A. P. F. para levante-emv.com
Dénia es una ciudad muy ciclista. Hay días que por la carretera de les Planes sube una procesión de esforzados corredores. La carretera de les Marines, si no fuera por los coches, sería ideal para pasear en bici. Y el paseo de les Rotes, donde no está muy claro si está prohibido o no ir en bicicleta, se llena cada fin de semana de familias que salen en bicicleta. Pero cuando el ayuntamiento, gobernado por PP y Centre Unificat, se ha propuesto hacer de Dénia una suerte de "ciudad de la bici" ha demostrado que a piñón fijo no se consigue casi nada. El consistorio ha gastado 675.722 euros en crear ciclocalles y carriles bici que los ciclistas apenas utilizan.
De las ciclovías (379.922 euros del programa Dénia Futur, financiado al 70 % por la Unión Europea), los aficionados a pedalear huyen. Los itinerarios no se eligieron con muy buen tino. Se incluyeron avenidas como la de Joan Fuster, Juan Chabás o Gandia, la plaza París o la calle Diana que suelen registrar un intenso tráfico. La mayoría de los conductores no respetan que el límite de velocidad sea de 30 km/h y que los ciclistas tengan preferencia. Estas ciclocalles se terminaron de señalizar a finales de diciembre y las marcas de pintura roja ya empiezan a borrarse. Desde luego, no son muy adecuadas para que los padres paseen con sus hijos tranquilamente en bici.
Además de las ciclovías, en el proyecto de las plataforma motorizadas de Dénia Futur, se crearon carriles bici que sí han tenido más aceptación. El problema es que mezclar a ciclistas y coches y que los primeros marquen la pauta es, de momento, una fórmula que no funciona.
Pero las ciclocalles no son el único proyecto fallido. El gobierno de Dénia ya gastó 295.800 euros del Plan E en crear un carril bici que uniera el centro urbano con el núcleo de la Xara y el hospital. Su uso también es escasísimo. El recorrido es todo menos tranquilo. Los ciclistas deben cruzar con mil ojos las numerosas entradas al polígono industrial. Además, hay desniveles que convierten este trayecto en una prueba de equilibrio.
Dénia es una ciudad muy ciclista. Hay días que por la carretera de les Planes sube una procesión de esforzados corredores. La carretera de les Marines, si no fuera por los coches, sería ideal para pasear en bici. Y el paseo de les Rotes, donde no está muy claro si está prohibido o no ir en bicicleta, se llena cada fin de semana de familias que salen en bicicleta. Pero cuando el ayuntamiento, gobernado por PP y Centre Unificat, se ha propuesto hacer de Dénia una suerte de "ciudad de la bici" ha demostrado que a piñón fijo no se consigue casi nada. El consistorio ha gastado 675.722 euros en crear ciclocalles y carriles bici que los ciclistas apenas utilizan.
De las ciclovías (379.922 euros del programa Dénia Futur, financiado al 70 % por la Unión Europea), los aficionados a pedalear huyen. Los itinerarios no se eligieron con muy buen tino. Se incluyeron avenidas como la de Joan Fuster, Juan Chabás o Gandia, la plaza París o la calle Diana que suelen registrar un intenso tráfico. La mayoría de los conductores no respetan que el límite de velocidad sea de 30 km/h y que los ciclistas tengan preferencia. Estas ciclocalles se terminaron de señalizar a finales de diciembre y las marcas de pintura roja ya empiezan a borrarse. Desde luego, no son muy adecuadas para que los padres paseen con sus hijos tranquilamente en bici.
Además de las ciclovías, en el proyecto de las plataforma motorizadas de Dénia Futur, se crearon carriles bici que sí han tenido más aceptación. El problema es que mezclar a ciclistas y coches y que los primeros marquen la pauta es, de momento, una fórmula que no funciona.
Pero las ciclocalles no son el único proyecto fallido. El gobierno de Dénia ya gastó 295.800 euros del Plan E en crear un carril bici que uniera el centro urbano con el núcleo de la Xara y el hospital. Su uso también es escasísimo. El recorrido es todo menos tranquilo. Los ciclistas deben cruzar con mil ojos las numerosas entradas al polígono industrial. Además, hay desniveles que convierten este trayecto en una prueba de equilibrio.
Parece claro por la descripción, el porque no ha funcionado. El autor afirma que en la ciudas hay muchos ciclistas, pero todos los que describe son deportistas o recreativos.
ResponderEliminarEl ayuntamiento ha construido unas infraestructuras para el transporte en bici, nada atractivo para que las familias paseen los domingos.
Pues yo me alegro mucho de la existencia de esas calles-bici, al menos los conductores son recordados de que hay gente que va en bici. Ahora no es perfecto, pero antes era la jungla.
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