viernes, 8 de marzo de 2019

Ciclismo en femenino. Experiencias: Cuento de las aventuras ciclistas de Anita Dinamita

Experiencia de Anita Dinamita 

Como no podía ser de otra manera, dada la fecha que hoy celebramos, seguimos con nuestra serie de ciclismo en femenino. Si la semana pasada era Pilar la que nos contaba sus primeros pasos en el MTB, hoy es Anita, una de nuestras enbiciadas veteranas, la que comparte con nosotros sus aventuras con la bici.

Hace ya unos meses, Anita nos contaba su experiencia en el Soplao. Confesaba en su crónica que se le tenía que haber cruzado algún cable para apuntarse a una de las marchas no competitivas más duras en España. Pero también nos demostró que si se pone una meta, no escatima energía ni determinación para llegar a ella.

Cuando compartes rutas todos los sábados, vas compartiendo cosas y vas conociendo a los compañeros. Pero hay cosas de Anita que no conocía, como la vena literaria de la que disfrutamos en este relato que nos regala. Después de leerlo me han dado ganas de volar, sin ser yo nada de eso. Ya nos contaréis si también os pasa. En los comentarios, o el próximo sábado. Lo que mejor os venga.

Cuento de las aventuras ciclistas de Anita Dinamita

Érase una vez, una ciclista llamada Anita Dinamita y estas son sus aventuras con la bici.


En el año 2011, a los 34 años comienzo a hacer MTB y mi vida da un giro
 

En el garaje del pueblo, hay dos bicis – una roja y una blanca. La bici roja debe ser difícil de maniobrar. Anita recuerda a su hermano chocarse contra la pared del vecino… ¡Unas risas! Él no le encontró la gracia y el chichón le duró una semana. Su abuelo recuerda a Anita chocarse contra dos vecinas… ¡Unas risas! Ellas no le encontraron la gracia y mi abuelo tuvo que pagarles las medias rotas, que por aquella época costaban 25 pesetas.

Cada vez que salgo de ruta, me lo paso en grande como cuando era pequeña

La bici blanca era de su tía. Le había tocado en un sorteo de Chupa Chups. Era una bici grande y vieja pero Anita Dinamita sabía que ‘a bici regalada no le mires los frenos’. Para eso está el freno de pie. Y en última instancia el salto a la cuneta o como diría su primo Pablito ‘mas vale salirse que chocarse’.

Pasa el tiempo y Anita Dinamita se olvida de la bici blanca y de la bici roja, de los agujeros en las suelas y de los saltos a la cuneta. Pero un día, dando un paseo por el GR10 de Canencia…¡Qué ven sus ojos! Unas bicis volando por encima de las rocas ¡Oh! ¡Qué espectáculo! ‘¡Cómo me gustaría poder hacer eso!’ – dice Anita Dinamita. Y sin ella saberlo, acaba de formular un deseo en el momento preciso. Y sus deseos van a ser cumplidos.

 La bici me da sensación de libertad

En el gimnasio, hay un montón de bicis todas iguales. Pero Anita le ha cogido cariño a la nº8 de la primera fila. Se han hecho tan amigas que pasan mucho tiempo juntas. Pero la nº8 lleva una vida muy tranquila… no quiere salir de su zona de confort… y este cuento se titula las aventuras ciclistas de Anita Dinamita.

En la ruta desconectas de los problemas porque tienes otros asuntos entre manos

Al igual que Mafalda, Anita tiene un amigo que se llama Manolito. Un día, Manolito le dice ‘tengo dos bicis, si quieres vamos a Perales de Tajuña. Míralo en un mapa, a ver qué te parece.’ Y los mapas siempre te llevan a sitios insospechados.

 Los comienzos son duros pero es quizás la etapa más divertida de la trayectoria

Buscando el mapa en Internet, Anita Dinamita ha encontrado un grupo de ciclistas virtuales que también van a Perales de Tajuña. ‘¡Vente, vente! Vamos este fin de semana’ – dicen los ciclistas virtuales. Mmmm… por suerte, la ruta es a las 10. ‘¡Me da tiempo!’ – piensa Anita Dinamita. Y a las 9 de la mañana se planta en el Decathlon de Rivas y se compra: un casco, dos cámaras, una caja de parches, un bidón, un portabidones y la bici. Y se va a la parada de metro de Arganda del Rey. ‘¡Qué limpia está esa Rockrider!’ – dice uno de los ciclistas virtuales.

Los ciclistas virtuales no sólo daban paseos por el carril bici, resulta que también era bicivoladores, y volaban por los senderos de la Casa de Campo cuando todavía no estaba prohibido. Pero Anita Dinamita era un pollito chiquitito todavía y le daba miedo bicivolar. ‘El miedo está en los codos’ – le dijo un ciclista virtual. Ponte unas coderas y se te quitará el miedo. Así que Anita Dinamita se puso unas coderas quitamiedos y empezó a volar.
 
