La Asociación Pedalibre rechaza la nueva ordenanza de movilidad de la ciudad de Madrid y denuncia el arrinconamiento al que, una vez más, se intenta someter a la bicicleta en el tráfico urbano. Pedalibre denuncia también la utilización interesada que el gobierno municipal ha hecho de la buena voluntad colaborativa de la asociación y anuncia la ruptura de toda relación.
La nueva ordenanza de movilidad en Madrid tiene en cuenta a la bicicleta pero, básicamente, para intentar arrinconarla. Quitarla de en medio para que no “moleste” al omnipresente coche. Nuestros dirigentes municipales no han sido capaces de evolucionar y siguen anclados en el pasado: no pueden evitar ver a la bicicleta como un problema que solucionar en lugar de como una oportunidad para mejorar las condiciones de movilidad de nuestra ciudad.
Para esta gente, regular el tráfico de bicicletas significa restringirlo. No son capaces de salir de ese gueto mental. “Tráfico” sigue significando “coches” y es a los coches a quienes protegen y amparan. De poco sirve que esto sea ya un anacronismo en las sociedades modernas o que, por esta causa, la calidad del aire que respiramos en Madrid coloque a nuestra ciudad en el punto de mira como lugar contaminado e insalubre.
Para mayor agravio, la nueva ordenanza nace pretendiendo (o eso se afirma) favorecer el tráfico de bicicletas pero es imposible conseguir tal cosa desde la perspectiva pro-automovilista desde la que se ha abordado que considera a la bicicleta como un elemento molesto e incómodo. Así, por ejemplo, se restringe la circulación de bicicletas en buena parte del viario por razones de “seguridad y fluidez”. Nuestra clase dirigente lo tiene claro: la bicicleta es insegura e interrumpe el tráfico.