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martes, 24 de septiembre de 2024

Enbiciad@s en La Mancha, conquistan la Titán 2024

Hace unos días atrás, siete de nuestros queridos enbiciados; Irma, Sergio, Miguel, Rafa, Carlinhos, Isidro y Darío, hicieron una escapada de fin de semana para participar en La Titán de La Mancha, una gran prueba contada en primera persona por uno de ellos. Esperamos disfrutéis la experiencia, tanto, como seguro lo hicieron estos auténticos viciosos de las MTB. 


Por meteros un poco en la historia de la Titán de La Mancha, esta competición nace allá por el año 2009, cuando unos amantes del ciclismo, llamados Fran Lorente y Agustín Pacheco, concibieron la idea de realizar un desafío en bicicleta de montaña desde su pueblo, Alcázar de San Juan, con el propósito de destacar la región y desafiar los estereotipos sobre su topografía. 

Inspirados por rutas de larga distancia a nivel nacional, compartieron a tráves de un blog la idea con otros entusiastas del ciclismo de montaña. La participación de Pacheco y Lorente en una prueba de BTT en Guadalix de la Sierra, enriqueció aún más la idea de crear algo grande. Quedaron realmente impresionados por el recorrido y al regresar a Alcázar, propusieron crear algo similar, pero está vez en su territorio, llamándolo «Titán de la Mancha». 


El nombre de Titán de la Mancha, surgió del personaje de Don Quijote, adaptado para representar la grandeza y desafío de la ruta, similar a los desafíos enfrentados por los titanes de la mitología griega.
Celebrándose desde entonces, cada año a mediados del mes de septiembre, cargando ya a sus espaldas con nada más y nada menos que con quince ediciones.

(Cartel oficial de la prueba 2024)

La ruta requería en principio, cumplir con ciertas condiciones, que incluían una distancia de más de 200 km, un considerable desnivel acumulado y un inicio antes del amanecer para garantizar una experiencia desafiante

El recorrido inicial varió en las primeras cuatro ediciones, con la salida en direcciones diferentes cada año, cubriendo los cuatro puntos cardinales. Sin embargo, el recorrido actual, modificado ligeramente para mejorar la seguridad de los participantes, ha sido el preferido en las ediciones recientes debido a su éxito entre los participantes.

En términos de recorrido, la ruta de la Titán de la Mancha ha incluido localidades como Socuéllamos, Ruidera, Villarta, Puerto Lápice y Herencia, partiendo desde Alcázar de San Juan, o en algunos casos, desde Campo de Criptana.

(Mapa de los diferentes tracks, a lo largo de sus 15 ediciones)


Estas características han dado forma a las ediciones del evento, destacando su desafío, belleza y capacidad para unir a la comunidad de ciclistas de montaña en la región.

De 18 participantes en la primera edición en 2009 se pasó a más de 70 en 2012, que tras un parón en 2013, en 2014 se retoma el proyecto, pero con otro carácter, ya que pasaría a ser marcha cicloturista organizada, tal y como se la conoce hoy. 

De esta manera, se quiere dar una visión de La Mancha muy especial: con sus molinos de viento, llanuras y montaña (Montes de Toledo Orientales), quedó conformado un trazado en torno a los 220kms y 3.000m de desnivel, una auténtica proeza.

(Primer cartel oficial de la edición 2009)

En el año 2016 se añadió la modalidad de 100kms, para dar la oportunidad de participar a muchas personas que preferían ser titanes de la Mancha, pero realizando una distancia más corta, obviamente sin perder la esencia de la prueba.

Por otro lado, el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, cada año ofrece todas las facilidades para que se celebre la prueba; la Diputación de Ciudad Real pone de su parte todo el soporte posible.

El año 2018, supuso un hito en la organización de la prueba, por un lado debido a un acuerdo con las empresas organizadoras de la Titan Desert, lo que supuso un salto en calidad y de renombre a la prueba.

Ahora el club organizador es el CD Alcázar Bikes, por lo que lcontinuidad estaba garantizada, ya que los miembros del comité organizador y del club eran más o menos los mismos. 

