miércoles, 18 de julio de 2018

Vacaciones con bici. Por fin

Estoy de vacaciones y me he traído la bici. BIEN



No son unas vacaciones ciclistas, ni una ruta cicloturista ni nada parecido. Digamos que cumpliría el recién inventado test de Bechdel de las buenas vacaciones, que lo superan cuando no son para montar en bici, pero tienes disponible una buena bici siempre que quieras. Si el año pasado me quejaba de estar sin bici, este año tenía que poner remedio y, ya de paso, contaroslo.

Aunque aquí en el blog, de vez en cuando os hablamos de viajes exóticos y lejanos, yo me conformo con volver a la costa asturiana, que se puede ver en la primera foto. He llegado hace poco y aún no he recorrido casi nada, pero me apetece poner aquí unas pocas fotos de mi bici en sitios majos, a ver si alguien se anima a poner las suyas y hacemos un pequeño recorrido por los sitios donde llegamos en estos días, sea en bici o con la bici.

Lo primero que quería enseñaros es cómo he venido. En un coche es grande, pero no infinito. Y si venimos la familia con los niños, la suegra, el perro y la jaula del canario, no cabe la bici dentro. Sí, exagero, pero lo cierto es que la bici no cabía dentro. Y era la ocasión para probar, de verdad, el sistema de transporte de bicis sin portabicis que proponía en el blog hace poco. Comprobado, funciona bien, es seguro y, si es necesario, se puede hacer incluso para una bici grande y una de niño. Aquí podéis verlo:


Eso sí, cuidado si pasas por un peaje, que esto mide más de 2,10 m y si te equivocas puede ser espectacular. Y ten cuidado también con las barras de la horquilla, no las vayas a rayar con la bici pequeña.

Aquí estamos en pleno camino de Santiago del norte y esto habrá que aprovecharlo. Hay gente andando con sus mochilas a modo de caracol, mirando todo con cara de asombro, algo más sonrientes de lo que podría ser habitual en una calle de Madrid y haciendo las mismas fotos. Yo también, foto a un horreo.



Esto es en Vega, que hay una zona donde tienen bonitas pintuas murales, trampantojos, a pie de calle


Aquí hay otro y unos cuantos más que podréis descubrir si venís por aquí.
Bien hechos y con su historia detrás, que es posible que tenga algo que ver con esto, aunque en realidad están fuera de lo señalizado como camino de Santiago.


También hay otras cosas con aspecto bastante artístico y que dejan ver la humedad que tiene que haber aquí en invierno.


Y esto es la playa de Vega.
La primera llegada en ruta de mi bici a una playa es una buena ocasión para exhibir y lucir orgulloso el pañuelo que me dio mi amiga Ángela, de Pedaladas por el Tourette. Para el que no lo sepa, el síndrome de Tourette es un transtorno neurosiquiatrico que padece un hijo de Ángela, de la que os hablé un poco en este otro artículo.


Esta es otra vista de la misma playa.
Efectivamente, eso son vacas y esto no es Benidorm.


Merece la pena irse metiendo por los caminillos que salen hacia la costa, que suelen tener buenas vistas.


A veces los senderos son ciclables y otras veces no, depende de lo que hayan crecido los helechos y otras plantas y de la pendiente. En este, la pendiente se bajaba bien hasta la costa, pero solo se podía subir con una marcha cortísima y un estado de forma mejor que el mío.


Unos bonitos paseos y esto no ha hecho más que empezar. Si no hay demasiada gente y está todo tan verde, está claro el inconveniente de la zona. Llueve. Muchas veces. En un día puedes tener varios ciclos de solete, buena luz, lluvia suave, lluvia fuerte. O un solo ciclo de uno de ellos. Eso da la opción de parar a cubierto a tomar algo o a escribir algo, que a veces contar las cosas buenas ayuda a disfrutarlas. 

Realmente lo importante es el ser capaz de estar unos días fuera de la rutina, más o menos en familia o con quien cada uno quiera y disfrutando como todos sabemos. En mi caso y probablemente en el vuestro, con la ayuda de una bici.


(espero ver en comentarios alguna de vuestras fotos)



No hay comentarios :

Publicar un comentario