Realizado el domingo 30 de septiembre de 2012
No resulta difícil levantarse un domingo a las nueve de la mañana si el plan es pedalear por unas calles de Madrid casi desiertas con la luz recién amanecida. Baldo queda conmigo en Islas Filipinas para hacer una ruta sencilla y corta, la que separa mi casa del trabajo.
Tardamos un rato en ponernos en marcha porque le echa un vistazo a mi bici y se pone manos a la obra. Nada de lloriqueos: hay que regular el sillín y la dirección, puedo medir metro y medio pero ir encogida le hará un flaco favor a mis rodillas. Hablamos de rutas y complementos, me hincha las ruedas y me cuenta esta y aquella anécdota de cuando se le cruzó tal coche y aquella caída ya casi en parada. Y sin más dilación, arriba y piernas a la obra. Este fue nuestro camino de ida:
La ruta prevista es sencilla: prácticamente todo el camino de ida es en bajada y apenas nos encontramos coches. Evitamos un túnel a la altura de la plaza de Olavide y recorremos el tramo sobre la acera como debe ser, bajándonos de la bici y sin importunar a ningún peatón. Cruzamos el paseo de la Castellana por una zona tranquila y no tardamos ni media hora en llegar a nuestro destino, la calle de Alcalá a la altura del parque de El Retiro.
La ruta de vuelta es igual de fácil, hay pendientes pero son muy suaves y el tiempo acompaña tanto que una casi desearía trabajar más lejos de casa. Baldo me habla de los distintos tipos de carriles, de la eterna decisión de circular por el centro en las calzadas estrechas y la posibilidad de ir por la izquierda cuando vamos un esas calles de “un carril y medio”. Me cuenta también los secretos de los carriles reservados a los autobuses y de lo que piensa del carril bici de Serrano que, aunque no recorremos, nos encontramos tanto a la ida como a la vuelta.
¿Lo mejor de mi BiciFinde? Que he aprendido muchas cosas gracias al apoyo de un experto que me ha acompañado y ha estado pendiente de mí en todo momento. Es muy factible ir al trabajo en bicicleta con una ruta así, pueden probarse también otras alternativas y supongo que lo mejor es ir poco a poco perdiendo el miedo a circular sin carrocería. ¿El único “pero” de la experiencia? Que la ruta un domingo por la mañana es una delicia que nada tiene que ver con la jungla del tráfico de Madrid por las mañanas. Nos cruzamos con muy pocos coches, no tuvimos que esquivar vehículos en doble fila, pudimos hacer sin problema los cruces, los giros, las incorporaciones… Aún así, este lunes he recorrido las mismas calles sin ninguna incidencia, con tranquilidad entre un tráfico que me ha sorprendido por su relativo respeto a mi tracción humana. De momento, me quedo con esta ruta en vez de mis acostumbradas “grandes vías” (Cea Bermúdez, Bravo Murillo, Colón…) que para una inexperta como yo resultan un poco más agresivas.
Muchas gracias, Baldo, y muchas gracias a todo el proyecto de BiciFindes, por el paseo y las palabras. Nos veremos en ruta.
Irene