros, y es necesario ajustarlo un poco a la demanda y necesidades de todos, y principalmente a las ciudades por las que pasamos. La Vía de la Plata pasa por ciudades que piden una paradilla al menos, Mérida, Cáceres, Salamanca, Zamora... y lo que serían descubrimientos para mí, Zafra, Puebla de Sanabria, Hervás... Además de esto, debemos ajustarnos en un inicio porque tendremos la incorporación de Nikolay un fin de semana. Niko nos regala un cuaderno con perfiles que nos ayuda a hacernos una idea cada noche. Y desde la distancia se convierte en el cuarto viajero, contándonos lo que nos espera al día siguiente. Se conoce los perfiles mejor que nosotros, y parece que sea él quien va a afrontar la etapa cada mañana.

Niko se “curra” el cuadernillo que se será nuestra referencia para usar los perfiles
También, como decimos,  los planes están para deshacerlos. Les insisto en que en el camino lo vamos a ver, y que habrá días en los que continuar un poco más, y días en los que hacer un poco menos, bueno, con Fernando eso no pasa.  Nos basamos en las etapas que hace Zinaztli, y que tan bien explica en su blog http://zinaztli.blogspot.com.es/2014/04/via-de-la-plata-camino-sanabres-sevilla.html , y al final la planificación de las etapas se hace más fácil de lo que parecía al principio.

Para ir medianamente bien informados, usamos además, un excel que construyo, usando la guía Eroski del Camino de Santiago, y la guía que llevamos de Bici Map. Soy una gran aficionada a la organización, los cuadros, calendarios y excel, así que en el mío incluyo pueblos, distancias, distancias acumuladas, albergues y plazas, etapa provisional, qué ver..y queda pendiente un qué comer, que sé que puede rellenar perfectamente Jesús. Me informo con mi padre, el viajero que todo lo recuerda, y en dos hojas quedan impresos 1000 km, 97 poblaciones, 14 días, y muchos monumentos naturales e históricos. Cada noche estudio y repaso guías desniveles, y Jesús nos lee lo que nos tiene que contar Zinaztli de su etapa.

No hemos empezado y ya pasamos por el taller. En Ciclos Triana


Etapa 1. Sevilla-Almadén de la Plata.

14 de Abril de 2015

Distancia: 74 km
Desnivel positivo acumulado: 1237 m.
Distancia acumulada: 74 km


      De cada día nace una historia porque estamos hechos de átomos,
     estamos hechos de Historias. E. Galeano

Si hace unos pocos meses algunos intrépidos nos encaminábamos a hacer el Camino de Santiago desde casa, este año yo empiezo desde lo que en tiempos fue mi casa. Sevilla es la ciudad que vio mis primeros años, es la ciudad de trajes de flamenca apiñados en un Seat Panda celeste, es la ciudad de la carne con tomate con mis abuelos, y donde tuve mi primera caída en la bici, el Mundial del 82 de retoño, procesiones siguiendo la estela de otros, y todos esos recuerdos que se pueden conservar en una niña de 7 años, que ha vuelto una y cien mil veces a la ciudad que no la vio nacer. Así que salir de Sevilla tiene para mí un significado especial. La opción B era salir desde Cádiz, y varios nos lo dicen por el camino. En este caso los días disponibles eran suficientes, y Sevilla parecía el lugar de partida más adecuado. En Cádiz realmente está mi segunda casa, así que queda en el tintero, un Cádiz-Gijón, de costa a costa.


Y nos vamos a la Giralda, Fernando, Jesús y yo, con todas las inquietudes, y con todas las esperanzas, con risas y perezas, las que tienen saber que acabas de empezar el primero de 994 kilómetros, 1000, si queremos redondear. Comprobamos lo que ya vimos ayer, que Sevilla se ha convertido en la ciudad de las bicis por excelencia, que los carriles están presentes en cada calle, y que los ciclistas no dudan en usarlos. Sevilla ha crecido sin que yo casi me dé cuenta, y se ha hecho una ciudad diferente.

