El gran secreto para que todo funcione.
El gran secreto sirve igual para aprender a montar en bici, para hacer deporte con asiduidad o para aprender inglés. Consiste en que al hacerlo... te diviertas. Que disfrutes, que lo pases bien. En este caso, y como el tema es enseñar a montar en bici, la gracia está en que el peque se lo pase bien.
Aparte de lo dicho, no hay grandes recetas y ya sabemos que lo que funciona estupendamente con un peque no tiene por qué funcionar con otro así que, sabiendo que cada niño es de su padre y de su madre, os cuento mi experiencia reciente por si a alguien le sirve de algo. Ya me diréis.
Lo primero, me alegra mucho comunicaros que... este domingo, la pequeña F aprendió a montar en bici. Realmente, aprendió a guardar el equilibrio. Esto es la parte 1. La parte 2 será cuando dé pedales, pero para eso aún falta un poco.
F tiene ya tres años y medio, todavía va conmigo en la sillita delantera en la que empezó a los nueve meses. (esta es la sillita). Y le encanta. Paseos breves, pero casi siempre para ir a sitios interesantes como un parque o a comprar el pan. La subida por el parque del Oeste se le hace un poco dura y se duerme. A mi también se me hace dura, pero no me duermo.
El caso es que me pide ir en bici y disfrutamos mucho los paseos. Ambos dos. Y compré una minibici para ella. Por supuesto, es una minibici sin pedales y SIN RUEDINES. Ya sabéis que los ruedines sirven para evitar que los niños aprendan a montar en bici y para aumentar el riesgo de que se metan una buena leche. No sé si sirven para algo más, pero no me consta.
Pero la minibici que compré tiene dos fallos importantes. Uno es que no tiene freno. Ya lo sabía al comprarla, pero es que fue casi regalada. Lo de no tener freno, mal. Primero hay que aprender a frenar y luego a correr. No al revés. Además, frenar es siempre más fácil. Es posible que cambie la bici por eso, ya veremos.
El otro fallo es más sutil. Y ese sí que lo he solucionado. Resulta que, por algún extraño motivo, las bicis que hay sin pedales o con pedales desmontables, no tienen sitio para poner los pies. (Ni la de imaginarium, ni las de chicco, ni decathlon, etc). De este modo, los niños aprenden sin poderse sujetar bien a la bici, en un sistema articulado formado por la bici y ellos, bailando sobre el culo. Lo veo como un pequeño castigo o dificultad innecesaria.
Creo que es por que los diseñadores no se han fijado o no han pensado en el tema, aunque parece hecho a mala leche. Podéis hacer la prueba en vuestra bici. Con los pies colgando se guarda peor el equilibrio que con los pies en los pedales. Claro que con los pies colgando es más fácil poner los pies en el suelo, pero estoy hablando de aprender a guardar el equilibrio, no de comprobar que sabemos andar. Le he puesto a F una pequeña tablilla para que apoye los pies y ha sido lo que ayudó al salto final.
Os cuento el proceso.
Como le gustaba ir en bici conmigo, le hacía ilusión tener su propia bici. Resultó fácil que empezase a andar sentada en su bici y tenía claro cómo había que agarrar el manillar. Paseitos cortos y a andar. Sin agarrarla o agarrando a veces un poco de la ropa. No de la bici y menos del manillar. Así se acostumbró a cómo se movía la bici. Han sido bastantes semanas jugando hasta que, ya con la tablilla para los pies, le dije que a ver si podía subir los pies a la tablilla. Lo intentaba pero le dije que era mejor hacerlo en marcha. Con eso y una pequeña cuestecilla pues ya está. A su ritmo. Jugando, risas, halee bieen!. Ya aguanta con curvitas a un lado y al otro hasta que va realmente despacio. Y yo encantado, como está mandao. Y es que, con la objetividad que nos caracteriza a los padres, es la más guapa del mundo haciendo equilibrios en dos ruedas.
Las bicis
Hay muchas para aprender sin pedales que son estupendas, aunque ya digo que interesa que tengan freno y, a ser posible, que se les puedan poner pedales. El problema de los pedales es que eso lleva a bicis algo más grandes y lo que interesa más es que la bici sea ligera y pequeña para que el niño la maneje bien. Esas bicis son baratas y de segunda mano son baratísimas. Es mejor que le vaya bien de talla y que la cambiéis cuando sea necesario. Lo de poner los pies, a ver si a algún diseñador se le ilumina la bombillita y si no, soluciones caseras. O que se fastidie el niño, lo que queráis.
En las minibicis de Decathlon han tenido una buena idea pero no lo han hecho bien del todo. El manillar tiene limitado su giro, para evitar que la rueda delantera se quede atravesada provocando una caída. El problema es que el giro está demasiado limitado, aunque con un poco de habilidad y alguna herramienta se puede ajustar mejor. Los neumáticos de goma maciza blanda funcionan bien para el peso que tienen los peques, así que no hace falta que sean inflables. En caso de que ya tengas una bici normal, es fácil quitarle los pedales, con una llave fija del 15 (recuerda que el pedal izquierdo tiene la rosca al revés). Esto puede venirle bien a niños mayores. Pero también tendrás que quitar la cadena para que se puedan sujetar las bielas, que si no, al mover la bici hacia atrás, se moverán.
Hay un cacharro que merece mención aparte y son las motillos de plástico tipo moltó. Son divertidas para los más pequeños, 1 a 2 años. Y puede llegar a mantenerse el equilibrio de verdad, pero en cuanto empiezan a montar un poco son peligrosas porque la rueda delantera es de plástico y resbala. Y se meten hostias como panes. Y tampoco tienen freno.
La perspectiva de género
No me ha parecido que haya especial diferencia entre niños y niñas para aprender a estas edades. Creo que es más una cuestión de coordinación y gusto muy particular de cada uno de los peques. Por eso, todo lo comentado es para los dos sexos (que no géneros) y por eso hablo de un "niño pequeño" en el título, que me da repelús escribir "niñ@s" ;-) Aunque, ya puestos a meterme en un jardín (espero no pasar por misógino), igual alguien nos puede explicar la pasión de las niñas por el color rosa en las bicis y en todo lo demás. A ser posible, alguien que tenga niños y niñas.
En resumen, lo más importante es que tengáis en cuenta que, más que intentar enseñar, hay que conseguir que los niños disfruten con las cosas y muchas veces es mejor facilitar los medios y simplemente dejar que aprendan.
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