miércoles, 21 de noviembre de 2018

Bicicleta(s) + Tren utilizando el modelo holandés para ir a trabajar con un toque low cost



Está claro que las nuevas formas de movilidad como el patinete eléctrico y otras han llegado para quedarse, pero a la bicicleta le queda todavía mucho que aportar, especialmente en nuestro país y si nos estamos planteando ir en bicicleta al trabajo.

Uno de los mayores problemas de vivir en la Comunidad de Madrid son las enormes distancias que por lo general hay entre la casa y el trabajo. Se emplea una media de 62 minutos los que utilizan el transporte público y, los que van en coche, la mitad de los conductores tardan entre 30 y 60 minutos.


Si no conseguimos vivir más cerca de donde se trabaja y si vamos a seguir con este modelo, lo más eficiente en términos energéticos y de sostenibilidad es trasvasar al mayor número de trabajadores (sobre todo los que van en coche) a la intermodalidad bicicleta + tren.

Pero no una simple intermodalidad que sales de casa con tu bici, la metes en el tren con el resto de usuarios y la última milla la haces en bici hasta tu trabajo, sino que hace falta adoptar el modelo holandés. Este modelo no es ni más ni menos que tener dos bicicletas en lugar de una que nos conecte a las estaciones de Cercanías más cercanas de casa y del trabajo.

¿Pero cómo voy hacer esto si no me atrevo a dejar una bicicleta atada en la estación 10 horas y menos aún si tuviera que hacerlo con dos y una de ellas todas las noches y fines de semana? Cierto que los holandeses cuentan con infraestructuras de aparcabicis cubiertos y vigilados que eso anima a cualquiera, pero de momento tenemos que adaptarnos a lo que tenemos.

Lo primero, ir olvidándose de tener bicicletas buenas y pensar en comprar unas muy baratas, por ejemplo en Wallapop o Vibbo, de segunda mano. Las hay decentes por 40 o 50€.

El siguiente paso es adquirir dos candados pero no hay que escatimar en gastos y que tengan un alto nivel de seguridad. Por 45-60€ los hay de alta calidad y son complicados de ser cortados. Eso da mucha seguridad y la percepción psicológica también es más relajada al usar candados buenos con bicicletas malas. No es despreocupación total pero se le acerca.

El tercer paso lo separaré en dos opciones porque ambos tienen ventajas y desventajas:

  • Cierre de seguridad con tuerca y llave maestra para ruedas y sillín. Esto evita que a tu bici le puedan quitar partes pero un ladrón amateur puede no saberlo y seguir pensando en cogerte la bicicleta. Es la opción más cómoda. Valen 15€.
  • Usar un único sillín e ir poniéndolo en cada bici. Su desventaja es que esto puede ser más incómodo por el tiempo (que no es mucho) que tardes en quitarlo, ponerlo (tarda más el que aparca en un parking con el coche) y llevarlo en una bolsa en el tren. Es más molesto pero su principal ventaja es que puede crear un efecto que disuada a un posible ladrón: Una bici incompleta sacará menos dinero, que gaste para ponerle la pieza o esto alerte a un policía que le vea ir en una bici sin sillín. Todos hemos visto a bicis atadas en la calle sin sillín. Por algo será.

El cuarto y último paso es modificar y reducir si usamos varios medios de transporte público, para solo utilizar en origen y destino siempre y cuando nos venga bien, estaciones de Cercanías en combinación con las bicis. Aunque se podría aplicar lo mismo y hacerse con estaciones de Metro en caso de venir bien, esta opción permite un ahorro extra al pasarse del actual abono de transportes al desconocido abono mensual de Cercanías y solo utilizando el tren dejando de usar el autobús y Metro para reducir gastos.

 Se puede ahorrar entre un 40 y un 50% de lo que pagabas antes. Si tienes más de 26 años y menos de 65, restando el importe del abono B1 (63,70€) por Abono Cercanías 3 zonas (36,70€) se ahorra 27€ al mes. O con un abono A (54,60€) por Abono Cercanías 1/2 zonas (28,90€) se ahorra 25,70€ al mes (todo esto desde el prisma que solo nos moviéramos en Cercanías incluyendo los fines de semana).

