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martes, 2 de abril de 2019

Clásica cicloturista Bilbao Bilbao 2019.

Este año ha sido fantástico. El que viene, más


En 2015 fui a la Bilbao Bilbao y, entre el frío que pasamos, y lo poco en forma que he estado después algunas veces, no había vuelto a ir.
Este año, hace ya un par de meses, varios amigos nos propusimos ir. Aprovechando mi nueva gravel, he tenido ocasión de retomar algunas buenas costumbres y estábamos todos suficientemente en forma como para ir a disfrutar la ruta.



La clásica Bilbao-Bilbao son 115 km, pero este año (igual que el pasado) prepararon también una ruta corta de 85 km que evita el alto de Morga y una larga, de 125 km, que añade el alto de Vivero.
Como llegamos el viernes por la noche, el sábado tuvimos ocasión de probar un poco las bicis y dar un paseo previo por la zona. Fue una alegría que nos acompañase Jesús, de Forum. Lástima que al día siguiente, en la ruta, no pudiese venir por tener otros compromisos deportivo- familiares, aunque sé que se lo hubiese pasado muy bien, que el sábado iba en una gravel en la que se le veía de lo más cómodo.

La zona me gustó para bici flaca, con carreteras anchas, pendientes suaves y tan poco tráfico que nos cruzamos con más bicis que coches. Supongo que algo tendría que ver con la ruta del día siguiente.

Después del pequeño calentamiento bicicletero, fuimos ir al centro de Bilbao a comer de pinchos. La ciudad está absolutamente preciosa. Empezamos por la zona de Pozas y García Rivero con unas gildas, luego por El Globo, en Diputación, a tomar unos pinchos de txangurro (espectaculares) y luego hacia el Casco Viejo y el mercado de la Ribera. Unos poquitos hidratos de carbono y de lo que no son hidratos de carbono para el día siguiente.

El domingo teníamos intención de hacer la ruta larga. Aunque la salida y la llegada se hace en el mismo sitio para las tres y no hace falta avisar antes de la que eliges, se hace sobre la marcha, pero conviene ir mentalizado desde el principio. Los que tienen previsto ir más lento salen los primeros, a las 8 y hay una salida cada 15 minutos hasta la última salida a las 9, cuando salen los que van a ir a toda leche.
Este año batieron el récord de gente con algo más de 8.400 participantes. Con un tiempo y unas previsiones buenísimas, se apuntó mucha gente hasta el último minuto y eso se notaba en la salida.

El domingo de la prueba, fuimos en coches para aparcar en el centro comercial que está en la salida. Ibamos pronto, pero la última media hora la empleamos en recorrer 500 metros hasta la entrada del parking y, justo cuando ibamos a entrar, nos dicen que está lleno. Qué nervios, pues sí que empezamos bien. Si tardamos en salir, tendríamos que ir toda la ruta muy rápido. Nos alejamos un poco, encontramos sitio para aparcar en seguida y volvimos para salir inmediatamente.

Los primeros 10 km fueron en modo "fiesta de la bici". Calles cortadas, yendo muy despacio a ratos y las calles cubiertas de bicis en todo lo que alcanzaba la vista.
Luego al llegar a la ría y antes de Getxo ya se podía uno mover.
Hacía fresquete, unos 8 grados con mucha humedad. Luego terminaríamos con 10 grados más. Unas temperaturas perfectas para esa ruta.

Tuvimos que parar algunas veces, lección aprendida para la siguiente: las bicis nuevas hay que probarlas bien antes de hacer una ruta así.
Los puertos eran suaves, pasamos por unos paisajes preciosos y todas las carreteras estaban cortadas por donde pasábamos, y es que había muchísimas bicis. Una gozada.



El avituallamiento estaba en el km 65. Bebida isotónica de colores, plátano, unos sobaos riquísimos y unas galletitas con nata que me encantan. Esto siempre sienta bien y, al estar antes de elegir la ruta (corta, clásica o larga), permite a unos y otros hacerse a la idea de cómo van a seguir. En nuestro caso, íbamos muy justos de tiempo para poder hacer la larga, que a partir de una hora la cerraban.
Los que hicieron la ruta larga casi llegan fuera de tiempo, entre otras cosas por un inoportuno pinchazo, que no respetan ni a las bicis buenas (jeje)
El tramo final, por la carretera junto a la ría se hace duro, con algo de pendiente y grupetes de gente a rueda muy rápidos. Divertido pero cansado y, como siempre que se rueda en grupo, con mil ojos.

A la llegada volvíamos a tener atasco, pie a tierra casi un kilómetro. Ningún problema, las prisas se gastan subiendo puertos, no en la llegada.



A la llegada , pasábamos de nuevo por delante del edificio de la Diputación. Ya habrá más ocasiones de tomar pinchos por ahí, que para ese día teníamos alubias en la lonja de Patxi ;-)




Y aquí está el trofeo, una bonita figurita con la fecha, pero el premio es mucho mayor: todo un fin de semana con familia y amigos, centrado en montar en bici, comer bien y ver sitios bonitos.
¿Qué más se puede pedir?




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