¿Esto es Sevilla? Pues sí, ni Amsterdam ni Copenhague
Volvemos a Triana, y ya nos espera el puente sobre el verdadero Guadalquivir. Lo que vemos los turistas habitualmente no es el propio río, sino un embalse que a día de hoy acoge la navegación turística y deportiva. Pasado el puente, pasamos cerca de Camas, y en la primera cuesta, ya empieza el miedo de mis miedos... ese cambio trasero que no quiere cambiar. Es posible que intuya la pereza que invade mi cuerpo. Sí, lo confieso, me da pereza, así de simple. Aquí es donde te das cuenta de la importancia de tus compañeros. Yo tomé la iniciativa de empezar este viaje, pero tengo que confesar que sin Jesús y Fernando ese arranque habría sido mucho más costoso. Primero, por la cuestión mecánica, segundo, porque fueron ellos los que dieron todo su entusiasmo en esos primeros días, en los que a mí me asaltaban todas las dudas (nunca se lo dije, por cierto ;) ).

Camino a orillas del Guadalquivir

A cuento de esto, y de cara a la organización de cualquier viaje, la mayoría actuamos tanto en ánimos, como en fuerzas, de forma parecida a una curva normal, la de la campana de Gauss. Vale, para el que no ha tenido estadística a mansalva en la universidad, se trata de que mejor arrancar con poco, aumentar en el medio, y bajar al final, porque los ánimos y las fuerzas suelen hacer lo mismo. Quien haya leído el Principito, recordará al elefante dentro de la boa. Así que tampoco es ninguna locura planificar una primera etapa de 30-40 kilómetros, aunque estés acostumbrado a hacer más de cien, y no pasa nada, si paras a unos 50 de Santiago. Como se verá, nosotros no hicimos ni caso a este tipo de recomendaciones. La idea es deshacer el plan a toda costa.
Boa del Principito. La campana de Gauss, tiene una pendiente más suave y baja directamente, sin falsos llanos

Mientras Jesús anda encantado por esa vista del Guadalquivir, que lo mismo nos regala a Sevilla de fondo, que un entorno de chabolas, nos dirigimos a un camino cerca de Camas, hasta que mi cambio hace algo molesto. Es hacer la voz de alarma, y ya tienes a Fernando con dos piedras y todo un elenco de herramientas solucionando el percal. Fernando es de esas personas que necesitan llegar hasta el fondo, no puede permitir que en su grupo haya una persona con problemas, y menos si son mecánicos, y con su destreza e imaginación soluciona el problema... así que yo no me puedo volver a Sevilla, y dejarles que sigan. Jesús comenta que cuando supo que Fernando se unía a los viajeros sintió una sensación de alivio. Lo que no sabe Jesús es que Fernando le dará además, las mejores risas, y momentos para recordar. Juntos formarán un tándem, que le da alegría e imaginación a este grupo. Y como digo, en esos primeros momentos de dudas, el entusiasmo que yo necesitaba.

Fernando empezó así y acabó enderezando el cambio sobre una torre de electricidad con una piedra. No he tenido que volver al taller desde mi vuelta
Así que entre visita a Sevilla y arreglo de cambio llevamos ya como un retraso de dos horas. Si esto parece largo hasta ahora y no hemos recorrido nada, es porque así nos sentíamos nosotros. Llevamos más de dos horas y unos 10 kilómetros de recorrido. Mis cálculos de planificadora no salen y nos cruzamos con un peregrino alemán que nos adelanta “Caput!!”.  La aventura aún no ha terminado, antes de llegar a Guillena, nos encontramos el primer vado, una de las advertencias de la guía. Entre Jesús y Fernando van improvisando un puente de tablas, y entre los tres pasamos las bicis, una a una, e incluso quitando alforjas. Este tipo de cosas son las que hacen camino. Insisto en que el entusiasmo de mis compañeros me empuja, y buscan soluciones enseguida.



Con todo este recorrido nos paramos en el siguiente pueblo a tomar una cerveza, Guillena nos espera con cerveza fresca, ensalada de pimientos, y un montao de los que da gusto comer. Se nota que estamos en Sevilla y yo me siento como en casa.