En el año 2019, el de su décimo aniversario, se añadió la posibilidad de hacer 300kms, pasando a ser, con toda seguridad, la prueba de MTB de un día, más larga y dura de España, y posiblemente de Europa. Y que gracias a las personas que componen el C.D Alcázar Bikes, que se entregaron en cuerpo y alma para sacar adelante el proyecto, se pasó de 200 participantes en 2014, a más de 2000 ciclistas en el año 2023. 

 
Actualmente, la prueba tiene para BTT dos modalidades; Maratón de 115 km. con 887m de desnivel positivo acumulado y la Ultramaratón de 207 km. con casi 3000m de desnivel positivo acumulado. ¡Una auténtica pasada!

Y ahora que ya conoces un poquito más de su historia y que tal vez, las ganas de querer algún día participar en ella te hayan entrado, te sumergiré, a través de mi experiencia en lo que fue su última edición.
Una experiencia, que al menos para mi, marcó un antes y un después en lo que es una participación en una ultramaratón, mis compañeros de aventura fueron nada más y nada menos que; Irma, Rafa, Miguel, Isidro, Sergio (él ya la había hecho el año anterior y fue uno de los que me picó para hacerla, ¡MUCHAS GRACIAS, COMPAÑERO!) y Carlinhos (que también repetía), unos verdaderos apasionados por el cicloturismo y la diversión, ...¡que mejor plan, no?!

(Foto de familia, de derecha a izquierda; Rafa, Irma, Isidro, Carlinhos y un servidor con polvo aún en la cara)

Los llamo compañeros de aventura porque, aunque nos uniera una pasión en común, ese día nos unió también una experiencia que nos enseñó mucho más que solo resistencia física.

Como os dije, llevábamos ya unos meses preparándonos para esta jornada, no solo logisticamente hablando, en mi caso también lo fue físicamente. Tras varios meses de lesiones, está era otra prueba de fuego para poder encontrarme a tope nuevamente.

Pero vayamos al principio, todo comenzó con la recogida de dorsales el viernes 13 de septiembre, este había sido el primer paso de una jornada llena de emoción, nervios y preparativos, llegaba a Alcázar de San Juan sobre las cuatro de la tarde, aún estaba la organización, terminando de rematar los últimos detalles en la meta.

(Punto de salida y meta de la prueba en Alcázar de San Juan)

La recogida de dorsales comenzaría una hora más tarde, con la entrega de las correspondientes bolsas del corredor. Dentro de ellas nos daban, el maillot, muy chulo por cierto y que venía incluido en la inscripción junto con algunos souvenirs de los patrocinadores, como un llavero, unas cintas con el logo de la prueba, el dorsal, varios tickets para la comida después de la prueba e instrucciones para poder acceder a todos los servicios, como masajes, duchas, limpieza de las bicis, entre otros.

(Participantes recogiendo sus dorsales)

(Sobre que entregaba la organización con el dorsal)

(En la fan zone con mi dorsal recién entregado)

Pero bueno, nuestro verdadero desafío comenzaría al día siguiente, así que luego de un paseo para recorrer la zona y las tiendas de ropa deportiva instaladas en la meta, volví al coche para ir hasta el hotel, a unos 25km de allí, en Pedro Muñoz. 
Al coger la carretera comarcal que me llevaba hasta mi nuevo destino, veía ya por primera vez los primeros molinos, una verdadera belleza para la vista y con el atardecer de fondo su base parecían como que estaban hechos de cristal.

Como os decía, iba a encontrarme con Miguel y con Isidro que llegarían más tarde desde Madrid y previamente iban a cumplir con el ritual de recogida de dorsales. A su llegada hicimos unas compras para el desayuno del día siguiente y luego de charlar un rato, nos fuimos a cenar a un restaurante cerca de nuestro hotel, "El come y calla", un pequeño local abierto a esas horas con su terraza y que no estuvo nada mal su menú, había que aprovechar y cargar fuerzas para lo que se nos venía a la mañana siguiente, así que cenamos a lo grande, mientras hablábamos sobre las estrategias a seguir durante la carrera y pronto nos fuimos a dormir o a "tratar de dormir", los nervios estaban a flor de piel, (al menos para mí).

