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sábado, 4 de abril de 2009

Vuelta en bici al embalse de Santillana (I)

Tramo de Colmenar Viejo al puente del Grajal y Puente del Batán



Hace unas semanas os contábamos cómo ir en bici de Madrid a Colmenar Viejo, por el Carril bici, o siguiendo la Senda Real GR-124, y os mostrábamos distintas posibilidades en la zona de El Pardo.

También os hemos contado cómo llegar de Tres Cantos a Colmenar Viejo siguiendo una ruta que nos llevaba por el Puente de la Marmota y el Puente de El Batán.


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Hoy vamos a contaros una ruta circular, que con origen en Colmenar Viejo nos lleva a Manzanares el Real y Soto del Real dando la vuelta al embalse de Santillana.

MiguelS y los Aalto's boys hemos llegado esta mañana bien temprano (a las 9:02 para ser exactos) a Colmenar Viejo en tren. Por lo tanto la ruta que os vamos a mostrar empieza en la Estación de Cercanías de Colmenar Viejo.

Los primeros kilómetros los realizamos por las solitarias calles de las nuevas urbanizaciones del municipio, que no salen en los mapas todavía, hasta llegar a la rotonda de la carretera de Hoyo de Manzanares.

Un buen tramo de la ruta habíamos pensado hacerlo siguiendo el camino del GR-124, aunque queríamos antes pasar por el Puente del Grajal. Para llegar a él habíamos escogido bajar por la carretera de Hoyo de Manzanares, una Vía Parque, en la que a los coches les está prohibido circular a más de 60 km/h y tiene poco tráfico.


La bajada hasta el Manzanares por la carretera, con sus reviradas curvas es muy divertida, pero hay que tener cuidado, porque el firme no es muy bueno. Al empezar las curvas, hacemos una paradita para contemplar el Puente desde lo alto.


Hemos escrito anteriormente sobre el Puente del Grajal, un bello puente levantado en la Edad Media, durante la dominación musulmana de la Península, aunque para algunos historiadores sea de origen romano.


Después de subir al puente y hacernos las típicas fotos, nos dirigimos subiendo unos escalones hacia la presa del Grajal, inaugurada en 1908 por Alfonso XIII, y levantada sobre el río Manzanares como parte de las infraestructuras proyectadas por el marqués de Santillana.


La presa no está en uso, aunque el paisaje verde del río Manzanares en esta zona, bien merece unas fotos. ¡Quién diría que este río es el que atraviesa la ciudad de Madrid!


Unos kilómetros más arriba encontramos la Central Hidroeléctrica de Navallar, inaugurada en 1900, siendo la primera en suministrar energía eléctrica a la capital. Sigue en funcionamiento actualmente, abasteciéndose de una tubería de 8km de longitud que tiene su origen en el embalse de Santillana.


Aunque al principio era muy fácil, el camino entre el Puente del Grajal y el Puente del Batán se convierte en muchas zonas en poco ciclable, con mucha piedra y arena, fuertes subidas y bajadas, tramos a pie, tramos con la bici a cuestas… incluso alguna caída sin importancia.

Por suerte no son más de 6 km, aunque a veces se hagan muy duros. Aún así merece la pena aunque sea por contemplar el cauce del río y sus escarpadas vaguadas.


Una vez llegados al Puente del Batán, nuestro segundo puente del día, un descansito, unas fotos... y seguimos con la ruta hacia el embalse de Santillana.



(...sigue en el próximo artículo)

domingo, 29 de marzo de 2009

¿Un Madrid patinable?

(Artículo publicado en madridpatina.com)


No vamos a descubrir nada nuevo, si decimos que la ciudad de Madrid no es de las mejores para patinar. Estamos a mucha distancia aún de ciudades como Barcelona, Pamplona o San Sebastián y a años luz de París, Berlín o Londres.

Esto lo habrá comprobado todo aquel que haya tratado de aventurarse más allá de los límites del Retiro en un afán aventurero. Nos encontramos a menudo en nuestras expediciones urbanitas con: aceras estrechas, losetas rojas de botones (rebautizados por algunos como los famosos PPR’s) y sobre todo una pavimentación no pensada precisamente para nuestras ocho ruedas.

Por otro lado, desde hace unos años, se ha visto un cambio de actitud en la política urbanística de los organismos públicos. Las nuevas zonas como Sanchinarro, Las Tablas, etc cuentan siempre con amplias aceras, bulevares centrales y en la mayoría de las ocasiones con carriles-bici para el disfrute de los vecinos.


