lunes, 14 de diciembre de 2020

Sí a las aceras bici

Me gustan las aceras bici. A Pedalibre también. En realidad les gustan a todos aquellos cuya ideología determina que la bici es un vehículo delicado y que necesita protección especial a la par que reconocimiento por sus bondades morales.

Las aceras bici coinciden plenamente con el ideal del carril bici: Un camino exclusivo, alejado de los coches por el que poder pasear tranquilamente sin necesidad de conocer, y por tanto respetar, ninguna de las normas de tráfico. Un lugar de ocio donde dejar a nuestros hijos a su albedrío sin preocupaciones ni necesidad de desplazarse a ningún parque.



Es genial. Solo tiene, desde su punto de vista, un problemilla y es que no está bien visto.
Las aceras bici son carriles bici que se hacen pintando la acera y por tanto robando espacio al peatón. De hecho hay muchos ejemplos aberrantes donde desaparece el espacio peatonal para no interrumpir el carril. O sin llegar a extremos como la imagen siguiente, lo habitual es que la zona peatonal sea la que salga mas perjudicada.



Y claro, esto es políticamente muy incorrecto. No se debe robar espacio al peatón sino al coche. Eso es lo que hay que decir ahora refiriéndose a los carriles de calzada, como si por la calzada solo circularan automoviles de uso particular.
Bien, no pasa nada. Solo hay que pedir la ampliación del espacio peatonal, para en la frase siguiente pedir un carril bici en ese espacio extra. ¡Vaya!, el peatón vuelve a ser timado otra vez. Que no se oiga la última frase para que las asociaciones peatonales y vecinales sigan apoyando con sus firmas, ¿Verdad, FRAVM, A PIE, etc? Bueno tampoco es vital porque su apoyo está garantizado desde que la mayoría de estas asociaciones están muy influenciadas por carrilbicistas desde fuera y algunas desde dentro.

¿Por qué las aceras bici son mejores que los carriles bici en calzada?

Es muy sencillo. Los carriles bici que se hacen en calzada no gustan a quienes no quieren compartir la infraestructura con los vehículos a motor porque están demasiado cerca de los coches. De hecho están mas cerca que cuando se usan carriles compartidos (ciclocarriles) porque salvo contadas excepciones estos últimos son dos o tres veces mas anchos y al situarse en el centro del mismo quedan siempre mas alejados de los vehículos del carril de al lado.

Esta aversión a los carriles bici en calzada se puede apreciar en las reacciones de las asociaciones carrilbicistas cuando se hace un carril nuevo. Es algo así:
  • Se va a pintar un carril bici exclusivo en calzada en el lateral derecho delimitado por una linea de pintura, como el resto de carriles de esa calle.
  • En el anuncio, los carrilbicistas se congratulan y felicitan al autor que les ha concedido este espacio exclusivo.
  • Se lleva a cabo la modificación y los carrilbicistas protestan. Dicen que es peligroso y desanima. Que no vale con que esté segregado, que tiene que estar separado, que “la pintura no es infraestructura”
  • El Ayuntamiento añade unos obstáculos en el suelo para marcar la separación que van desde unas chichetas reflectantes hasta bolardos de plástico.
  • Los carrilbicistas aceptan a regañadientes exigiendo que el próximo tenga cemento, bordillos y barreras mas contundentes como setos de vegetación o fila de coches aparcados.
El siguiente paso sería subirlo a la acera. Como hoy en día eso está feo hacerlo, lo que se puede hacer es ponerlo sobre la acera pero hundido a la altura de la calzada con sus dos bordillos aceriles a ambos lados del mismo, Véase Vinateros por ejemplo o el nuevo proyecto para Joaquín Costa.



El carril bici no se diseña para la movilidad de los ciclistas

Porque los ciclistas ya están usando la calzada sin problemas para desplazarse a cualquier sitio. Se diseña para la gente que quiere pasear, para los niños a los que sus padres no les quieren llevar al parque a montar en bici, para la gente que no tiene ninguna intención seria de trasladarse de un lugar a otro, para los que la bici es cualquier cosa menos un medio de transporte. Este es el público objetivo de los carriles bici, ya lo saben muchos técnicos y políticos, y no les sirve una adaptación de la infraestructura de transporte, sino una zona recreativa fuera del tráfico.

Aquellos que aceptarían usar un carril bici en calzada podrían con una mínima adaptación circular por la calzada pura y dura, como hacemos todos excepto, claro, si les han puesto un carril bici en esa calzada. En ese caso no saldrán del carril, y el motivo no será porque pueda resultarles mejor o mas cómodo que la calzada, sino porque, como es lógico, serían seriamente acosados por el abuso que supone circular en paralelo a un carril segregado exclusivo.

Hacer carriles bici en calzada es perder el tiempo

A los carrilbicistas, los novatos, los atemorizados con el hombre del tráfico no les gustan, no les atraen ni les solucionan nada (no hay mas que ver como están siempre quejándose). A los ciclistas urbanos habituados al tráfico tampoco les aportan nada nuevo. Si los usan, les restringe los movimientos, la velocidad y la comodidad y si no los usan, les ponen en conflicto con el resto de ciudadanos.

Lo mejor es hacer aceras bici, esas sí les gustan y a los ciclistas urbanos no nos perjudican porque es tan evidente que no sirven para transporte que nadie te cuestiona por no usarlas. Lamentablemente los peatones salen perjudicados, como siempre, pero en todos los conflictos hay víctimas colaterales. Y tampoco es tan grave. Ellos son muchos y organizados, solo tienen que plantarse ante sus miembros carrilbicistas y exigir que dejen de apoyar la bici en las aceras.

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