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miércoles, 1 de julio de 2020

¿Por qué los ciclistas potenciales piden carriles bici? ... y luego no los usan

Las asociaciones y lobbys pro carril bici convocan de forma recurrente manifestaciones y peticiones de firmas para que la ciudad construya mas carriles bici, todos los que se pueda, en realidad.

Estas peticiones reciben con mucha facilidad el apoyo popular. Todo el que tiene una bici y no la utiliza para desplazarse en la ciudad apoya estas iniciativas. ¿Por qué?

Porque tienen una bici y su experiencia con ella es muy satisfactoria (y algo fatigosa también). Excursiones por el campo, rodar tranquilo por el paseo marítimo, paseos por el parque, ir a comprar el pan en el pueblo…



Estas experiencias tan relajantes y apreciadas son tan intensas que eclipsan cualquier pensamiento crítico cuando se habla de carril bici en ciudad.

El llamado ciclista potencial proyecta su experiencia, recuerdos, sensaciones y sentimientos de su relación ciclista vacacional sobre la circulación en ciudad y no puede parecerle objetivo mas noble y apetecible que llenar todo de carriles bici.

Por contra, Madrid es una gran ciudad, no es el campo ni el pueblo ni un parque ni el paseo marítimo, con lo cual la experiencia que le puede ofrecer es diametralmente opuesta a lo que recuerda que es montar en bici.

Pero el verdadero problema no está ahí, porque Madrid es bonito, tiene calles muy tranquilas y agradables y muchas calles grandes como la castellana son muy bellas e incluso también agradables, si consigues abstraerte del tráfico, sobre todo del ruido del tráfico.

El verdadero problema es que en su imagen ideal están de vacaciones


Sin embargo aquí están en el día a día, trabajando, estudiando, realizando actividades programadas, haciendo gestiones, etc que les lleva mucho tiempo.

A todos nos come demasiado tiempo, que queremos dedicar a realizar otras actividades o al ocio, por lo cual debemos optimizarlo. Y una de las formas mas fáciles y evidentes de ahorrar tiempo es realizando los desplazamientos en el mínimo tiempo posible y a poder ser evitarlos. Es decir evitar los paseos en favor de el medio mas eficiente a nuestro alcance.

Tenemos un claro ejemplo en el caminar. En España, como en todos los países mediterráneos, se camina mucho (este es uno de los factores que ha dado la fama de benéfica a la dieta mediterránea), y aún así la mayoría de la gente que tiene el trabajo a menos de 3 km no realiza el trayecto caminando, que tardarían media hora, si pueden realizarlo en otro medio, autobús, metro, incluso coche, tardando una tercera parte.



Caminar es gratis, nos gusta, es bueno para la salud y lo notamos y aun así no lo hacemos. No es que seamos especialmente vagos, es que queremos ahorrar tiempo para otras cosas.

Así pues, que cuando se hacen carriles bici. Estos son utilizados por los usuarios esporádicos como sucedáneos de ambientes naturales y evocadores de recuerdos los domingos por la mañana, las tardes de verano, cuando cae el sol o bien, a cualquier hora por los turistas, que ellos sí que están de vacaciones y quieren pasear por la ciudad.

Pero como herramienta de movilidad tienen un efecto casi nulo. Quienes han hecho de la bici, la base de su movilidad no los necesitan “no los pido para mi, que no los necesito, sino que los pido para la gente que ahora no se atreve a ir en bici”, dicen. Solo les falta decir “porque son seres inferiores”. Y si no son fanáticos, ni si quiera los quieren para sí.

Un carril bici, por concepto y por diseño es una vía de alcance limitado a las calles donde existen, en la que se circula a ritmo de paseo y no soporta el volumen de trafico mínimo para ser considerado un medio de transporte.

Las ciudades disponen de muchas calles de media y baja intensidad de tráfico por las que circulan los ciclistas que realmente tienen interés en transportarse en bici y tienen poca experiencia.

Es innegable que en mas del 80% de los casos no hace falta ningún carril bici y con una intervención en la conectividad de dichas calles se resuelve el 99% de los impedimentos. Y quienes impulsan la demanda de carriles bici lo hacen mas por vistosidad, reconocimiento y leves disminuciones en las distancias, que no en tiempos, de los trayectos, que porque su inexistencia suponga una barrera real.

Al final es cierto que se utilizan, ya sea por estar los usuarios embaucados, por activismo o por la presión del ambiente (circular por la calzada contigua es una fuente de conflictos y una descarada falta de educación por rechazar un regalo entregado en exclusiva), pero por la misma gente que antes circulaba por la calzada de esa calle u otra cercana.

Quiero terminar con las palabras de la propietaria de una tienda de bicis en el centro de Valencia respecto al aumento de ciclistas desde que la legislatura pasada se realizaron grandes inversiones en carriles bici construyendo entre otros el Anell ciclista: “Son los mismos ciclistas de siempre más algunos turistas

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