A continuación reproduzco el artículo firmado por Ignacio Peralta, en CJM Sport-Alpcross el domingo 26 de abril, sobre la necesidad de que las empresas e instituciones se impliquen en el aparcamiento cómodo y seguro de las bicicletas de sus empleados.
Un buen artículo en el que echo en falta la necesidad del uso de candados de seguridad buenos, cierres de seguridad en ruedas/sillín y el uso urbano de bicicletas, a poder ser, normales de coste bajo. Con esos consejos podremos usar la bici para compras o recados intermedios entre casa y trabajo.
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Parece que el final del confinamiento se acerca poco a poco, que se comienza a ver luz al final del túnel, que muy pronto estaremos regresando a nuestro día a día y recuperando nuestra libertad.
Ante toda esta confusión, ante todo este “¿y cómo lo haremos?”, la bicicleta aparece como una gran aliada, como una herramienta fabulosa, como una herramienta casi me atrevería a decir que indispensable para ayudarnos a los futuros desplazamientos. Sabemos que cuando volvamos a activarnos, cuando recuperemos nuestra normalidad, deberemos de mantener ciertas normas de seguridad para mantener a este virus bajo control y eso pasa, principalmente, por disponer de cierta distancia de seguridad entre nosotros cuando nos desplacemos.
Ante esta nueva realidad de desplazamiento, no cabe ninguna duda que los medios de transporte habituales como el metro o los autobuses en las ciudades serán cuando menos, cuestionables. Y es por este motivo, junto con los consabidos beneficios que montar en bicicleta trae para quien lo practica y para la sociedad en su conjunto (más salud, menos estrés, menos ruidos, menos contaminación, etc), por los que la bicicleta se erige como una fabulosa opción para el desplazamiento.
Ahora bien, la pregunta que muchos nos hacéis y que nos hacemos es: “fantástico, uso mi bicicleta para desplazarme al trabajo o a donde tenga que ir y, al llegar, ¿dónde aparco mi bici?”. Y no nos falta razón.
Es una realidad que todos conocemos los grandes problemas que hay en cuanto a robo de bicicletas o, en su defecto, partes de la bicicleta cuando las dejamos aparcadas en la calle. Es una opción de transporte que muchos de nosotros elegiríamos para desplazarnos pero que desgraciadamente, tanto por este riesgo de robo, junto con la falta de infraestructuras seguras para desplazarnos, hace que finalmente optemos por otras formas de movilidad.
Por este motivo, y ahora más que nunca, insto a todas las administraciones públicas y edificios gubernamentales a dotar o habilitar en sus instalaciones, edificios, párquines (cada uno donde pueda) un espacio claro, amplio y seguro para poder dejar nuestras bicicletas. Es responsabilidad de los gobiernos velar por seguir protegiendo la salud de todos nosotros cuando esta primera fase termine y eso pasa, en primera instancia, por la prevención.
De igual forma, animo a todo el sector privado en su conjunto, con independencia del tamaño de su empresa o negocio (desde una gran empresa con fuertes instalaciones, hasta un pequeño despacho de abogados o comercio minorista, por poner algunos ejemplos) a que nos ayuden a habilitar espacios seguros para dejar nuestras bicicletas cuando lleguemos al trabajo. Cada uno como pueda, sea mucho, sea poco, todo ayuda. Sería fantástico.
Estoy convencido de que esta etapa extraña, estas circunstancias que nos está tocando vivir, ayudará a buen seguro a replantearnos muchos de nuestros hábitos, muchas de nuestras costumbres y, sin ninguna duda, una de ellas será el cómo me desplazo al trabajo o destino.
Si estás de acuerdo conmigo, si piensas que es necesario esta transformación de las ciudades y centros de trabajo para poder ayudarnos a desplazarnos en bicicleta, comparte este artículo con todos tus amigos, conocidos y animemos entre todos a esta transformación. Si formas parte de una empresa, ayuntamiento o negocio y puedes ayudarnos en esta tarea, todos te lo agradeceremos.
