Carmen Rodríguez Santos para abc.es
En la terraza del madrileño Café Gijón que, felizmente, parece que sobrevivirá, Aitana Sánchez Gijón se toma un descafeinado. No es lo corriente, pues confiesa no ser «nada cafetera». Prefiere el té, que consume de manera habitual, y prácticamente siempre antes de salir a escena en cada función. No tiene antes de subir a las tablas rituales especiales ni supersticiones, pero si le gusta tomar tranquilamente un té. El Café Gijón es uno de sus sitios preferidos en Madrid. Considera que es un clásico, con grandes personajes ligados a su historia. Al abandonar la terraza, un camarero le pide un autógrafo para su hija, a lo que Aitana accede con amabilidad. Sobre todo ahora lo frecuenta mucho, al estar ensayando en el cercano Teatro Marquina la obra «Babel», de Andrew Bovell, que se estrena hoy. Dirigida por Tamzin Townsend, la obra, explica la actriz, «es un complejo thriller emocional, donde se refleja, a través de dos parejas, que interpretan a varios personajes, la falta de comunicación entre los seres humanos».

A los ensayos de la obra ha ido en bicicleta: «Me estoy aficionando a ir en bicicleta por Madrid. No me animo con grandes distancias, pero me voy manejando. Estoy muy contenta con el carril-bici que dicen se va a hacer por todo el centro, porque ahora mismo la verdad es que los ciclistas nos jugamos la vida. Aparte de este ejercicio, también practico el pilates y el yoga, que es un punto de referencia que dejo y al que vuelvo. Tuve una etapa en la que hacía mucho yoga, pero ahora hago más pilates. Me sienta muy bien. Me coloca la espalda, me quita los dolores».
Aitana, que confiesa que le gusta mucho comer, compra en supermercados, en mercados tradicionales, y de vez en cuando en tiendas de delicatessen, cuidando de no pasarse mucho el presupuesto: «La crisis nos están afectando a todos». No obstante, dice, le resulta difícil renunciar a un buen plato de jamón de Jabugo, una de sus comidas predilectas.
En la terraza del madrileño Café Gijón que, felizmente, parece que sobrevivirá, Aitana Sánchez Gijón se toma un descafeinado. No es lo corriente, pues confiesa no ser «nada cafetera». Prefiere el té, que consume de manera habitual, y prácticamente siempre antes de salir a escena en cada función. No tiene antes de subir a las tablas rituales especiales ni supersticiones, pero si le gusta tomar tranquilamente un té. El Café Gijón es uno de sus sitios preferidos en Madrid. Considera que es un clásico, con grandes personajes ligados a su historia. Al abandonar la terraza, un camarero le pide un autógrafo para su hija, a lo que Aitana accede con amabilidad. Sobre todo ahora lo frecuenta mucho, al estar ensayando en el cercano Teatro Marquina la obra «Babel», de Andrew Bovell, que se estrena hoy. Dirigida por Tamzin Townsend, la obra, explica la actriz, «es un complejo thriller emocional, donde se refleja, a través de dos parejas, que interpretan a varios personajes, la falta de comunicación entre los seres humanos».
A los ensayos de la obra ha ido en bicicleta: «Me estoy aficionando a ir en bicicleta por Madrid. No me animo con grandes distancias, pero me voy manejando. Estoy muy contenta con el carril-bici que dicen se va a hacer por todo el centro, porque ahora mismo la verdad es que los ciclistas nos jugamos la vida. Aparte de este ejercicio, también practico el pilates y el yoga, que es un punto de referencia que dejo y al que vuelvo. Tuve una etapa en la que hacía mucho yoga, pero ahora hago más pilates. Me sienta muy bien. Me coloca la espalda, me quita los dolores».
Aitana, que confiesa que le gusta mucho comer, compra en supermercados, en mercados tradicionales, y de vez en cuando en tiendas de delicatessen, cuidando de no pasarse mucho el presupuesto: «La crisis nos están afectando a todos». No obstante, dice, le resulta difícil renunciar a un buen plato de jamón de Jabugo, una de sus comidas predilectas.