(Irma dorsal 893)

(Maillot oficial de la edición 2024, incluido con la inscripción)

(Rafa recogiendo su dorsal 892)

Ya con las primeras horas de la madrugada del día D, sobre las 5:00 de la mañana, desayunamos unos cafés y unos bocadillos, como para seguir metiendo energía al cuerpo, le harían mucha falta luego. 
Y minutos más tarde, cogimos nuestros coches y salimos del hotel nuevamente hasta Alcázar de San Juan.
Aunque Isidro participaría en la maratón y salía a las 8:00 de la mañana, vino hasta la salida para traer a Miguel y apoyarnos a los tres, ya que Miguel, Carlinhos y quien les habla, estábamos apuntados a la ultramaratón.

(Con Carlinhos y Miguel antes de la salida)

Llegamos con nuestros coches al parking habilitado por la organización, a pocos metros de la meta, hacía bastante fresco, asi que mientras llegaba Carlinhos y Sergio (luego este último nos contó, que había salido más tarde de Madrid y no llegaría a tiempo para vernos salir, igualmente sabíamos que nos estaba alentando desde su coche mientras venía de camino) 
Así que terminamos de dejar a punto nuestras bicicletas, últimos retoques, cera a la cadena, ajustes, aprietes, algún gel previo y una vez finalizado el protocolo, dispuestos y con muchas ganas de pasar una jornada estupenda a bordo de nuestras bicicletas, nos fuimos hasta la salida.

(Participantes de la ultramaratón en la linea de salida)

Eran ya casí las 6:30 de la mañana, todavía era de noche pero con un cielo despejado, tras unas breves palabras del speaker, para darnos ánimos a todos los participantes allí presentes, nos deseamos suerte entre los enbiciados, una fotito de grupo ...y a rodar!

(Con Carlinhos, Isidro y Miguel, minutos antes de la salida)

Con los focos iluminando los primeros compases del trayecto y las luces traseras rojas que iluminaban el recorrido, como si de una serpiente roja se tratase, dio comienzo la carrera y nos dirigíamos hacia nuestro primer objetivo, Campo de Criptana. Famoso por sus molinos de viento, inmortalizados por Cervantes en su "Don Quijote de La Mancha."

(Amanece al fondo, en Campo de Criptana)

De inmediato, mientras dejábamos atrás la ciudad de Alcázar de San Juan y nos adentramos en zona de senderos, me encontraba en un pelotón de ciclistas cuya energía era palpable. Aunque no hay que quemar las balas tan pronto les seguía el ritmo, de pronto al primer contacto con terrenos de tierra, empecé a notar exceso de presión en las ruedas de mi bicicleta, (le había puesto el tubeless hacia unos días atrás y tal vez se me había ido la mano con la presión, notaba la bicicleta muy rebotona que rebotona y al frenar no tenía demasiado agarre). Aún así, decidir continuar para no perder tiempo y ya en la primera parada que hiciera, le bajaría un poco la presión (y así fue)
Poco a poco, la carrera se fragmentó en pequeños grupos, el primer tramo, aunque relativamente plano, me ofreció la oportunidad de ir calentando y encontrar mi ritmo.

(Corredores en Alcazar de San Juan, foto tomada por: Jesus Vivo)

La experiencia en este tipo de pruebas tan largas, sumado a los sabios consejos que me dieron otros enbiciados en su día, (aunque hoy no estaban rodando a mi lado, si lo estaban en mi cabeza), me hizo pensar la estrategia ideal a desarrollar para dosificar mis energías.
Recordad, que por delante quedaban muchos kilómetros y mucho desnivel, nada más y nada menos que 200km con 2900m de desnivel positivo.

(Molinos de viento de Alcazar de San Juan)

Llegados al kilómetro 7, el polvo seco levantado por las ruedas de los ciclistas creaba una atmósfera casi épica, similar a las batallas narradas en las novelas históricas.
Conforme avanzábamos y empezaba a amanecer, se empiezan a divisar los emblemáticos molinos de viento de Campo de Criptana que pronto se erigieron ante nosotros, como fieles guardianes de La Mancha. Este escenario, evocador de las aventuras de Don Quijote, ofreció una oportunidad única a la organización para tomarnos fotografías muy bonitas a todos los participantes. Al llegar a ellos podías oír los flashes de las cámaras dispararse a nuestro paso.

