Francisco Rodríguez
La aventura de ir en bici por Madrid
Tengo que reconocer que, a pesar de haberme movido diariamente en bicicleta durante casi tres años en un país donde llegar a -15º en su largo invierno no es una novedad, me lo tuve que pensar mucho en Madrid antes de lanzarme a montar de nuevo. Por supuesto era debido al tráfico y a la falta de infraestructuras.
La llegada de la bici pública hizo que me replantease el tema, aunque ya llevaba meses con un amigo detrás para que me comprase una y sabía que tarde o temprano, y a pesar de no saber muy bien dónde iba a guardarla, iba a ceder.
Con lo cual, al ver las bicis aparcadas tardé poco en sacarme la tarjeta. Tras los muchos problemas que hubo en el arranque, por fin un día, sin confiar mucho en que fuese a funcionar debido a la experiencia de días anteriores, pasé la tarjeta y la luz verde pasó a roja: la bici era mía.

La llegada de la bici pública hizo que me replantease el tema, aunque ya llevaba meses con un amigo detrás para que me comprase una y sabía que tarde o temprano, y a pesar de no saber muy bien dónde iba a guardarla, iba a ceder.
Con lo cual, al ver las bicis aparcadas tardé poco en sacarme la tarjeta. Tras los muchos problemas que hubo en el arranque, por fin un día, sin confiar mucho en que fuese a funcionar debido a la experiencia de días anteriores, pasé la tarjeta y la luz verde pasó a roja: la bici era mía.
