De un cambio de medio a un cambio de planteamiento: empecemos a hablar de “políticas para la Inmovilidad”…y dejemos de dar vuelta como pollos sin cabeza.
Por Emanuele “Piero” Pierobon
Con las lluvias y los atascos otoñales vuelve a estar en auge el debate sobre la movilidad, si es que en algún momento había pasado de moda… Entre los políticos, la “emergencia” constante de los atascos es utilizada por uno u otro bando para lanzarse acusaciones respectivamente de actuaciones ineficaces y de modelos de movilidad equivocados. También en el debate más sosegado entre los técnicos y expertos el foco de atención sigue estando polarizado por el “cómo”, es decir la búsqueda de la solución más adecuada, más qué por el “qué”, entendido como la naturaleza y razón de ser del propio problema.
Sin embargo, con estas líneas quisiera contribuir a una inversión de prioridades y poner una primera humilde piedra en favor de un debate sobre la necesidad de ir pensando en políticas para la inmovilidad y la proximidad. Es decir: si adoptamos una perspectiva estratégica de medio-largo plazo para nuestras ciudades y territorios urbanizados, deberíamos empezar a cuestionarnos seriamente y sistemáticamente sobre la sensatez de la movilidad que generamos, con independencia de cuáles son los medios más o menos sostenibles a los que recurrimos para satisfacerla.

Sin embargo, con estas líneas quisiera contribuir a una inversión de prioridades y poner una primera humilde piedra en favor de un debate sobre la necesidad de ir pensando en políticas para la inmovilidad y la proximidad. Es decir: si adoptamos una perspectiva estratégica de medio-largo plazo para nuestras ciudades y territorios urbanizados, deberíamos empezar a cuestionarnos seriamente y sistemáticamente sobre la sensatez de la movilidad que generamos, con independencia de cuáles son los medios más o menos sostenibles a los que recurrimos para satisfacerla.