  

Alternativas en estación de destino


Si no te convence tener una segunda bicicleta en una estación que pueda estar sola tanto, existen más opciones:

No usar la segunda bicicleta en la estación de destino y, con el dinero ahorrado en el cambio de abono, si hay una estación de BiciMAD junto a la Renfe y también junto al trabajo puede suponer un gasto de entre 12 y 20€ al mes según las bonificaciones obtenidas. Tener Mobike puede resultar muy interesante porque ofrecen una tarifa plana mensual de 5,99€ con una limitación de dos horas por trayecto, aunque son bicis pesadas y en las cuestas lo pasas mal. Con ambas opciones te ahorras la segunda bici, su candado, y sus preocupaciones. Su desventaja es la incertidumbre de si habrá bicicletas o si estarán en buen estado tanto las dockless como las fijas, pero las posibilidades de disponibilidad aumentan si cuentas con los dos sistemas.


Otra alternativa es solo comprar una bicicleta de segunda mano para utilizarse en la estación B y utilicemos la que ya tengamos en casa para el trayecto A. La bicicleta B pasaría todas las noches en la Renfe de destino sola y los fines de semana. La bicicleta A estaría un máximo de 10-13 horas diarias sin vigilancia.

Habiendo explicado todas las opciones, según lo que tengamos en mente hacer se puede estimar un gasto aproximado de entre 100€ si solo es una bici con candado y haciendo el método del cambio del sillín hasta los 230€ por dos bicis malas, dos candados buenos, y las tuercas de seguridad. Teniendo en cuenta el coste más alto, se amortiza en 9-10 meses con lo ahorrado en abono. Si se compara con el coche, entre las 2 semanas y los 2 meses según si se tienen en cuenta TODOS los gastos de un coche.

Si actualmente usas varios medios de transporte público, ahorrarás tiempo. En coche, depende del trayecto


Este sistema, si hubiera voluntad por parte de la gente, podría ser un éxito total. Primero, para los que se mueven solo en transporte público, podría evitarles la necesidad de depender de más de un medio de transporte y sus externalidades (averías/incidencias, huelgas, etc.) para ahorrarles tiempo total hasta su puesto de trabajo. Esos 62 minutos de media, si emplean más de un tipo de transporte, seguramente podrían reducirlo, al menos metiendo una bici en la ecuación.
Para los de los coches que algunos, por símbolo de estatus u otros por el tiempo que les ahorra (según), puede que este sistema les hiciera tardar lo mismo, un poco menos o un poco más, eso dependiendo de cada caso, pero siendo el mismo tiempo, son todo ventajas para la salud además de poder ir leyendo en el tren o adelantar trabajo y no ir estresado conduciendo. Sin embargo, no a todo el mundo puede atraerle esta medida ya que, cuanto más fácil tengan aparcamiento en destino, menos atractivo es. Son mil variables a tener en cuenta pero por algo se empieza.

Un amigo que trabaja en el museo del Prado, con plaza de coche, tras explicarle la alternativa de poder ir a la Renfe de al lado de su casa a 10 minutos en bicicleta, ir en tren usando el abono mensual de Cercanías (que lo desconocía) hasta Atocha cómodamente y caminar 8 minutos hasta su trabajo, le ha dado una oportunidad. Solo tarda entre 5 y 10 minutos más de lo que tardaba en coche si hay atasco que suele ser casi siempre. Asumible. También influyó que es una línea que no tiene tantas incidencias como las del sur y que el recorrido es directo sin hacer trasbordos, pero es un coche menos circulando (excepto los días que llueve).

Esta persona tenía buena voluntad y quería hacerlo diferente aunque la desinformación ayuda a que el paradigma del coche siga igual, pero es cuestión de informar e informar a la gente para apuntarse. El cambio climático apremia y hay que ponerse las pilas cuanto antes ya que la movilidad urbana representa un 40% de nuestras emisiones en materia de transporte en España.

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