Pues este año vamos a tener más buenas noticias a este respecto, y es que las nuevas obras que se van a acometer gracias al Fondo Estatal de Inversión Local cuentan con algunas actuaciones encaminadas a mejorar la movilidad peatonal y la bicicleta (y por extensión a nuestro patines). En este plano de GoogleMaps tenéis todas las novedades:


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Hay que recordar también que el año pasado se aprobó el Plan Director de Movilidad Ciclista para la Ciudad de Madrid.

Es un proyecto muy ambicioso en el que se pretenden construir ni más ni menos que 230 nuevos kilómetros de carril bici (dejando un saldo total de 370 en todo el municipio) y cuyo fin principal es unir cada barrio con el Anillo Verde Ciclista y que moverse en bici o patines sea factible y pueda verse como una alternativa al vehículo privado e incluso al transporte público, no sólo como mera actividad lúdica o deportiva. Esperemos que este Plan Director salga adelante poco a poco, por ahora se están dando los primeros pasos para su consecución.

Si todo sale bien, a finales de este año o principios del que viene podremos disfrutar de todas estas zonas nuevas (peatonales y ciclistas). Pero antes de que os lancéis y salgáis como locos a quemar rueda, conviene recordar cuál es nuestra situación como patinadores. En estos momentos, la figura del patinador, es asimilable a la del peatón, podemos (y debemos) circular por las aceras, plazas, paseos y todas aquellas zonas por las que alguien a pie podría hacerlo, pero NUNCA por la calzada. En cuanto a los carriles-bici, si éstos cuentan con zonas de paseo para los peatones, ése debería ser nuestro lugar, y si no, seguro que los ciclistas nos ceden un cachito de sus vías, siempre y cuando vayamos en fila, por la derecha y sin ocupar la totalidad del carril.

Pues nada compañeros, ¡a disfrutar del nuevo Madrid!

domingo, 22 de marzo de 2009

Ruta en bici de Tres Cantos a Colmenar Viejo por el Puente de la Marmota (II)

(...viene de aquí)



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Desde el Puente de La Marmota al Puente del Batán



Una vez hayamos repuesto fuerzas, atravesaremos el Puente de la Marmota para subir una fuerte pendiente a la derecha. Puede que unos metros debamos hacerlos descabalgados.


Pasada esa pendiente nos adentramos por un divertido sendero, muy estrecho, que sube y sube zigzagueando hasta llegar un kilómetro más allá a un amplio camino que seguiremos gran parte de nuestra ruta.


Este camino, muy recto y bastante ancho, sube, sube, y sube, poco a poco, probando nuestra resistencia. No es una subida fuerte, pero sí que es muy larga.


Si miramos hacia atrás, además de ver el recto camino recorrido, veremos en la lejanía la silueta de las Cuatro Torres del CTBA.

Después de casi tres kilómetros de interminable subida llegaremos a la Carretera de Hoyo de Manzanares (M-618), que tendremos que recorrer unos 500 metros, para volver a coger un nuevo camino a la derecha hacia el Puente del Batán.


Este tramo no es tan monótono como el anterior. Tiene continuos giros, y muchas bajadas divertidas que nos permitirán desquitarnos de todos los tramos que hemos subido anteriormente.


Al llegar a la M-607 veremos un viaducto, y tras pasar bajo él, llegaremos al Puente de El Batán, un puente Medieval en un estado de conservación no muy bueno. En este punto llevamos 23 km recorridos.




Desde el Puente del Batán a Colmenar Viejo



Tras cruzarlo, y ya al otro lado del Manzanares, nos dirigiremos por un camino estrecho y sinuoso hacia Colmenar Viejo que pondrá a prueba nuestra capacidad trialera sobre la bici. Subidas, bajadas, grandes piedras, zonas de arena, agua… un sugus (o una bolsa entera) para el que lo haga sin poner pie a tierra en algún tramo.


El último tramo, llegando a Colmenar Viejo es un amplio camino en subida. Antes de llegar a las primeras casas, a la derecha saldrá una vía pecuaria que nos llevará dando un rodeo por el exterior del municipio hacia la carretera de Hoyo. Allí entraremos en una nueva urbanización, que nos llevará hacia la Estación de Cercanías, o si nos quedan fuerzas, después de 32 kilómetros de dura ruta, seguir hacia la ermita de Santa Ana y el cementerio, bajando por GR-124 (azul en el plano) de vuelta hacia Tres Cantos. Son 8 kilómetros más, anque sólo los dos últimos son de subida.


