Artículo de Sebastian Ibold/GIZ China, Nikola Medimorec/SLOCAT, Armin Wagner/GIZ, Julieta Peruzzo /Buenos Aires
Contribuciones de: Linus Platzer/GIZ, Victor Valente/GIZ
Extracto traducido por EnbiciporMadrid
El artículo completo en inglés, mucho más extenso, se puede leer en la web de TUMI
Contribuciones de: Linus Platzer/GIZ, Victor Valente/GIZ
Extracto traducido por EnbiciporMadrid
El artículo completo en inglés, mucho más extenso, se puede leer en la web de TUMI
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 una pandemia mundial. Hasta el 26 de marzo, alrededor de 2.600 millones de personas (incluidos 1.300 millones sólo en India) están recluidos para contener la propagación del virus. Muchos países han cerrado sus fronteras y han impuesto toques de queda, lo que está causando fuertes reducciones en la demanda de transporte también a nivel regional y continental. Es muy probable que el brote del Coronavirus corona tenga un impacto a largo plazo en nuestro comportamiento y estilo de vida individuales, la forma en que trabajamos, consumimos y viajamos. Tanto el transporte público como los servicios de movilidad compartida son, por un lado, vectores para la distribución del virus. Por otro lado, se están viendo gravemente afectados por la prohibición de viajar y por la aversión de la gente a concentrarse en lugares públicos, lo que está provocando una caída en la cantidad de pasajeros y la reducción de la demanda de viajes y transporte.