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jueves, 2 de agosto de 2018

Rutillas vacacionales 2018: Covadonga a los Lagos de Enol

Este año me llevé la bici de viaje de vacaciones y ha sido una gran experiencia.



En casi cualquier sitio puede venir bien una bici, pero Asturias tiene varias cosas que la hacen especial.

No se si es psicológico o real pero, con las cuestas que hay y mi estado de forma bastante birrioso, no me quedaba sin fuelle en las cuestas. Es posible que la mayor presión de aire y la mayor cantidad de oxígeno ayuden. Pero esto es igual en cualquier sitio de costa. Aquí lo especial tiene más que ver con el camino de Santiago y con el agua. La lluvia y la humedad, para lo bueno y para lo malo.

Los paisajes tienen un bonito color verde y, en general, los sitios no están demasiado masificados. Eso solo se mantiene a base de lluvia cada pocos días. En los días que he estado allí no hemos tenido dos días seguidos de sol. Pero eso no es problema si es lo que esperas.

Además de paseitos con la peque, la bici la he usado bastante bien para hacer unas cuantas rutas alrededor del Camino de Santiago, que coincide bastante con la costa y que permite irte acercando a las playas.

Estábamos en Ribadesella. El día que la familia quería ir a Vega, hacia el Oeste, cogía la bici y en un rato estaba ahí. Si íbamos a la Espasa, igual, pero añadiendo la dificultad del camino desde Vega, que es un cuestón con piedras embarradas imposible de subir montado. Para bajar, es otra cosa :)
Y alguno de los días, cuando llovía o si la comida era demasiado buena, volvía con la bici encima del coche. Siempre sin portabicis, que ya le he cogido callo.

En esa zona hay tramos bastante bonitos, como este cruce y entrada a una finca.


O este pasadizo, que con la lluvia se transformaba en algo más peligroso de lo que parecía, entre la pendiente hacia delante y la pendiente lateral.


Aunque luego algunas playas no siempre tienen el color habitual. En realidad esto es un tramo anterior a la playa de la Espasa y con marea baja.



Siguiendo hacia Villaviciosa, tenías muchos tramos bonitos más


Y las pequeñas tonterías a las que no me pude resistir:


En la otra dirección, hacia el Este, se hace más complicado seguir las señales del camino, pero me he aficionado al Wikiloc y tiene su gracia. Creo que para android puede estar muy bien el Oruxmaps, pero tengo iphone  y no me ha parecido demasiado caro pagar 5€ por un año.

Aquí el puente medieval de Cuerres.



Aquí uno de los charcos, por la zona del camino a la altura de los bufones de Pría. En este caso el charco es grande pero evitable y con terreno seco alrededor:



Con tanto agua (no siempre evitable) y tanto barro, no siempre es fácil evitar el óxido en la bici. El problema es, sobre todo, que la bici empapada de barro no se secaba por su cuenta los días lluviosos. Y eso sin acercarse al agua del mar y tocando muy poco la arena de la playa, que eso ya si que la machaca. En esta zona, un día completo de bici mojada te deja óxido visible.

Lo que me ha funcionado bien para mantener la bici ha sido darle con una manguera SIN presión y sin jabón para quitar el barro, darle con un secador de pelo y papel de cocina para secar y luego engrasar con aceite ligero la cadena y cambios. Prácticamente todos los días. Mi bici encantada, claro. Ruta, barro, agua, limpieza y aceite. No puede pedir más. Ya haré una buena limpieza con desengrasante más adelante.

Como remate y viendo que la cosa iba bien, el día anterior a volvernos, se me ocurrió que podría hacer una ruta de las más típicas-potentes-conocidas de la zona. Del Santuario de Covadonga a los Lagos. La ruta mínima son unos 12 km de subida continua con algo más de 1000 m de desnivel.