En definitiva, una ruta divertida, y algo dura, que se puede hacer en una mañana, para volver a comer a casa. Puede hacerse también en sentido de Colmenar a Tres Cantos, y en ese caso encontraríamos menos zonas en subida, aunque seguirá siendo igual de dura.

Queda para otra semana el recorrido junto al Manzanares, del Puente de de la Marmota al Puente del Batán, pasando por el Puente del Grajal (amarillo en el plano).

Ruta en bici de Tres Cantos a Colmenar Viejo por el Puente de la Marmota (I)

La semana pasada os contábamos cómo ir en bici de Madrid a Colmenar Viejo, por el Carril bici (en rojo en el plano), o siguiendo la Senda Real GR-124 (en azul), y os mostrábamos distintas posibilidades en la zona de El Pardo.

Hoy vamos a intentar contaros cómo llegar de Tres Cantos a Colmenar Viejo siguiendo una ruta que nos lleve por el Puente de la Marmota y el Puente de El Batán (en naranjas en el plano). Dejamos para otra ocasión una variación de esta ruta, que sigue el río Manzanares pasando por los puentes de la Marmota, del Grajal y del Batán (en amarillo).


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Desde Tres Cantos al Puente de la Marmota



Empezaremos la ruta en la Estación de Cercanías de Tres Cantos (podríamos haber llegado desde Madrid a este municipio en bici, como os contábamos la semana pasada, pero eso alargaría bastante la ruta).

Desde la Estación saldremos a la izquierda, giraremos otra vez a la izquierda para pasar bajo las vías, subiremos hasta la glorieta, y cruzaremos al otro lado de la M-607. En ese punto veremos el carril bici, y lo cruzaremos para seguir por el GR-124 (en azul) que nos lleva hacia el Arroyo de la Tejada. Como os contábamos la semana pasada es una bajada de unos dos kilómetros, muy rápida y divertida, aunque hay que tener cuidado con los surcos si no queremos llevarnos una sorpresa.


Al llegar al final del camino, en esta ocasión giraremos a la izquierda siguiendo el curso del arroyo (a la derecha continuaba el GR-124 hacia Colmenar Viejo).

Unos metros más adelante aparecerá la tapia del Monte de El Pardo, y el camino girará a la derecha cruzando el arroyo. Un remojón tampoco viene mal para afrontar lo que nos queda.


Una vez cruzado el arroyo aparece la primera pendiente hacia arriba, para hacernos olvidar la rápida bajada desde Tres Cantos. Por suerte es muy corta, y enseguida el camino se vuelve más horizontal. Ya llegarán las cuestas más adelante.


La ruta no tiene pérdida, sólo hay que seguir el camino que discurre junto a la tapia del Monte del Pardo, que va subiendo poco a poco hacia el Mirador de Valdelaganar (km 6 de nuestra ruta), uno de los accesos al Monte que se encuentra cerrado, por supuesto.

Hay que recordar que de las 15.000 hectáreas de la superficie del Monte de El Pardo, gestionado por Patrimonio Nacional, sólo están abiertas al público 900 (en la zona sureste del Monte). El resto se encuentra vallado, y muy vigilado. En su interior se encuentran gamos, ciervos, jabalíes, y muchas aves en torno al embalse.


Desde el Mirador de Valdelaganar tendremos una panorámica inmejorable de la Sierra de Guadarrama, donde nace el río Manzanares (en el alto de Guarramillas) dando nombre al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, en el que nos encontramos.


A partir de Valdelaganar el camino desciende bruscamente en dirección al río Manzanares durante algo más de dos kilómetros, dejándonos contemplar al otro lado de la tapia, el Monte y el Embalse de El Pardo.


En el km 9 de nuestra ruta, el camino gira 90 grados a la derecha apareciendo una fuerte subida que pondrá a prueba nuestra habilidad y nuestras fuerzas. Seguro que aquí más de uno pone pie a tierra. Por suerte es muy corta.


El camino sigue junto a la tapia, sin separarse de ella, aunque en el último tramo, antes de bajar hacia el Manzanares, se estrecha y empiezan las zonas trialeras. Grandes piedras, fuerte pendiente, el cuerpo atrás, y mucha habilidad para no acabar en el suelo.


Pero antes de bajar al Puente de la Marmota, merece la pena parar a contemplarlo desde arriba, ver el Manzanares a tus pies, y hacer unas fotos de la zona.


Un descanso en el Puente para reponer fuerzas, que ya llevamos 11 kilómetros sobre la bici, y para afrontar lo que vendrá después que parece ser bastante duro.




(continúa en el próximo artículo)