(Fotografía tomada por la organización al paso por Campo de Criptana)

Una vez que los pasamos, se escuchan los primeros gritos de aliento de los allí presentes, ¡VAMOS CHAVALES! ... ¡SOIS UNOS HEROES! eran algunas de sus frases, aunque algunos también te decían ¡VENGA!, ¡QUE YA OS QUEDA MENOS!!, (no había necesidad de mentir tanto, quedaba mucho y lo sabíamos... jajaja!) 
A pesar de la broma, alentaban sin parar a pesar de las horas. 
Es impresionante sentir todo ese apoyo de la gente, casi tan revitalizante o superior, como un avituallamiento de los que nos esperaba más adelante, ¡sois muy grandes!

(Público alentando en meta)

Los primeros rayos de sol ya se dejan ver a través de las praderas, antesala de lo que sería una mañana soleada y que se transformaba en un desafío más hostil si le sumamos el calor.


Las cuestas comenzaron a aparecer, colinas despejadas que nos invitaban a demostrar nuestra verdadera capacidad. Fue en ese momento cuando la importancia de la resistencia mental comenzaba a revelarse. El sudor ya corría por el rostro, mezclándose con el polvo y creando una especie de armadura de barro, un testimonio tangible de lo que sería esta prueba y que cuando finalizará quedaría retratado en alguna de las fotos que veréis aquí.

(Isidro en Campo de Criptana)

Llegando al kilómetro 27, aparece el primer puestos de avituallamiento, perfectamente organizados, con los voluntarios siempre con una sonrisa en sus rostros. Agua, frutas, bocadillos de lo quieras, ¡que ricos estaban los de Nutella!, frutos secos, gominolas. Daba la sensación de que cualquier cosa que necesitáramos, allí estaba lista para nosotros. Pero tampoco había que caer en la tentación, había que coger lo justo y necesario para poder continuar. ¡Buah! ¡que rico estaba todo!

(Bicicleta de Sergio, con bastante solera en esto de las competiciones, con su dorsal 309)

A todo esto y por las horas que eran, casi las 8:30hs, los demás enbiciados, Irma, Isidro, Sergio y Rafa, estarían comenzando su reto. Mientras disfrutaba de una, deliciosa y jugosa sandía, pensaba en ellos y deseaba que ojalá disfrutarán de la marcha, tanto como yo lo estaba haciendo hasta ese momento.

(Isidro, Irma y Rafa minutos previos a su salida)

           (Irma siempre sonriente en plena carrera y disfrutando)

Dejando el avituallamiento, la verdadera aventura comenzó cuando nos acercamos a Herencia, donde las colinas y pequeños cerros empezaron a hacer acto de presencia.

A medida que avanzábamos hacia Puerto Lápice, la ruta se volvía cada vez más exigente.
Aquí fue donde realmente empecé a sentir el peso del desafío.
Sin embargo, llegaría otro avituallamiento salvavidas, aquí conocí a Javier, era un voluntario muy majete que luego volvería a ver a mi regreso hacia la meta, ya que la ruta tenía que pasar otra vez por allí y obviamente a mí regreso, en cuanto lo ví, le dí ese merecido abrazo por sus palabras de ánimo y por todo el trato recibido. ¡GRACIAS JAVIER!

(Carlinhos cerca de Puerto Lápice)

Tened en cuenta que está gente realiza esta labor, sin recibir nada cambio, solo porque aman el ciclismo... y eso no tiene precio.


(Voluntari@s, sin vosotros esto no sería posible, ¡GRACIAS!)

Después de dejar Puerto Lápice, vino el desvío a la ruta larga, había que decidir, ruta larga o corta, y como diría nuestro querido enbiciado Agus.... ¿a qué hemos venido?! ...A DIVERTIRNOS! pues eso, A LA LARGA!

(Señales para guiar a los participantes en el camino dependiendo de las diferentes modalidades, además de BTT hay también Trail Running)

La ruta nos llevó a Los Furieles, un tramo conocido por sus caminos sinuosos y su pendiente constante.
Este fue uno de los trayectos duros, pero también uno de los más gratificantes por las vistas panorámicas que ofrecía. A pesar del cansancio, la belleza del entorno natural me proporcionó una especie de energía renovada, como si la propia tierra te instara a seguir.

Es en momentos así, cuando uno realmente comprendes la belleza de estas competiciones, no solo por el desafío físico que representan, sino también por la conexión con la naturaleza y con uno mismo. Bueno lo estás viendo en las fotos, una mejor que otra.

