Cuando leo gente que critica nuestra defensa de la bici en la calzada, acusándonos de “excluir a los que no son varones jóvenes atléticos y habilidosos” no puedo evitar pensar en el increíble caso de mi amiga Verónika.
Verónika es joven, aunque no es atlética. Tampoco es varón. Respecto a si es habilidosa, sólo diré que consiguió que su profesor de autoescuela se prejubilase tras demostrarle que no podía controlar todo con sus pedales supletorios, aquél día que ella frenó sin querer en seco en mitad de la M-30. Aprender a conducir era uno de sus anhelos, no para conducir, sino para demostrarse que era capaz. Lo logró con no poco esfuerzo.
Aprender a montar en bici era otro de sus sueños que ella consideraba inalcanzables. No podía imaginar que acabaría superando a no pocos de esos varones atléticos circulando con su bici por Madrid. Lean su historia estas próximas semanas, es digna de mostrarse a aquellos que dicen “no se puede”.
Aviso: Ninguna de las fotos es de Verónika. En parte es por preservar su privacidad, pero también porque las imágenes que hemos encontrado por Internet son mucho más capaces de reflejar con precisión la historia tal y como sucedió. Paradojas de la comunicación.