- Hay 'periodistas' que no se conforman con calificar de 'tontos' a los ciclistas y a los que defienden la bicicleta, y ahora se convierten en 'peatones militantes'. Por su interés ¿?, os mostramos un artículo escrito por Ignacio Ruiz Quintano, hoy 1-6-2010 en el diario ABC
El ciclista militante es una variedad española del ciclista. Circula por la acera molestando, y si le afeas su conducta, te planta cara, porque él, además de ciclista, es militante y está salvando al planeta. «¡Que podemos ir por la acera! -me dijo a mí un ciclista militante de barba capuchina, que me había dado un empellón para pasar entre un árbol y una moto aparcada-. ¿Es que usted no lee el periódico?» Hablan del periódico global en español como si fuera el Boletín Oficial del Estado. Intenté hacerle ver que el periódico global en español todavía no tiene jurisdicción sobre la circulación, y que andar en bici por la acera está prohibido por la ordenanza municipal y, desde luego, por el sentido común. «¿Qué pasa, que le j...? -me dijo entonces el ciclista militante-. ¡Pues que le j... menos!» Y siguió pedaleando con la fe del que, en efecto, cree estar salvando al planeta. Ahora el Ayuntamiento ha aplazado su plan de alquiler de bicis, y los ciclistas militantes, ese sueño que Franco le confiara a Ridruejo, han echado mano del manual de cálculo para merluzos de Al Gore y les sale que lo que el Ayuntamiento ahorre en alquiler de bicicletas lo gastará en combatir la polución. Pero estamos en la guerra del espacio, no en la de la polución. El ciclista militante no le quita el sitio al coche, sino al peatón, pero lo que nadie explica es por qué el Ayuntamiento se gasta el dinero en construir carriles para bicicletas cuando para las bicicletas todas las aceras son carriles. Y como son militantes, estos ciclistas amenazan con más movilizaciones, es decir, con más bicis por las aceras, porque por la calzada, curiosamente, sólo pedalean las mujeres, dejando la conquista de la acera a esos chulánganos del «¿qué pasa, que le j...?». Ya se supone que mucho sindicalista vertical, al no tener trabajadores a quienes dar la brasa, se apuntarán al rollo del ciclismo militante, que es una cosa con la que poderse desahogar. El lenguaje los delata.