Para el que no le conozca, Javier García Pajares es un hombre simpático, animoso y muy lanzado. Tiene treinta y pocos años y un doble grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas. Hizo un Erasmus y es aficionado a actividades y deportes de lo más variado. Ha subido al Monte Aneto, a varios cuatromiles de los Alpes o al Monte Elbrús, ha organizado viajes de aventura para personas con discapacidad, ha dado conferencias e incluso ha saltado en paracaídas.
Como otros tíos especialmente listos, deportistas y majos que andan por ahí.
Hace unos días completaba el Camino de Santiago desde Roncesvalles. Pero en tándem, no en una bici de las habituales. Y es que Javier tiene un handicap. Una dificultad que, desde los 15 años, le ha puesto las cosas más difíciles que a otros.
Javier no oye y solo tiene un pequeño resto visual. Padece sordoceguera.