En Madrid conviven en este momento dos estrategias para la potenciación del uso de la bici:
1. El Modelo de Red Ciclista Segregada: La primera se basa en una implantación desde la administración de un sistema de carriles-bici segregados en las principales arterias de circulación. La bici estaría separada del tráfico motorizado en estas vías, mientras que coexistiría en vías más secundarias. Los ciclistas usarían los carriles-bici en la mayor parte del trayecto, las calles compartidas se usarían de manera puntual en los extremos del recorrido, imitando el comportamiento de un coche. En esta estrategia, otras medidas como la educación vial, la pacificación o la restricción del tráfico motorizado son secundarias para el desarrollo de la bici.
Es la común en varias ciudades del mundo. En Madrid se planteó por primera vez en el Plan Director ciclista de 2008, y se fue implantando en algunos barrios (sobre todo en el este) de manera fragmentada desde entonces, sin llegar a formar realmente una malla lo suficientemente completa como para hacerla funcionar.
2. El Modelo Madrid: Esta segunda aparece desde los propios usuarios, usando redes de calles secundarias compartidas como recorridos principales en todo el trayecto. A medida que el ciclista adquiere confianza, va compartiendo tramos con más tráfico. En este modelo es clave la colaboración entre usuarios para aprender las rutas en los inicios. La formación vial, la restricción del tráfico y la pacificación son medidas necesarias para la expansión del modelo.
Es propia de Madrid, especialmente en el interior de la M30. Ha ido sucediendo en paralelo a los planes oficiales del Ayuntamiento, primero de manera espontánea desde los usuarios con la difusión del plano de calles tranquilas e iniciativas ciudadanas de acompañamiento desde 2010, aunque pronto el Ayuntamiento también las ha ido asumiendo, con difusión de estos recorridos recomendados y políticas activas de legitimación de la bici entre el tráfico (ordenanza, ciclocarriles 30), restricciones al tráfico (Madrid Central), pacificación (limitación a 30) y formación vial (campañas, camino escolar).
1. El Modelo de Red Ciclista Segregada: La primera se basa en una implantación desde la administración de un sistema de carriles-bici segregados en las principales arterias de circulación. La bici estaría separada del tráfico motorizado en estas vías, mientras que coexistiría en vías más secundarias. Los ciclistas usarían los carriles-bici en la mayor parte del trayecto, las calles compartidas se usarían de manera puntual en los extremos del recorrido, imitando el comportamiento de un coche. En esta estrategia, otras medidas como la educación vial, la pacificación o la restricción del tráfico motorizado son secundarias para el desarrollo de la bici.
Es la común en varias ciudades del mundo. En Madrid se planteó por primera vez en el Plan Director ciclista de 2008, y se fue implantando en algunos barrios (sobre todo en el este) de manera fragmentada desde entonces, sin llegar a formar realmente una malla lo suficientemente completa como para hacerla funcionar.
2. El Modelo Madrid: Esta segunda aparece desde los propios usuarios, usando redes de calles secundarias compartidas como recorridos principales en todo el trayecto. A medida que el ciclista adquiere confianza, va compartiendo tramos con más tráfico. En este modelo es clave la colaboración entre usuarios para aprender las rutas en los inicios. La formación vial, la restricción del tráfico y la pacificación son medidas necesarias para la expansión del modelo.
Es propia de Madrid, especialmente en el interior de la M30. Ha ido sucediendo en paralelo a los planes oficiales del Ayuntamiento, primero de manera espontánea desde los usuarios con la difusión del plano de calles tranquilas e iniciativas ciudadanas de acompañamiento desde 2010, aunque pronto el Ayuntamiento también las ha ido asumiendo, con difusión de estos recorridos recomendados y políticas activas de legitimación de la bici entre el tráfico (ordenanza, ciclocarriles 30), restricciones al tráfico (Madrid Central), pacificación (limitación a 30) y formación vial (campañas, camino escolar).