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martes, 11 de agosto de 2020

La Ruta Teresiana, “de la cuna al sepulcro”

Otra Propuesta de Cicloturismo “asequible”

Si a principios de verano os proponíamos el Camino Real de Guadalupe como una ruta ideal para estos días de “incertidumbre” en los que parece complicado ambicionar una de esas Grandes Rutas cicloturistas, hoy os traemos una segunda propuesta de cicloturismo cerca de casa, cómoda y asequible. Tan asequible como que podemos planteárnosla como queramos: desde algo menos de 250 kms hasta los 750 kms.

El verano está aquí, ya casi mediado, y aunque este año ha sido el más atípico de todos (o quizá por eso mismo), lo cierto es hay ganas de coger la bici ¿verdad? Y qué mejor que unir nuestras vacaciones a nuestra eterna compañera. Ponerle el transportín, colgarle las alforjas y salir de casa rodando, sin prisa, dispuestos a hacer de cada día una nueva aventura y llegar allí donde nos lo propongamos con el único motor de nuestras piernas, nuestra cabeza y, sobre todo, nuestro corazón.
La propuesta que os hacemos hoy no sale estrictamente de Madrid, sino desde Ávila, pero tenemos la solución. Como sabéis, nos encantan las rutas intercities. Hemos unido Madrid con Segovia, Guadalajara, Toledo, Cuenca y, cómo no, también con Ávila. Hay distintas opciones para unir ambas ciudades, pero desde Madrid nos separan de Ávila unos 120-130 kms. Eso sí, la opción que creemos más apta para alforjas es nuestro Intercity más salvaje. Aunque entonces un par de locos lo hicieron con alforjas, si, como nosotros, crees que es eso, una locura, puedes salir desde El Escorial, para hacerla perfectamente asequible.


Una vez en Ávila ya comienza la propuesta que os hacemos hoy: la Ruta Teresiana, de la cuna al sepulcro”.
Junto con San Juan de la Cruz, a Santa Teresa de Jesús se le considera la cumbre de la mística experimental cristiana y una de las grandes maestras de la vida espiritual de la Iglesia. Fue la fundadora del Convento de San José en Ávila y de la Orden de las Carmelitas Descalzas.
Esta ruta de peregrinación sigue los pasos de Santa Teresa de Jesús, enlazando la ciudad de Ávila, donde nació y vivió la mayor parte de su vida, con Alba de Tormes, donde falleció.

Se trata de un itinerario de 107 o 117 kms, según se escoja la variante norte o la sur a partir de Mancera de Abajo, que está señalizado con flechas rojas en bordes de aceras, postes de luz, caminos, anversos de señales, piedras o vallas. ¡Lo que nos gusta seguir flechas!
Todos los peregrinos que se dispongan a hacer la Ruta Teresiana pueden recoger la Credencial del Peregrino en las Oficinas de Turismo bien de Ávila o bien de Alba de Tormes, según el sentido elegido.
Sellada la Credencial en los lugares de paso y acreditada con ella la peregrinación, en las mismas Oficinas de Turismo se puede solicitar la certificación de haber completado la peregrinación de la Ruta Teresiana, la llamada “Andariega”.
Se trata de una ruta de dificultad técnica baja, totalmente ciclable, con el único desnivel reseñable a la salida de Ávila y que transcurre en su inmensa mayoría por caminos de tierra cómodos y rodadores, donde la única dificultad te la pones tú según la distancia a afrontar en cada jornada. En resumen, que cumple con todos los requisitos para ser ideal para iniciarse en esto del cicloturismo.
Como le gustaba decir a Santa Teresa de Jesús, “es tiempo de caminar” (o más bien de pedalear). Desde aquí, buen Camino a todos los Andariegos.
Y llegados a Alba de Tormes, ¿qué? Pues si estos primeros 250 kms se te han quedado cortos se nos ocurre que una buena opción es cambiar las flechas rojas de la Ruta Teresiana por las amarillas del Camino de Santiago. ¿Os hemos dicho lo que nos gusta seguir las flechas?
Pero para poder unir ambas rutas nos hace falta llegar a Salamanca, a apenas 25 kms de Alba de Tormes, siendo la manera más cómoda de hacerlo a través del Camino Natural de la Vía de la Plata, que ha sido recuperado para uso de caminantes y ciclistas y sigue el antiguo trazado del tren que unía Plasencia con Astorga, puesto en servicio en todo su recorrido en julio de 1896 y cerrado al tráfico ferroviario desde 1985.
En todo su recorrido se pueden encontrar abundantes restos del pasado ferroviario de este Camino Natural: edificios de estaciones, apeaderos, viviendas de los peones, semáforos, depósitos de agua, cambios de aguja, etc.
Al valerse en todo momento del antiguo trazado del ferrocarril, las rutas que componen este Camino Natural son fácilmente transitables en bicicleta, con un buen firme y sin grandes desniveles.
Recorrido este tramo, nos encontraremos ya en Salamanca. Hasta aquí habremos recorrido unos 275 kms en tantos días o etapas como a cada uno nos resulte más cómodo. Si estos 275 kms son suficientes para ti es una buena opción para poder volver a casa en transporte público. ¿No es suficiente? A partir de aquí podemos empezar a mirar posibilidades y volvernos locos. Se me ponen los dientes largos tan sólo con escribir estas líneas y mirar el mapa.
A partir de Salamanca podemos continuar nuestra ruta por el Camino de Santiago. Desde Sevilla hasta Astorga y pasando por Salamanca transcurre la Vía de la Plata, la cual nos da ya varias opciones si nuestro plan es llegar a Santiago de Compostela.
Se nos ocurren como opciones Vía de la Plata+Camino Sanabrés o Vía de la Plata+Camino del Salvador+Camino Primitivo o incluso unir con el Camino de Norte, pero creemos que la opción más cómoda y sencilla es coger la Vía de la Plata de Salamanca hasta su fin en Astorga y, a partir de aquí, tomar el Camino Francés hasta Santiago de Compostela.
Puede ser una excusa como otra cualquiera para no perderte un buen cocido maragato en Astorga, la subida a la Cruz de Hierro, un impresionante atardecer sobre los viñedos de Cacabelos o la bajada desde O Cebreiro, que no serán más que unos maravillosos entrantes de esa sensación inolvidable que será entrar en la Plaza del Obradoiro.
Si eliges esta opción, de Salamanca a Santiago de Compostela por los Caminos de la Vía de la Plata y Francés transcurren 470 kms, por lo que si realizamos todo el viaje, habríamos rodado un total de 750 kms y, con seguridad, habríamos vivido una gran aventura cada día, superado cada reto y atesorado infinidad de experiencias que nunca podrás olvidar.
En fin, una buena opción para probar un nuevo Camino, empezando prácticamente desde casa y llegar hasta donde se pueda o se quiera, como más nos gusta, sin prisa, disfrutando del paisaje, de la historia, pero siempre, dando pedales.
¿Te animas a probarlo?

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