(Sergio, luciendo orgulloso su medalla tras haber bajado el tiempo realizado en la maratón de 100km de la anterior edición de 9h 19min 22seg, esta vez la ha completado en tan sólo 7h 33min 33seg)

Y llegamos al km 104, la subida al Pico de La Calderina (1200 mts. de altitud) es una de las últimas pero con sus 14 km de longitud se convierte en la mas larga y temida.
Exigía no solo fuerza física sino también una mente estratégica. Aquí había que gestionar bien los recursos energéticos. Tomar pequeños descansos, mantener una hidratación adecuada y consumir alimentos ricos en carbohidratos para reponer fuerzas eran esenciales para afrontar lo que se avecinaba.
Los primeros calambres aparecieron, pero como vinieron se fueron, gracias a unos estiramientos previos en el avituallamiento antes de comenzar la subida y por algunos plátanos que me ayudaron un montón, aproveche también para tomar algún que otro gel de los que llevaba conmigo.


(Pico de La Calderina, con sus antenas en lo alto)

La experiencia de la cuesta de La Calderina, me recordó al temido Negreo de los 10000 del Soplao, con sus rampas de hormigón mezcladas con terreno de piedras y muy inestable. Había que también mantener la mirada al frente, ya que el camino es de subida y también de bajada, así que ojo con los ciclistas que bajan a toda velocidad por su pendiente, hay que circular por tu carril bien señalizado y si te sales para evitar la parte sucia, (consejo) mira bien para adelante, previamente!

Tras alcanzar su cima, con sus imponentes antenas, otro avituallamiento de líquidos me esperaba y una refrescante Coca Cola, también aproveché para pedirle a unos de los colaboradores, un poco de hielo y poder bajar así mi temperatura corporal, que a esas horas (más o menos las 2 de la tarde) ya el calor apretaba con sus 37 grados, según me indicaba el Garmin. (aunque siempre exagera un poco)


(Pico La Calderina con sus curvas de hormigón)

De bajada, recuerdo que alentaba al resto de ciclistas, que agotados subían los últimos metros,  ...vamos que no te queda nada! les gritaba.

Y fue en una de sus curvas de hormigón, donde me encontré por primera vez con Miguel que solo le quedaban unos pocos metros de ascenso, yo iba rápido pero me vió y le saludé rápidamente, sin parar continuamos nuestros caminos, pero esa sonrisa y ese pulgar hacia arriba que nos dimos mutuamente, fue suficiente para animarnos. No hay barrita energetica o gel que superé esos momentos. ¡Grande Miguel!

De bajada como os venía diciendo, la naturaleza me mostraba su cara cambiante.
De planicies extensas pasábamos a senderos rodeados de vegetación baja, con cactus y arbustos que parecían necios en querer asomarse al camino.

Al llegar a El Reventón (1.032m de altitud), su nombre ya sugería el desafío que representaba este tramo. Esta era la anterior última subida exigente, fue otra auténtica prueba de resistencia que nos ponía la Titán enfrente.
Cada pedalada se sentía como un mundo, ya estábamos en el km 140 y uno empieza a darse cuenta de que aunque la carrera es una competencia, también es una colaboración implícita entre todos los participantes.
En este punto de la carrera, empecé a relacionarme ya con otros ciclistas con los que compartí avituallamientos y bastantes momentos en el camino, se contaban anécdotas, estados de las bicis, que alguna ya empezaban a notar los kilómetros acumulados y los molestos "ruiditos". 

En mi caso, no puedo decir nada, se portó de lujo. Y bueno nos dábamos palabras de aliento ya que algunos querían abandonar y otros ya derrotados por todo lo anterior comentado, no pensaban continuar. Pero yo no quería escuchar esa palabra, ...RETIRARME?! NO! 
Ya me había pasado en mi último Soplao y está vez no iba a volver a suceder. A que hemos venido, Darío?! Venga, vamos! me decía a mí mismo.

(Rafa en plena carrera)

Venga que ya solo quedaba el tramo final, el Puerto Umbrión, fue una mezcla de alivio y tranquilidad, porque a pesar del cansancio, la cercanía de la meta ofrecía una motivación extra. Cada kilómetro se sentía más largo que el anterior, pero la idea de cruzar la línea de meta mantenía mi espíritu en alto.