Tenía la dificultad de que no podía elegir el día y daban lluvia fuerte.
No salí por la lluvia, que caía abundante por la mañana temprano. Empezar una ruta así son ganas de acabar harto, así que me quedé en casa. Un poco tenso, comiéndome las uñas y subiéndome por las paredes. Y a media mañana dejó de llover. El cielo estaba cubierto, pero sin lluvia. Comí pronto, eché la bici al coche y en un rato estaba ahí, aparcado frente a la Basílica.

Saqué la foto así "encuadrada" para que se vea la pegatina que me dio mi amiga Ángela, de Pedaladas por el Tourette


Aquí la Santa Cueva y la fuente de los siete caños. No suelo sacar las fotos tan borrosas :-(


El sitio impresiona, por su arquitectura, su naturaleza y por el fervor religioso de mucha de la gente que se veía por aquí. Al margen de que yo sea religioso o no.

No había demasiada gente, en parte por las previsiones meteorológicas y en parte porque no hacía falta mucho satélite para ver que todo estaba mojado... y más que lo iba a estar. Pero yo ya estaba subiendo.

Me sorprendió la carretera, un firme magnífico, buen asfalto y buenas líneas delimitando. Un poco estrecho para dos direcciones pero mucho mejor que lo que cabía esperar en una carretera de montaña.

El peligro son los autobuses y la enorme trampa que se oculta en la foto (aunque no te des cuenta)


Al poco de empezar a subir, oigo un autobús que viene detrás y, para dejarle paso, me puse a circular por donde ves la bici. Una cuneta de hormigón con una pequeña pendiente lateral llena de verdín húmedo. La rueda delantera dijo que se iba de lado y estuve a punto de caerme ahí mismo con un autobús enorme adelantándome. Ni metro y medio ni leches.

Visto el tema y que, según iba subiendo, se ponía todo un poco más difícil, encendí las luces y para cada autobús que subía o bajaba, yo me paraba y me salía de la carretera. Un poco coñazo, sí, pero bastante seguro.

A partir del tercer o cuarto  kilómetro, empezó la niebla. No hacía frío pero sí una lluvia fina y cada vez la niebla más cerrada. Aquí el mirador de la reina, o su sauna o vete tú a saber qué:


Y aquí un autobús. Pase usted.



Los autobuses se comunican entre ellos con radio para evitar cruzarse en curvas o zonas peligrosas.

Hubo un punto en el que tenía una sensación bastante surrealista. Con visibilidad muy baja, oía muchísimos cencerros desde todas direcciones pero no veía ningún animal. Ni ovejas ni vacas. Nada. Era lo de "oyes campanas y no sabes dónde" literal. Ahí hay un peligro importante y son los perros que a veces tienen los pastores... Seguí despacito y hasta arriba.


Dí una vuelta por ahí, llegué a ver el borde del lago, me encontré con unos que habían venido en autobús y que igual esperaban ver otra cosa. Pobrecicos jeje. Yo sabía a lo que iba y estaba (chapoteando) encantado. Luego he visto fotos de los lagos y son muy bonitos, sí.

Después de alguna vuelta más, me puse a bajar. Con niebla y lluvia hacen falta las gafas (llevo las transparentes baratas del Deca) pero las gafas se llenan de gotas en marcha y se empañan en parado. No creo que haya soluciones mágicas aparte de ir con muucho cuidado.

Por la zona del ganado oí unos ladridos y vi por el rabillo del ojo un perro grande y oscuro correr por el prado. Le vi porque no estaba lejos, pero yo iba ya lanzado y se quedó atrás en seguida. ¿Y si ese perrazo me sale en la subida? Supongo que al primer ladrido habría hecho gala de cobardía y velocidad y me habría vuelto a toda leche. No sé.

En un rato estaba ya abajo. Cansado, empapado, entero y encantado. Ha sido un remate magnífico a las rutas que he ido haciendo por la zona. Luego a Madrid, a secarnos, a aprovechar el tiempo de otra forma y a seguir disfrutando lo que se pueda.

Otros estáis empezando las vacaciones, disfrutadlo!

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