Etapa 3. Zafra-Mérida.
16 de AbrilDistancia: 64 km
Distancia acumulada: 222 km
Desnivel positivo acumulado: 422m
El que logra empezar un camino lo tiene ya medio hecho. Séneca
Etapa sencilla a la par que plana que podríamos llamar de transición, y que nos anima a hacer un recorrido turístico a la ciudad de Mérida, añadiendo en torno a 10 kilómetros más a nuestro recorrido (no consta en acumulados). Hemos dejado atrás las zonas de transición entre comunidades y provincias, y sabemos que tenemos etapas por delante más tranquilas, hasta que lleguemos de nuevo a la transición entre la provincia de Cáceres y Salamanca.
Así que iniciamos con ritmo tranquilo, lo que significa que nos damos nuestro tiempo para desayunar, ir a la farmacia, a ver si me calman esa afonía y tos maravillosa, y, como digo, yo sigo con mi dolor de piernas y dificultades para arrancar.
![]() |
Los Santos de Maimona. Las palmeras y naranjos nos dicen que seguimos en tierras muy cálidas. Y ¡qué olor dan esos naranjos! |
Con esas condiciones, y la amenaza de los pobladores de la gasolinera, que nos dijeron que la tierra de barros empieza realmente aquí, nos preguntamos si lo más sensato será ir por camino o carretera. Yo además me acuerdo de que el perfil empieza de subida hacia la Sierra de San Cristóbal, estoy encantada de la vida. Me dejo llevar por el entusiasmo de mis compañeros de ruta, y seguimos camino, que eso de meterse en una nacional no le gusta al cicloturista de montaña.
Así que mis temores y yo seguimos a Jesús y Fernando, cuando según salimos de Zafra vemos un cartel que anuncia a bombo y platillo (bueno, no es para tanto) “Obras de Acondicionamiento del firme Vía de la Plata. 60000 euros”. Empiezo a respirar un poco más tranquila mientras mis compañeros se van alejando de mí en la primera subida. A estas alturas ya hemos empezado a generar ciertas costumbres. Si Jesús no es matutino, que venga dios y lo vea, porque sale por las mañanas escopetado, no hay forma de seguirle. Fernando, que desde el primer momento ha decidido acompasar su ritmo al nuestro, se queda atrás conmigo, aunque alterna un poco la espantada mañanera de Jesús, y mis lamentables primeros kilómetros.