"La señorita F. J. Erskine exploró en esta guía de 1897, con un humor franco y desenfadado, esa nueva moda de las chicas que montaban en bicicleta por los campos ingleses. Hay que decir que muchas de las cosas que decía siguen siendo relevantes hoy en día. Si alguna vez has querido saber cómo montar una bicicleta con gracia, o proteger tus partes vitales de escalofríos, no tienes más que seguir leyendo…
«El coste inicial de una bicicleta es casi tan elevado como el de un poni.»
Estamos ante una de las primeras guías para mujeres ciclistas de la época victoriana. Un manual que sirvió para instruir y modelar a las primeras generaciones de arriesgadas amazonas del pedal, incluyendo la selección de la bicicleta adecuada a las damas de la buena sociedad, su atuendo y complementos, la elección de la comida y la bebida más convenientes para tomar durante el viaje, y hasta la organización de divertidas “ginkanas” ciclistas en tu jardín. Además de afrontar la espinosa cuestión de si montar en bicicleta constituía una actividad apropiada para las mujeres. Un libro revolucionario que es el espíritu de una época en que montar en bicicleta constituía una actividad naciente para las féminas más modernas y temerarias del Imperio.
«¡Lana! Lana arriba y lana abajo, lana por todas partes; tal es el consenso deportivo al que han llegado tirios y troyanos en lo que a normas de saludable higiene ciclista se refiere.»
En una época en la que la mujer apenas tenía “vida propia” la bicicleta supuso una herramienta de libertad. Le permitía desplazarse a su antojo, practicar deporte e incluso afrontar pequeños viajes de ocio.
«Si la dama ciclista está nerviosa, o el cruce es complicado, como el de Regent Circus o la rotonda del Marble Arch, lo más inteligente —si no lo más decoroso— es que una se tire de la bicicleta y cruce andando.»
Estamos en plena época de lucha por conseguir el sufragio femenino, por obtener la equiparación en derechos con los hombres, por alcanzar una igualdad en las condiciones laborales...Y en todas esas luchas la bicicleta fue un instrumento de cambio.
«Un huevo batido en la leche, al que añadiremos una buena cucharadita de whisky, resulta un magnífico reconstituyente para la ciclista que ha perdido súbitamente sus fuerzas.»
Aunque algunas de las observaciones, indicaciones o consejos del libro nos provoquen una sonrisa, es un texto muy serio que pretendía servir de guía para las “valientes y sofisticadas” ciclistas de la época.
«Ir acompañada cuando se hacen excursiones constituye una certera salvaguardia contra las molestias ocasionadas por los vagabundos.»
Es éste un libro de entretenida lectura y además un documento de gran valor histórico. Muy recomentable para todos, hombres y mujeres, ciclantes y no ciclantes.
Podéis adquirirlo en vuestra librería de confianza y en la librería online de La Biciteca.
«El coste inicial de una bicicleta es casi tan elevado como el de un poni.»
Estamos ante una de las primeras guías para mujeres ciclistas de la época victoriana. Un manual que sirvió para instruir y modelar a las primeras generaciones de arriesgadas amazonas del pedal, incluyendo la selección de la bicicleta adecuada a las damas de la buena sociedad, su atuendo y complementos, la elección de la comida y la bebida más convenientes para tomar durante el viaje, y hasta la organización de divertidas “ginkanas” ciclistas en tu jardín. Además de afrontar la espinosa cuestión de si montar en bicicleta constituía una actividad apropiada para las mujeres. Un libro revolucionario que es el espíritu de una época en que montar en bicicleta constituía una actividad naciente para las féminas más modernas y temerarias del Imperio.
«¡Lana! Lana arriba y lana abajo, lana por todas partes; tal es el consenso deportivo al que han llegado tirios y troyanos en lo que a normas de saludable higiene ciclista se refiere.»
En una época en la que la mujer apenas tenía “vida propia” la bicicleta supuso una herramienta de libertad. Le permitía desplazarse a su antojo, practicar deporte e incluso afrontar pequeños viajes de ocio.
«Si la dama ciclista está nerviosa, o el cruce es complicado, como el de Regent Circus o la rotonda del Marble Arch, lo más inteligente —si no lo más decoroso— es que una se tire de la bicicleta y cruce andando.»
Estamos en plena época de lucha por conseguir el sufragio femenino, por obtener la equiparación en derechos con los hombres, por alcanzar una igualdad en las condiciones laborales...Y en todas esas luchas la bicicleta fue un instrumento de cambio.
«Un huevo batido en la leche, al que añadiremos una buena cucharadita de whisky, resulta un magnífico reconstituyente para la ciclista que ha perdido súbitamente sus fuerzas.»
Aunque algunas de las observaciones, indicaciones o consejos del libro nos provoquen una sonrisa, es un texto muy serio que pretendía servir de guía para las “valientes y sofisticadas” ciclistas de la época.
«Ir acompañada cuando se hacen excursiones constituye una certera salvaguardia contra las molestias ocasionadas por los vagabundos.»
Es éste un libro de entretenida lectura y además un documento de gran valor histórico. Muy recomentable para todos, hombres y mujeres, ciclantes y no ciclantes.
Podéis adquirirlo en vuestra librería de confianza y en la librería online de La Biciteca.
Analizado en radio, 11 Tubos 4x11 minuto 48
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