Sin embargo, el acto de bicicrítica no sólo se celebra a sí mismo. En origen, recordemos, se trata de convencer a un número mínimo de ciclistas (la llamada "masa crítica") para que circulen por la ciudad, acostumbrando a los coches a su presencia y que animen a indecisos a coger también su bici creando un efecto llamada.
Me gustaría que algún día la bicicrítica sólo se celebrase por el placer de ella misma, porque sus objetivos ya han sido logrados. Ahora bien...
¿Qué objetivos busca la bicicrítica?
Escuchando las opiniones en diversos foros de sus participantes, siempre hay un objetivo común de normalizar la bici en la ciudad y no sentirse un bicho raro.
La manera de lograrlo ya no está tan clara. Los ciclistas que apoyan la bicicrítica con los que he podido hablar del tema proponen alguna de estas dos soluciones, cuando no las dos a la vez:
1. Que los coches sepan que existimos, para poder circular entre ellos con seguridad.
2. Que el ayuntamiento nos tenga en cuenta, sobre todo haciendo carriles-bici, para no tener que circular entre los coches.
Parece contradictorio ¿no? Sin embargo, no es más que el fiel reflejo del estado actual del debate que tienen los ciclistas sobre cuál es su lugar en la ciudad. Algunos lo tienen claro, otros no, y los que lo tienen claro no siempre son unánimes.