El MTB te pone en contacto con la naturaleza y despierta tu respeto por el planeta

Los ciclistas virtuales son muy sociables, y haciendo la Cercegovia han conocido a los ciclistas intergalácticos y han hecho muy buenas migas - aunque hoy han comido cordero. Las migas las reservarán para la Talajara.

De mi trayectoria como ciclista, guardo recuerdos inolvidables

A uno de los ciclistas intergalácticos le llaman Er Pisha. Un día, Anita Dinamita le pregunta ‘Pisha…¿Cuál es el lado oscuro de la bici?’. Y Er Pisha le contesta ‘¡Vente al Pardo!’. Y entonces, cuando todavía no estaba prohibido, Anita Dinamita se fue al Pardo y ya no quiso saber nada más del lado claro de la bici.

 El camino de la bicileta me ha llevado a sitios insospechados

Desde que Anita Dinamita empezó a ir al Pardo, la Rockrider se queja y se queja cada vez más. ‘El lado oscuro no es para mi…tengo los V-brake agotados, la cadena desencajada y los cambios muy mal… no estoy para estos trotes, Anita. Tú no te quejas porque llevas dos coderas… pero yo necesitaría dos suspensiones.’ – dice la Rockrider. ‘Vas a tener que buscarte otra compi que te siga el ritmo.’ Entonces, Anita Dinamita le busca a la Rockrider un adolescente adoptivo que cuide de ella y empieza a buscar una doble.

‘Las dobles cuestan el doble.’ – dice un ciclista intergaláctico. Anita busca que te rebusca, ajustando componentes y presupuesto y tras un cartel que dice 20% de descuento… allí estaba ella, la Trek Lush, deseando subir puertos y bajar trialeras. Para no decepcionarla, Anita se la llevó a Pirineos.

 Cada ruta es una auténtica aventura

Los ciclistas virtuales y los ciclistas intergalácticos cada vez usan más el coche. A Anita Dinamita no le gusta el coche, le gusta la bici. Entonces Er Pisha le dice a Anita ‘¿Por qué no quedas con los ciclistas enbiciados? Les gusta mucho el color verde y el tren de cercanías. Seguro que son eco-friendly.’ Y Anita Dinamita decide ir a ver quienes son estos ciclistas de verde tan amistosos.

Un sábado cualquiera, Anita Dinamita llega a Nuevos Ministerios a la hora para causar una primera buena impresión. Allí estaba Aalto. ‘¡Bienvenida al grupo!’ – dijo Aalto. Y Anita Dinamita en seguida se sintió como en familia.

 En el año 2014, me uní a esta gran familia que no me ha dejado indiferente

A los enbiciados les gusta ir del infinito al más allá. A veces Anita para en el infinito y otras sigue al más allá. A los enbiciados les gusta comer barritas caseras, palmeras de chocolate, chuches del chino y tallarines en Chamartín. A los enbiciados les gusta pedalear muy muy lejos pero ‘never too far from beer’. Y a los enbiciados sobre todo les gusta soñar. Soñar que la lluvia es alegría, que la nieve da calor y que por la noche se ven las estrellas. Que las distancias son cortas y que todo el mundo puede recorrerlas.

 Las anécdotas de los sábados superan a cualquier historia que te hubieras imaginado

Desde su llegada, Anita Dinamita ha notado que los enbiciados sueñan todo el año con el Soplao. Y Anita Dinamita empieza a soñar… ¿Y si…?

La Trek Lush se ha puesto muy malita y necesita un donante. Por suerte, aparece Don Carbono… pero la Trek sigue estando mal y necesita más transplantes… esta vez ha aparecido Doña Reba. Tras un tiempo de recuperación se encuentra mejor que nunca, ha perdido algo de peso, y no hay mal que por bien no venga.

 Cuando surgen los imprevistos, siempre hay un enbiciado para echarte un cable

Así que Anita Dinamita y su incansable compañera se van juntas al Soplao… y sueñan y viven y luchan y suben y bajan y animan, se animan y llegan. ¡Yuhuuu!

 No se puede comprar la felicidad, pero sí una bicicleta que es muy parecido

Érase un sábado cualquiera en una ruta que Anita Dinamita escucho de refilón un ‘solo quiero coger las alforjas y marcharme por ahí’. Y entonces, Anita Dinamita se puso a soñar… ¿Y si…?

No sé qué me deparará la vida, pero sí sé que quiero hacer el próximo sábado

Y colorín colorado este cuento no ha acabado ; )

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