Ir en bici por la ciudad está lleno de miedos y prejuicios, especialmente por parte de quien no lo ha hecho nunca. Anímate a probarlo, sal con alguien que tenga más experiencia en fin de semana o únete a alguna iniciativa como En bici al trabajo del blog enbicipormadrid. para que el primer contacto no sea tan brusco. Verás que ni los coches son agresivos asesinos, ni las calles pistas mortales, ni ir del punto A al punto B una proeza para súperhumanos. Ir en bici es sencillo, natural y espontáneo.
Te ofrecemos doce pequeños consejos para que tu experiencia sea mucho mejor:
No circules por la acera
Salvo que seas un niño de seis años en una bicicleta con ruedines, no hay nada más frustrante que ir por la acera caminando y que te adelante un ciclista a alta velocidad. Los peatones son el colectivo menos protegido de la ciudad, tienen que aguantar ruidos, están expuestos a atropellos, confinados en aceras estrechas y a desvíos absurdos para no molestar a los coches. No les compliques más la vida.
Posee tu carril
Legalmente, las bicicletas tienen que circular por la calzada, por el carril situado más a la derecha. Posee tu carril, circula por el centro del mismo. Ir en un lateral hará que los coches te adelanten sin cambiar de carril, lo que es extremadamente peligroso: la fuerza del coche o un pequeño toque pueden desestabilizarte y hacerte caer al suelo, y una calzada llena de coches no es el mejor sitio para tumbarse.
No es una carrera
No engañamos a nadie: las bicicletas van más despacio que los coches, ya sea porque no podemos ir haciendo un sprint contínuo o porque los coches no respetan las velocidades máximas en ciudad. ¿Y qué? No estamos compitiendo, estamos yendo de un sitio a otro. No te ofendas ni te preocupes porque te adelanten los coches, es lo más normal del mundo. ¿Qué sentido tiene picarse con alguien que no conoces de nada y a quien no vas a volver a ver jamás?
Si llevas detrás un coche y te pone nervioso, anímale a que te adelante. Es muy posible que te lo encuentres parado en el siguiente semáforo. Y ver la cara de un conductor nervioso al ver que te encuentras con él en cada semáforo es uno de los mayores placeres de ir en bici.