
Que "en Berlín no se puede vivir sin bicicleta", en boca de Martin y Susi, es una de esas verdades que suenan incontrovertibles hasta que uno consulta los datos históricos. Sí que se puede, pero cada vez menos. Su uso se quintuplicó entre 1975 y 2001. Desde 2008, se ha duplicado. Un paseo breve por el soleado Berlín de finales de agosto confirmará su pujanza en el país de gigantes del automóvil como la semipública Volkswagen, tercer fabricante mundial, o la bávara BMW y la suaba Daimler. Martin, que el miércoles se interesaba por una bicicleta nueva de acero en una céntrica tienda berlinesa, considera su coche "solo un objeto práctico". Admite que "todavía muchos alemanes mantienen un vínculo personal" con su automóvil y, según describe sonriendo, "lo lavan semanalmente y lo miman como a un hijo". Pero aunque ellos son un matrimonio con hijos, el Volkswagen de Susi y Martin "se queda aparcado en la calle y cubierto de polvo" hasta que hace falta.





El Ayuntamiento de Las Rozas sigue apostando por la promoción de la bicicleta. El próximo 20 de septiembre, coincidiendo con la celebración de

