Muchos pueblos comenzaron a vivir apoyados en sus aguas y muchos de nuestros caminos han sido trazados siguiendo el curso del agua, que facilitaba el mantenimiento de animales y humanos, y facilitaba el paso a través de los lugares más complicados orográficamente.
En muchos casos los ríos han sido olvidados y las ciudades han dado la espalda a sus cursos. Las riberas han sido únicamente basureros de todo tipo de residuos y la calidad de sus aguas se ha resentido, sobre todo en sus tramos más bajos. Sin embargo, actualmente hay una tendencia a recuperar sus márgenes de manera que puedan ser disfrutados por población local y visitantes. Así lo haremos, aprovechando la época otoñal en la que las riberas están más atractivas.