Consigamos que la bicicleta sea uno de los principales medidos de transporte en nuestro país, nos ayude a mantener las ciudades más limpias y silenciosas y, lo más importante, nos ayude a mantenernos sanos y en forma.
Un buen artículo en el que echo en falta la necesidad del uso de candados de seguridad buenos, cierres de seguridad en ruedas/sillín y el uso urbano de bicicletas, a poder ser, normales de coste bajo. Con esos consejos podremos usar la bici para compras o recados intermedios entre casa y trabajo.
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Parece que el final del confinamiento se acerca poco a poco, que se comienza a ver luz al final del túnel, que muy pronto estaremos regresando a nuestro día a día y recuperando nuestra libertad.
Ante toda esta confusión, ante todo este “¿y cómo lo haremos?”, la bicicleta aparece como una gran aliada, como una herramienta fabulosa, como una herramienta casi me atrevería a decir que indispensable para ayudarnos a los futuros desplazamientos. Sabemos que cuando volvamos a activarnos, cuando recuperemos nuestra normalidad, deberemos de mantener ciertas normas de seguridad para mantener a este virus bajo control y eso pasa, principalmente, por disponer de cierta distancia de seguridad entre nosotros cuando nos desplacemos.
Ante esta nueva realidad de desplazamiento, no cabe ninguna duda que los medios de transporte habituales como el metro o los autobuses en las ciudades serán cuando menos, cuestionables. Y es por este motivo, junto con los consabidos beneficios que montar en bicicleta trae para quien lo practica y para la sociedad en su conjunto (más salud, menos estrés, menos ruidos, menos contaminación, etc), por los que la bicicleta se erige como una fabulosa opción para el desplazamiento.
Ahora bien, la pregunta que muchos nos hacéis y que nos hacemos es: “fantástico, uso mi bicicleta para desplazarme al trabajo o a donde tenga que ir y, al llegar, ¿dónde aparco mi bici?”. Y no nos falta razón.
Es una realidad que todos conocemos los grandes problemas que hay en cuanto a robo de bicicletas o, en su defecto, partes de la bicicleta cuando las dejamos aparcadas en la calle. Es una opción de transporte que muchos de nosotros elegiríamos para desplazarnos pero que desgraciadamente, tanto por este riesgo de robo, junto con la falta de infraestructuras seguras para desplazarnos, hace que finalmente optemos por otras formas de movilidad.
Por este motivo, y ahora más que nunca, insto a todas las administraciones públicas y edificios gubernamentales a dotar o habilitar en sus instalaciones, edificios, párquines (cada uno donde pueda) un espacio claro, amplio y seguro para poder dejar nuestras bicicletas. Es responsabilidad de los gobiernos velar por seguir protegiendo la salud de todos nosotros cuando esta primera fase termine y eso pasa, en primera instancia, por la prevención.
De igual forma, animo a todo el sector privado en su conjunto, con independencia del tamaño de su empresa o negocio (desde una gran empresa con fuertes instalaciones, hasta un pequeño despacho de abogados o comercio minorista, por poner algunos ejemplos) a que nos ayuden a habilitar espacios seguros para dejar nuestras bicicletas cuando lleguemos al trabajo. Cada uno como pueda, sea mucho, sea poco, todo ayuda. Sería fantástico.
Estoy convencido de que esta etapa extraña, estas circunstancias que nos está tocando vivir, ayudará a buen seguro a replantearnos muchos de nuestros hábitos, muchas de nuestras costumbres y, sin ninguna duda, una de ellas será el cómo me desplazo al trabajo o destino.
Si estás de acuerdo conmigo, si piensas que es necesario esta transformación de las ciudades y centros de trabajo para poder ayudarnos a desplazarnos en bicicleta, comparte este artículo con todos tus amigos, conocidos y animemos entre todos a esta transformación. Si formas parte de una empresa, ayuntamiento o negocio y puedes ayudarnos en esta tarea, todos te lo agradeceremos.
Consigamos que la bicicleta sea uno de los principales medidos de transporte en nuestro país, nos ayude a mantener las ciudades más limpias y silenciosas y, lo más importante, nos ayude a mantenernos sanos y en forma.
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