martes, 30 de abril de 2019

Maraton de Madrid 2019, con handbikes y sillas de atletismo

Maratón a base de brazos, con bicis para acompañar


El pasado Sábado se celebró la Maratón de Madrid.
Un tremendo palizón para miles de corredores (más de 33.000)  y una carrera que permite dar una cierta visibilidad a gente que siempre va sobre ruedas y que la han hecho en handbikes y sillas de atletismo.



Igual que el año pasado, yo estuve como voluntario de la Fundación Deporte y Desafío acompañando a Carlos, que iba en una handbike y aquí os lo cuento con unas cuantas fotos.


Como ya sabréis muchos, las handbikes son bicis de tres ruedas en las que los pedales y la dirección se manejan a la vez con las manos. Son para gente que no puede pedalear con las piernas. A diferencia de las bicis tradicionales, ambos pedales van a la vez. Si se diesen de forma alternativa, eso se traduciría en un efecto de bamboleo inestable en la dirección.


Hay otro tipo de vehículo rápido que también se maneja a puro brazo y que participaba en la maratón. Son las sillas de atletismo. Sillas de ruedas ligeras, con el aro manual de la rueda pequeño (para poderle dar a cierta velocidad) y con una única rueda delantera muy alejada y que tiene una dirección dura. Son más lentas y más difíciles de manejar (mayor peligro de vuelco) que las handbikes. En los triatlones se asocian más a la carrera y las handbikes se asocian a la bici. Aquí, como en otras carreras para hacer a pie y con algo de atletismo adaptado, estaban ambas.


En la maratón de Madrid, las bicis y handbikes van en la misma categoría y van, prácticamente, solo aficionados. Este año la terminaron 20. En otros maratones, como Londres, solo van sillas, sin handbikes, pero incluyendo deportistas de élite a los que invitan a participar. Entre ellos, dos españoles. En el maratón de Berlin, entre sillas y handbikes se juntan casi 200 y también con deportistas de élite. No parece que en Madrid le quieran dar ese tipo de impulso. De hecho, ni siquiera se mencionaba a los ganadores de handbike o sillas en las noticias que he leído luego por ahí con los resultados. Que guay, participa gente con discapacidad :-|  ... yo creo que hacerlo más en serio sería espectacular.

Solo había una mujer en handbikes, o sea que cualquier otra participante hubiese tenido el podio garantizado. Angela, por ejemplo,  hubiese podido hacerlo, pero estaba ocupada batiendo records en la ORBEA Monegros, con sus 81 km ;-)

Los handbikers más rápidos fueron con motos (como motos!) y acabaron en 1 hora y 23 minutos. Una media de algo más de 30 km/h. ¿Quién se lo hace en bici en 42 km?  Por cierto, ¿Corre más una handbike o una bici?. Lógicamente, depende de los brazos y piernas de sus usuarios-motores, pero creo que puede ser interesante tratarlo en un artículo… otro día.

Para la salida, nos pusieron delante del todo. Primero salimos las bicis hacia plaza de Castilla, un ratillo después salieron las handbikes y sillas y unos minutos después ya todos los que iban a pie. Primero los de élite y después ya los humanos. Y es que los de élite son, deportivamente, de una especie superior. Cuando estábamos esperando cada ciclista a nuestro handbiker, pasaron los primeros corredores de élite, primero hombres y luego mujeres. Con la velocidad a la que iban, poca gente les podría aguantar el ritmo para cruzar de un lado a otro la Plaza de Castilla. Se iban a hacer así más de 42 km en poco más de 2 horas. Sobrehumano.


Ya con Carlos, según pasábamos por las calles, el ánimo de la gente se nota y se agradece. Las handbikes, que son tan poco conocidas, despiertan una mezcla de curiosidad y entusiasmo que da gusto ver.


Esta es la bajada por preciados hacia Sol. Estaba bastante vacía en comparación con el año pasado, pero bajarla a más de 40 y el paso por Sol, que sí estaba lleno de gente animando, fue espectacular.


Aquí por la Calle Mayor:


Poco después, bajando hacia la Plaza de la Villa hice la primera de las fotos del post.

Hay algunos puntos delicados en el recorrido para la handbike. Como el final de la cuesta del parque del Oeste y el giro a izquierdas hacia Av Valladolid. Se coge mucha velocidad antes del giro y hay riesgo de vuelco. Una zona especialmente desagradable es el Puente del Rey, Puerta del Rey y Fuente de los Vargas. Es la entrada a la casa de campo desde la Puerta de San Vicente. Con una handbike de ruedas de carreras y tumbado sobre un asiento duro, los adoquines se pasan como si te golpeasen con ellos. Por cierto que en el inicio de la rampa de bajada, desde la puerta de San Vicente hacia ahí, teníamos que subirnos a la acera y habían puesto (MAL) una rampa que dejaba unos 5 ó 6 cm de escalón. No se cuántos corredores se tropezarían ahí, pero al menos una handbike reventó una rueda. En bici de carreras, si ves el bache o el escalón, puedes saltarlo o amortiguar, pero en handbike lo pillas todo.

La casa de campo siempre está bonita (cuando la dejan) y en esta época, más.


Aquí se ve mi bonita bici por Embajadores. Ya faltaba poco.


Aquí en Atocha ya faltaba muy poco pero costaba muchísimo mover los pedales. Aun con el apoyo de la gente, que animaban muchísimo desde la valla. Pesaban mucho los kilómetros acumulados. Sobre todo en las pendientes finales.


Y por fin llegamos. A la vez que los corredores populares más rápidos. Creo que fuimos un poco más rápido que el año pasado, pero eso no importa. Esta sí que es de las carreras en las que lo más importante es participar. Cada uno con sus posibilidades, con enorme fortaleza mental aunque con cuidado para no romperse demasiado.


En la zona de meta rebosa entre todos los participantes una mezcla de orgullo, sentimiento de misión cumplida y camaradería entre gente que ha compartido horas de sufrimiento y ha echado antes muchas horas de entrenamiento. Agradezco que me hayan permitido estar ahí, viviendo ese ambiente y que incluso me diesen una medalla (inmerecida!) por participar.



El año que viene espero poder volver a estar ahí.

Gracias, Fundación Deporte y Desafío, gracias Carla y gracias Carlos.

Hasta la próxima.

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