Resumen del capítulo anterior
Verónika estaba decidida
a no quedarse atrás este verano en su viaje a Laos cuando sus amigos
cogieran la bici. Para ello se apuntó a un curso que le permitió unas
mínimas habilidades en la bici.
Llegando mayo tuvo la primera oportunidad de probar sus nuevas habilidades: Un idílico viaje a la costa azul, donde podría imitar a Bridgitte Bardot paseando con su bici por Saint Tropez.
La realidad fue terrible: Saint Tropez es un sitio atascado de coches deportivos a todas horas, donde además 25.000 motos Harley Davidson hicieron de su soñado paraíso ciclista un camino hacia el infierno.
Entonces fue consciente por primera vez de lo que compraba, tras la inútil experiencia del Decathlon: tenía claro que quería una bici de paseo, con capacidad de carga, pero también que fuera bonita, algo de lo que estar orgulloso por la calle. La manera en que recorres la ciudad también es una decisión estética. ¿Frívolo? Tal vez, pero no se imaginan la de gente que le preguntaba por la calle por la bici con su cesta de mimbre. La moda atrae, y la bici necesita gente.
Llegando mayo tuvo la primera oportunidad de probar sus nuevas habilidades: Un idílico viaje a la costa azul, donde podría imitar a Bridgitte Bardot paseando con su bici por Saint Tropez.
La realidad fue terrible: Saint Tropez es un sitio atascado de coches deportivos a todas horas, donde además 25.000 motos Harley Davidson hicieron de su soñado paraíso ciclista un camino hacia el infierno.
4. Verónika triunfa
Verónika se plantea ir en bici al trabajo... y lo logra
Paradojas de la vida, Madrid con tráfico le pareció a Verónika mucho más manejable que Saint Tropez, y habiendo probado una ruta tranquila factible con nuestro bicifinde, se decidió a comprarse su propia bici para ir al trabajo, algo que le daría un buen rodaje los dos meses que quedaban antes de irse a Laos.Entonces fue consciente por primera vez de lo que compraba, tras la inútil experiencia del Decathlon: tenía claro que quería una bici de paseo, con capacidad de carga, pero también que fuera bonita, algo de lo que estar orgulloso por la calle. La manera en que recorres la ciudad también es una decisión estética. ¿Frívolo? Tal vez, pero no se imaginan la de gente que le preguntaba por la calle por la bici con su cesta de mimbre. La moda atrae, y la bici necesita gente.
