El Plan 30: bueno, bonito y barato
Covadonga espera a la puerta del periódico con chaleco reflectante y casco. Carlos llegará después. Lleva casco, aunque lo quitará luego para los fotos. Y yo sólo traigo, como Carlos, un velcro reflectante para que el pantalón no se enganche en los dientes del plato grande. Cuando cojo la bici por Oviedo suelo ir así, a pelo, porque ninguna normativa te obliga y es más cómodo, aunque una vez un peatón estuvo a punto de «subirme al cuartel», -cita textual-, porque me vio pasar pedaleando y no le gustó. Luego siguió. «A ti te cortaba yo el pelo chaval», o así, fue la menor de sus muchas amenazas.
La anécdota, no más, ilustra bien los problemas de andar con la bici por cualquier ciudad y pone el foco en ésta, Oviedo, en la que todavía pesa mucho cierta bruma vetustiana. A despejarla han venido gente como Covadonga Álvarez y Carlos Tejo, pertenecientes al colectivo que impulsa ese «plan 30», aprobado dentro de los proyectos municipales con cargo a los fondos anticrisis del «plan A» del Gobierno regional.