La reivindicación de la Ciudad 30 es legítima y necesaria pero está coja. Es inviable mientras haya coches. Sí, volvemos siempre al punto de partida: sobran los coches en la ciudad. No, no sobran algunos coches; sobran todos. Y, no, no es una fijación dogmática: es porque los coches son incompatibles con la ciudad a la que aspiramos.

Un coche está diseñado para recorrer largas distancias a altas velocidades: docenas o cientos de kilómetros a un ritmo de casi 3 dígitos. Eso lo hace bien. Arrastra muchas externalidades negativas, sí, ya sabemos, pero, funcionalmente hablando, es una tarea que hace bien. Es normal: los coches actuales están diseñados para eso. Habitualmente habréis oído que los/as automovilistas se quejan de que no pueden ir a 30, que es demasiado lento, que el coche no va bien, que no saben qué marcha usar, que en segunda va muy revolucionado y en tercera se ahoga… tienen razón.