(Cerca de Puerto Umbrión)

Está subida al puerto, aunque también agotadora, se convirtió en un símbolo de todos los obstáculos superados durante la carrera. Era la última ya. Cada pedalada se convertía en una afirmación de mi determinación y mi deseo de cruzar esa línea de llegada y verme con el resto de la familia enbiciada.

Finalmente, tras un interminable recorrido lleno de altos y bajos emocionales y físicos, comienzo divisar el último avituallamiento a solo 17 km para llegar a la meta, estamos en el kilómetro 190 y es aquí donde me encuentro con Carlinhos por segunda vez, la primera fue allá por el kilómetro 21, mientras comíamos un bocadillo y tomaba un refresco, nos contamos nuestra experiencia hasta el momento. Los calambres le habían afectado en su rendimiento y por eso decidió, por decirlo así, bajar una marcha y poder llegar así, hasta la ansiada meta. Y cualquiera lo hubiera hecho también, bien por ti campeón! Nos tomamos una foto para inmortalizar el momento.

(A pocos kilómetros de la meta, con Carlinhos)

Ya tranquilo sabiendo que mi tiempo estaba asegurado y entraba en los tiempos de los cortes perfectamente, (no os lo dije antes, pero por si no lo sabían, la prueba tiene diferentes tiempos de cortes, que si no los cruzas a tiempo quedas descalificado), así que es otra cosa a tener en cuenta si quieres terminar. 
Así que tras finalizar mi merecido mini-descanso y agradecer nuevamente a todos los de la organización allí presentes por su ayuda. Cogí la bicicleta, que ya no era de color azul, había quedado tapada por el polvo y era marrón, me dispuse a encarar ya si, los últimos kilómetros hacia Alcázar de San Juan, la meta ya se veía venir pero para eso todavía quedaría poco más de una hora.

(Mi tiempo empleado en la carrera)

Tras llanear los últimos 17 km y tras 12 horas 23 minutos de estar montando en la bici, logré el objetivo de cruzar la meta con alguna que otra lagrimilla de emoción después tanto esfuerzo, había valido la pena llegar hasta donde había llegado...

Fue un momento de triunfo absoluto. La línea de meta no solo marcaba el final de una prueba extenuante, sino también el logro de superar todos los retos propuestos y más después de un año marcado por mis bajas médicas, (una operación de juanete que me dejó en el dique seco por 9 meses y luego de una fractura de radio de mi mano derecha en el mes de Febrero otros 3 meses), el poder estar ahí a tope, viviendo ese momento y orgulloso de lo que sería llegar a completar el reto, es algo que no se puede describir, ni siquiera en este texto.

(Objetivo cumplido, entrando en meta)

Allí estaban el resto de enbiciados que habían ya finalizado su prueba con anterioridad, esperando con los brazos abiertos y caras radiantes de orgullo y alegría.

(Medalla Finisher)

Recuerdo que dejé mi bicicleta a un lado y que un niño me hizo entrega de la medalla que acreditaba haber finalizado. Le di un gran abrazo y le agradecí, fue un momento singular, un testamento tangible del esfuerzo realizado. Las palabras no son suficientes para describir la satisfacción de esos momentos, no os lo podría describir jamás.

(Mi maillot enbiciado con el dorsal)

A continuación, esperamos la entrada de Carlinhos y de Miguel y la jornada concluyó con una cena con los enbiciados, una celebración bien merecida que incluyó risas, anécdotas del recorrido y por sobre todo, una sensación compartida de logro.

En retrospectiva, y como os he dicho al inicio de esta crónica, la Titán de La Mancha no fue solo una prueba de nuestra resistencia física; fue una experiencia humana rica y conmovedora que nos mostró lo mejor del espíritu del ciclismo y del apoyo comunitario. La superación personal y la solidaridad que vivimos en esa jornada quedarán grabadas en nuestras memorias y nuestros corazones, por siempre. 
     

(En el podium con Rafa, Irma e Isidro)

Espero que te haya gustado mi experiencia, pero como dice el lema de la organización de la titán... 

¡QUE NO TE LA CUENTEN, VEN Y VIVELA! 

¡GRACIAS POR TODO, ALCAZAREÑ@S!

Darío
Septiembre, 2024




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