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lunes, 13 de abril de 2020

Dos semanas con el Wahoo Kickr Smart Trainer

Por David Durán

Lo cierto es que nunca se me había pasado por la cabeza la compra de un rodillo para bicicleta: sabía de su existencia, pero ni tengo reparos a la hora de salir bajo cualquier condición climática, ni he seguido antes un plan de entrenamiento; aunque no es menos cierto que nunca había apreciado mi (mejor o peor) estado de forma como en la actualidad. Y es que tras una lesión que me ha impedido disfrutar del cicloturismo como solía durante los últimos 5 o 6 años, por fin he vuelto a soñar con volver a hacer cosas grandes, con superarme. ¿Hay mejor motivación que esa?

Con el SARS-CoV-2 ya campando a sus anchas por nuestro país y con la experiencia del largo confinamiento chino en mente, intuí que no era momento de dedicar demasiado tiempo a hacer averiguaciones en Internet sobre rodillos; comprara lo que comprara, le iba a dar buen uso. Así que decidí liarme la manta a la cabeza y comprar el que hasta el momento es el rodillo de referencia del mercado.





De los diferentes rodillos que podemos encontrar (de rulos, fijos magnéticos, fijos de fluido...) el Kickr es un rodillo fijo inteligente de transmisión directa, buque insignia de la marca estadounidense (tanto por sus prestaciones como por ser la elección de algunos equipos ciclistas profesionales para sus entrenamientos indoor). Como rodillo de transmisión directa, se instala en el lugar de la rueda trasera de nuestra bicicleta; mientras que, al ser inteligente, es capaz de conectarse a diversos sensores y aplicaciones, y también de regular electrónicamente su resistencia a nuestras pedaladas.
Cualquier rodillo que cumpla estas características ofrecerá, a priori, las siguientes ventajas sobre otros tipos de rodillo:
  • Son mucho más silenciosos
  • No hay desgaste de la cubierta de la rueda trasera
  • Producen una mejor sensación de recorrido
  • Miden la potencia desarrollada de forma más precisa
Respecto a los inconvenientes de este tipo de rodillos podríamos enumerar:
  • Como habréis podido imaginar, son los más caros
  • No todos incluyen piñonera, por lo que en algunos casos habría que hacer un desembolso extra
  • Han de ser compatibles con el tipo de fijación de los bujes de nuestras ruedas
En relación a estas apreciaciones, tanto el diseño como el contenido con que se empaqueta el Wahoo Kickr lo hacen destacar respecto a rodillos de su tipo por:
  • Silencio: el rodillo es prácticamente silencioso (o como se suele decir en mercadotecnia, virtualmente silencioso)
  • Sensación de recorrido: su rueda de inercia permite dejar de pedalear y continuar pedaleando “por donde se dejó” (aunque, evidentemente, el rodillo no nos empujará en el caso de pendientes negativas y al rato terminará deteniéndose)
  • Incluye una piñonera de 11 velocidades
  • Incluye adaptadores de diferentes longitudes y para todo tipo de fijaciones: cierre rápido, eje pasante, Boost...

Instalación

Precisamente por eso último, la parte mecánica del proceso de instalación (esto es, su fijación en el eje trasero de nuestra bicicleta) es coser y pedalear: y es que, independientemente de la bicicleta que uno tenga, hay posiciones para todos los tamaños de rueda y se incluyen adaptadores para todos los tipos de buje. Es decir, que uno encarga el Kickr y no tiene que preocuparse de conseguir nada más.
Por contra, y como suele ocurrir con este tipo de tecnologías digitales, es la segunda parte del proceso la que puede resultar más tediosa o problemática: emparejamiento de dispositivos, actualización de firmwares, calibración del rodillo (que hay que repetir cada 2 semanas, por cierto), instalación del sensor de cadencia... y que todo vaya perfectamente bien, que no siempre es el caso.
Es en ese punto de tenerlo todo listo donde, pese a mi destreza en estas lides, me siento profundamente confundido: ¿cómo narices cargo un fichero GPX en el rodillo para que éste simule el perfil de una ruta? La respuesta es que esto no es posible de forma directa, ya que la app de Wahoo Fitness que hemos instalado para configurarlo todo no ofrece esa funcionalidad; de modo que nuestras opciones pasan por:
  • Hacerse con uno de los ordenadores de bicicleta de la misma marca, con el nada desdeñable desembolso extra que eso supone.
  • Darse de alta en Bkool o servicios similares de ciclismo virtual, algo que probablemente ya tenga en mente quien adquiere uno de estos rodillos inteligentes. Aunque son servicios de pago, considero que son perfectamente asequibles para la mayoría; y más teniendo en cuenta que se suelen incluir 3 meses de regalo con la compra del rodillo. Personalmente, lo que más me escama de esta opción es lo que se refiere a la privacidad de mi información deportiva y de salud, de la que pierdo el control porque pasa a estar en manos de Bkool y compañía.

Experiencia de uso

Bien, en primer lugar me gustaría dejar claro que el Kickr es el primer rodillo de cualquier tipo que pruebo, y que de los diferentes modos de entrenamiento que ofrece, hasta ahora tan solo lo he utilizado para seguir rutas. Éstas son mis impresiones:
  • Dado que ni Wahoo ni Bkool cuentan con un software para móviles, centros multimedia o televisores inteligentes, preparar cada sesión me resulta tedioso: enciendo la TV, abro el simulador de Bkool en el PC y busco la ruta que quiero seguir, envío la imagen del PC al televisor y, por último, doy comienzo a la sesión con la app Bkool Remote que tengo en el móvil (una aplicación que deja muchísimo que desear). Y quien no disponga de una forma para enviar la imagen del PC a la TV tendrá que ingeniárselas para colocar el rodillo y el ordenador uno delante del otro.
  • Los primeros días la sensación de recorrido fue “rara” y no me permitía disfrutar del todo o comparar con las sensaciones que tengo normalmente sobre la bicicleta, algo que achaqué a mi falta de costumbre con los desarrollos que ofrece la piñonera de carretera que viene de serie. Tras cambiarla por la 11-42t que utilizo habitualmente y ajustar un poco el desviador trasero, me sentí mucho más a gusto (el proceso a seguir es exactamente igual que al cambiar la piñonera de cualquier rueda).
  • Me ha sorprendido muy gratamente la estabilidad del conjunto (incluso sin la alfombrilla de Wahoo que se vende aparte), permitiéndome pedalear de pie tan duro como puedo.
  • En estas 2 semanas he tenido un problema de pérdida de conectividad que me ha obligado a desemparejar y volver a emparejar el rodillo con la aplicación de Wahoo.
  • Al analizar las gráficas de la potencia desarrollada también llegué a pensar que estaba teniendo micro cortes en la conectividad (por la variabilidad que presentaban), pero tras consultar con otros usuarios del Kickr, se trata de algo normal cuando la ruta exige bastantes cambios de marcha y dada la sensibilidad de su potenciómetro (de hecho, en sesiones en un mismo desarrollo, la potencia desarrollada es constante).

Conclusiones

A favor:

  • La sensación de recorrido permite que el disfrute sobre el rodillo sea máximo.
  • El diseño: plegable, muy estable y con un asa para su fácil transporte.
  • La instalación mecánica es fácil y rápida.
  • Lo silencioso que es.

En contra:

  • La app de Wahoo para móviles no permite cargar ficheros GPX en el rodillo para seguir una ruta.
  • Falta de opciones a la hora de escoger piñonera (incluye una 11-28t).

En definitiva, y como puedes ver, la lista de pros es más extensa y relevante que los pocos detalles en contra que he podido encontrarle a este rodillo; de modo que si puedes permitírtelo, ¡no lo dudes!

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