Era viernes. El pronóstico del sábado aventuraba una deliciosa jornada otoñal madrileña. Me encantan esas mañanas soleadas y frescas. Amaneceres claros, luminosos, retadores… Animan a entrar en calor haciendo ejercicio.
Aunque dormiría en la Sierra Oeste, ¿cómo se circularía «en bici por Madrid» desde el corazón urbano hasta su septentrión? Quería rodar por sus calles desde que era un crío. Entonces iba algunos domingos a montar en bici alquilándola en el Retiro. ¿Sería como circular por Alicante, que es lo que ahora conozco más? ¿Sería como cuando iba en moto a trabajar años atrás?
Según el blog, la cita era a las 9:30 h en Santa Bárbara para ir a la Autónoma. Aunque iban a ser 32 km, me apunté con mi esposa. Nuestras rutas diarias por el norte del Parque Regional de Guadarrama son de unos 20 km. Sin embargo, allí circularíamos sobre asfalto, con menores pendientes y con semáforos. ¿Aguantaríamos?
La mañana siguiente salimos temprano con la impedimenta hacia la gran urbe. A las 9 h ya estábamos sacando las bicis del coche aparcado bajo la plaza de Chamberí. Teníamos tiempo para disfrutar del entorno.
¡Cuántas horas de juego en ella durante los años 50 y 60! Entonces tenía otro aspecto —me refiero a la plaza, aunque yo también, claro—. Tenía un suelo de tierra elevado sobre las calzadas, un terraplén tapizado de hierba con seto perimetral y un kiosko de bebidas junto a Santa Engracia. Los camareros, con camisa blanca y corbata negra, las servían con unos platos de gruesa loza cubiertos de crujientes patatas fritas. Aún las recuerdo.
El tener que estar atento a lo que te rodea es una de las ventajas de la bici. Aunque vayas centrado en llegar al trabajo, o en hacer un recado, tienes más conciencia del panorama. Ves lo que pasa, e intuyes lo que va a pasar, tanto en la calzada como en la acera. En moto era distinto.
Llegamos los primeros a la cervecería. ¡Cagoen!, vamos a tener que esperar a la sombra, y puede que un buen rato —como así fue—. Al poco llega otro ciclista, que se queda separado. ¿Será del grupo? La incógnita desaparece cuando llega MiguelS con su serenidad y su sonrisa, y su pantalón corto. ¡Rediez, qué frío nos llega de esas piernas al aire! ¿Pasaremos calor luego?