Te contamos los trámites de una denuncia a requerimiento
Cuando circulamos con nuestra bici por la ciudad y nos adelanta un coche sin guardar la distancia lateral suficiente, se suelen producir las siguientes reacciones:
1º Gran susto: ¡Mecagüen...!
2º Gran exclamación: ¡La madre que te echó, que casi me tiras, animal!
3º Gran comecome: En cuanto baje de la bici le voy a denunciar, vamos que sí, se va a enterar este, que no sabe con quién se la está jugando.
4º Gran conversación con pareja o amigos: Hoy casi me tira un pedazo cabestro al adelantarme / denúncialo, tío / sí, eso voy a hacer / claro tío / claro, joder.
5º Gran somnolencia: Qué cansado estoy. Bah, ya si eso le denuncio mañana.
6º Gran renuncia: Bah, pa' qué, si no le va a pasar nada y, además... qué pereza lo de meterme en líos.
Seguro que habéis pasado alguna vez por este mal trago, y seguro también que alguna vez habéis oído hablar de la famosa denuncia voluntaria. Pues bien, ha llegado la hora de saber qué es eso, cómo se articula y qué resultados nos depara, y todo ello os lo vamos a contar en directo, en nuestro banco de pruebas, a partir de un caso práctico que ocurrió el pasado lunes y cuyo desencadenante podéis ver en este vídeo: