Desplazarse en bicicleta no tiene por qué ser peligroso. Sin embargo, esta actividad requiere unas buenas infraestructuras para que los ciudadanos puedan trasladarse sin problemas. Además, está demostrado que, en el momento en que una ciudad aporta las medidas de seguridad necesarias para proteger a sus ciclistas, en seguida estos se empiezan a animar y aparecen muchas más personas que utilizan este medio de transporte no contaminante. Según diversos estudios, los carriles para bicicleta en el arcén resultan hasta cinco veces más peligrosos para el ciclista que los carriles que comparten espacio con el tráfico rodado.

Cuando se piensa en un modelo de ciclismo por la acera, pensamos en Holanda. Sin embargo, a pesar de que existen muchísimos carriles para bicicleta y los ciclistas tienen suficiente experiencia, según el programa de ciclismo del país, el 40% de los hospitalizados debido a accidentes de tráfico eran ciclistas.