De toda la vida, al último que llega siempre se las meten dobladas. Llega de pardillo, sin conocer muy bien el terreno y claro, los veteranos que ya se las saben todas, se aprovechan para sacarles partido gratis o reírse un poco de ellos.
Es lo que les ha pasado a los de los VMP. Venían muy seguros, procedentes en gran medida del coche y la moto, sin problemas para circular en “calzada abierta”, sin esa pesada mochila de la bici, la de circular pegadito a la derecha para no molestar, o la de que la bici es para pasear o hacer deporte pero no es un vehículo de verdad. El suyo es claramente un medio de transporte y además muy eficiente.
Hete aquí que se toparon con los viejos zorros del Ayuntamiento y les hicieron la cama. Primero con una prohibición de circular por acera y calzada, carril bici ya veríamos, o sea por por cualquier vía pública. Tras un esfuerzo titánico de lobby sin precedentes consiguieron el apoyo de diversas fuerzas políticas para lograr in extremis la inclusión como vehículo legal en la última ordenanza de movilidad del ayuntamiento de Madrid. Eso sí dentro de un galimatías de clasificación de vehículos, cada uno con unas restricciones imposibles de memorizar por, digamos, un agente medio de movilidad.
Es lo que les ha pasado a los de los VMP. Venían muy seguros, procedentes en gran medida del coche y la moto, sin problemas para circular en “calzada abierta”, sin esa pesada mochila de la bici, la de circular pegadito a la derecha para no molestar, o la de que la bici es para pasear o hacer deporte pero no es un vehículo de verdad. El suyo es claramente un medio de transporte y además muy eficiente.
Hete aquí que se toparon con los viejos zorros del Ayuntamiento y les hicieron la cama. Primero con una prohibición de circular por acera y calzada, carril bici ya veríamos, o sea por por cualquier vía pública. Tras un esfuerzo titánico de lobby sin precedentes consiguieron el apoyo de diversas fuerzas políticas para lograr in extremis la inclusión como vehículo legal en la última ordenanza de movilidad del ayuntamiento de Madrid. Eso sí dentro de un galimatías de clasificación de vehículos, cada uno con unas restricciones imposibles de memorizar por, digamos, un agente medio de movilidad.