A lo tonto hemos pasado por Itálica y ni nos hemos enterado. Este vestigio aislado es el primer recuerdo de que lo que vamos a recorrer era una calzada romana, pero hasta Mérida no inicia la calzada y la presencia romana en todo su esplendor.

Después de Guillena empieza lo bueno. Probablemente una de las razones principales por las que estamos aquí. Sabemos que a partir de aquí el perfil cambia, y no pararemos de subir en toda la jornada. Lo bueno llega. Dejamos atrás la salida del río, campos de labor muchos recién sembrados, además de algún olivo anecdótico, y el olor a azahar tan característico de Sevilla en Semana Santa.  Empieza el paisaje de los alcornocales. Desde Guillena a Castilblanco de los Arroyos nos enfrentamos a terrenos de grandes piedras sueltas de subida, Fernando está más feliz que una perdiz, juega con las piedras,  yo espabilo, y cada vez me siento más cómoda , aprendiendo de los que saben, y Jesús, no repito su expresión al ver una subida. Aquí Jesús y yo iniciamos nuestro primer periodo de empujabike, que bien merece la pena, porque nos encontramos rodeados de jaras y alcornoques, por un camino estrecho que hacen que ya nos consigamos concentrar en el camino.

Alternamos vías pecuarias con caminos más estrechos que en algún caso nos obligan a bajarnos de la bici
En nuestra parada de repostaje, nos encontraremos con los primeros peregrinos. En este caso un grupo de malagueños jubilados que el año anterior hicieron el camino mozárabe desde Málaga a Santiago. Este año coinciden en esta etapa con la Vïa de la Plata, porque quieren recorrer el Sendero de Gran Recorrido que les llevará hacia Huelva y de ahí a Portugal, los dientes largos, muy largos. Coincidiremos con ellos de nuevo al entrar al Parque Natural y empujando nuestras bicis por el Calvario.

Después de Castilblanco, donde hacemos nuestra primera comida, el camino nos regala una carretera con buenas subidas y bajadas encajada en dehesas que lleva a la finca Yerbabuena. Nos hacemos foto de farándula, mientras los toros nos contemplan,  seguimos haciendo fotos con esas jaras combinadas de flores silvestres amarillas y moradas... cada vez estamos más contentos.



Hasta que llegamos a la joya de la corona, el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Aquí Jesús se enamora, y sus ojos ya no querrán ver otra cosa. El paisaje sevillano nos sorprende, y nos dará el mejor regalo del día, hay ganas de llegar, y vemos que la etapa es factible. Pero nos falta rematar la faena, y entra el Calvario de Sevilla (en toda provincia siempre tiene que haber un Calvario), unas rampas que llegan a un 20%, ascendiendo unos 100 metros en unos 500. Yo echo el resto, las pulsaciones se atragantan, y llega el empujabike por excelencia, en el que no puedes ni empujar tu propia bici. En algunos tramos hasta me subo en la bici, aprieto los dientes y hago lo que puedo... esos excesos se pagan, y duro, no hemos hecho más que empezar... En cualquier caso, fotos, alegría, acabamos de llegar... Almadén de la Plata ya se ve desde el alto, y solo tenemos que afrontar lo mismo que hemos subido, una bajada técnica, que algunos afrontamos con cuidado, y otros con la alegría de un cabra recién sacado al monte.

Amplios caminos por el Parque Natural de la Sierra Norte

Jesús comparte con los enbiciados nuestro primer triunfo.
Uno de nuestros amigos malagueños empujando la bici en el Calvario.
Los habitantes de Almadén nos reciben con su alegría, nos hacen la foto en el ayuntamiento que fue un minarete y nos recomiendan con acierto Casa Chorli,  lo que será una de las mejores cenas, sopa de puchero, y huevos fritos con patatas. Mi resfriado aumenta, no nos olvidemos que estamos en la sierra, y mi afonía se quiere quedar conmigo.

Foto delante del minarete del Ayuntamiento

¿Quieres seguir la historia? Aquí tienes las otras etapas: