Una ruta dura... o no tanto
“Un buen viajero no tiene planes fijos ni tampoco la intención de llegar”
Lao Tse
Lao Tse
Los grandes retos merecen una buena preparación. Aunque muchas de nuestras rutas transcurren por recorridos conocidos, y algunas han llegado ya a convertirse en clásicas, a menudo nos gusta probar nuevas vías, para descubrir nuevos paisajes, maneras diferentes de alcanzar el objetivo. Pero eso entraña un cierto margen de aventura...
Cuando estas exploraciones afectan al recorrido de uno de nuestros retos, nos gusta ensayarlas antes, de manera parcial. Por una parte, nos ayudan a depurar la ruta que vamos a recorrer, ver puntos conflictivos y buscar alternativas para no encontrarnos con sorpresas el gran día, o determinar cuan duro es el terreno al que nos enfrentaremos.
Cuando estas exploraciones afectan al recorrido de uno de nuestros retos, nos gusta ensayarlas antes, de manera parcial. Por una parte, nos ayudan a depurar la ruta que vamos a recorrer, ver puntos conflictivos y buscar alternativas para no encontrarnos con sorpresas el gran día, o determinar cuan duro es el terreno al que nos enfrentaremos.
Por otra, ayudan a los participantes a estimar si están preparados para el gran reto.
Este mes (7 de Agosto), nos proponemos hacer la travesía Madrid-Avila, pero por una ruta alternativa a la que usamos el año pasado. Si hasta ahora siempre hemos tomado la ruta que, pasando por Robledo de Chavela y Herradón de Pinares nos lleva al temible Puerto de las Pilas, este año queremos probar una nueva Ruta, que desde el Escorial nos haga subir el puerto de Abantos, una subida no menos temible, pero mucho más ciclable, al transcurrir por una carretera abandonada (cortada al tráfico), para desde ahí, tomar la pista que une varios campos de aerogeneradores de la Sierra de Malagón.